Capítulo 24: Harry

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Las mejillas de Matt se ruborizaron al instante, recordándome a ese momento de la Navidad cuando encienden las luces por primera vez y la gente observa con emoción el espectáculo.

Así me sentía yo, en la felicidad absoluta.

Y así era él, un espectáculo.

Pude ver que intentaba decir algo, pero no llegaba a conseguirlo. Su labio se limitaba a temblar de una manera tierna y adorable, mezcla del asombro.

Al ver que prácticamente se encontraba en estado catatónico, me apresuro a hablar yo:

- Sé que es una locura -me acerco y le tomo de las manos- ¿Pero no es así el amor? Es decir, querías... necesitabas que te demostrara lo que sentía. Y aquí está.

Él sigue mirándome perplejo, sin poder apartar la vista ni un sólo segundo del tatuaje que ahora descansaba sempiterno en mi pecho.

- También sé cómo eres, y sé que -río de forma nerviosa- de poder hablar, me dirías que un tatuaje es para siempre. Pero esta es mi forma de demostrarte que lo nuestro también lo es, y que ni me planteo que así no lo sea.

Tomo aire.

Iba a decirlo...

- Porque te am...

No puedo terminar la frase. El móvil empieza a sonar. Y... era el tono de Esther.

Me sorprendió ver que no lo había cambiado, pero supongo que no debo preocuparme... ¿Verdad?

Él me mira suplicante, buscando saber qué hacer.

- No importa -digo apartándome para darle espacio- Lo mío puede esperar -añado forzando una pequeña sonrisa.

Matt asiente y coge el teléfono, volviendo al estado anterior de no poder decir nada.

Y eso me preocupa.

Por ello, coloco mi mano en su brazo de forma tranquilizadora y le hago una seña de que me voy al cuarto.

Tal vez así sea capaz de hablar.

No puedo dejar de pensar en su reacción... Repitiendo en mi cabeza cada gesto, expresión y movimiento por su parte.

¿Por qué le había sorprendido tanto? ¿Es que no piensa que vayamos a durar?

Entiendo que es algo fuerte pero...

¿Es para tanto? ¿De verdad me había pasado?

Simplemente he plasmado en mi piel lo que no era capaz de decir con palabras...

Matt es un chico muy práctico y racional, y eso lo entiendo. Supongo que yo soy más de dejarme llevar.

Pero tal vez me había dejado llevar demasiado...

¿Y lo del tono de Esther? ¿Por qué no lo había cambiado?

Y si Matt y ella... No. Eso es imposible.

No puedo más. Me descalzo, me quito la camiseta y me tiro a la cama. Luego decido meterme en internet para despejarme un poco.

Tremendo error.

Al encender el móvil me encuentro con cientos de miles mensajes, y todos ellos diciendo lo mismo: "Mira el tweet de Esther."

Empiezo a dudar si hacerlo o no. Seguramente tendría algo que ver con la llamada, así que era importante. Y tras esto... tal vez no podría soportarlo.

Transcurren varios minutos en los que observo absorto la pantalla de vidrio que tengo ante mí. Sin saber qué hacer, sin atreverme a pulsar ese icono azul de la aplicación.

Y entonces, un mensaje de Dom me saca de dudas: "Twitter. Esther. Ya."

Dom es la clase de persona que envía largos textos e interminables audios para expresar aquello que quiere decirte. Si escribía así, es que era grave, y no podía evitarlo durante más tiempo.

Fuera lo que fuese, debía afrontarlo.

Me meto en Twitter y busco el perfil de Esther.

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Y allí estaba... El motivo de la llamada a Matt. El motivo del mensaje de Dom... Y la causa de que mi mano me fallara y el móvil se me cayera en la cara.


Esther iba a dar a luz... Y Matt iba a ser padre.

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