Capítulo 1.- Javier

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Mi padre había decidido comprar una nueva casa, era exageradamente grande, tenía 8 cuartos y 10 baños ¡10 malditos baños! Mi padre era dueño de una empresa multinacional, como muchas personas dicen, nací en cura de oro. La casa era bastante bonita eso no lo podía negar y mi habitación era la más grande de todas, tenía un gran ventanal y la cama era bastante grande. Mi vida de cierto modo era muy fácil, era cierto tenía muchos lujos, pero tampoco me gustaba abusar de todo dinero que tengo.

— ¿Qué te parece la nueva casa hijo?

—Me gusta pero la encuentro exageradamente grande.

—Ya sabes cómo es tu padre Tobías, le gusta gastar el dinero en cualquier cosa.

—En eso tienes razón madre.

—Te quedaras solo dos semanas, sabes que no habrá servidumbre hasta la próxima semana, solo estarás tu ¿Crees poder quedarte tu solo tanto tiempo? Puedes venir con nosotros si es lo que prefieres. La escuela empieza dentro de un mes.

—Puedo quedarme solo, además no me apetece mucho ir a Roma para ser honesto. Tal vez invite a Javier a quedarse unos días, en lo que me adapto a esta casa.

—Me parece buena idea, iré a hacer la maleta, te veo más tarde para cenar Tobías.

Mi madre era una mujer joven y elegante, mi madre era mayor que yo solo 17 años, mi padre y mi madre se casaron muy jóvenes y no porque yo haya sido un error, sino porque realmente se aman. Mi madre desafortunadamente ya no podía tener hijos, cuando yo tenia 12 años mi madre sufrió de cáncer en la matriz y debido a eso se la tuvieron que extirpar y el resto es historia. Ella me dijo una vez que quería una familia grande, de unos 5 o 7 hijos, pero siempre que quedaba embarazada tenia complicaciones y eso resultaba en la pérdida de un bebé y debido a eso estoy yo solo.

Recuerdo que una vez yo le había mencionado lo de adoptar, pero ella no dijo nada, realmente me hubiera gustado tener un hermano o hermana con quien poder compartir toda esta fortuna.

A la mañana siguiente desayunando en la cocina mi madre se acercó a despedirse de mí, diciéndome que portara bien y que no haga fiestas y que si las llego a hacer que sean en el patio. Justo cuando esta por irse suena el timbre y ahí esta Javier parado con una maleta en mano y una mochila al hombro, saluda a mi madre y se despiden al mismo tiempo.

—Esta casa es más grande que la anterior.

—Lo sé, 8 cuartos y 10 baños.

—Muchos lugares para poder tener sexo.

—Cállate idiota. –Los dos reímos al mismo tiempo.

—Voy a necesitar que me cuentes bien lo de Lucas ¿Qué fue lo que paso? –Este interrogatorio no por favor, suplicaba demasiado porque esto no pasara. – Sabes que necesito saber todo esto.

—Solo diré que siempre y sencillamente, no funciono.

— ¿Cuándo será el momento en el que le dirás a tus padres que eres gay?

—No sé, no le puedo hacer eso a mi madre, eso la destrozaría

—Pero tienes que vivir tu vida... bueno es una tema sin fin, mejor no hablemos de eso y miremos algunas películas.

Javier también es de una familia adinerada, hemos estado juntos desde segundo grado en el mismo colegio. Recuerdo que nos hicimos amigos porque los dos estábamos tomando el mismo jugo de cartón, él dijo que era su favorito yo dije lo mismo y así fue como todo comenzó una muy buena amistad.

— ¿Cuáles fueron las razones para terminar con Lucas?

—Era muy posesivo, siempre quería controlarme y ya sabes como soy, en ese asunto de que me estén vigilando y controlando.

— ¿Y no pasó nada de nada? Ya sabes a lo que me refiero. –Y en ese momento Javier puso una cara de pícaro.

—No pasó nada del otro mundo.

— ¿Ósea qué?

—Solo toqueteo y solo eso. –Javier era demasiado morboso. –Eres muy morboso Javier.

—Es que aún no puedo creer que sigas siendo virgen.

—Tú también lo eres y no te lo estoy restregando todo cada segundo de tu vida. –Javier era muy exasperante a la hora de hablar de sexo y virginidad.

—Está bien, no te lo volveré a recordar.

— ¡Por fin! –Dije de una manera alegre y sarcástica al mismo tiempo. –Ya era hora.

— ¡Ja! Caites... sabes que siempre te lo recordare, hasta que ese día suceda de verdad.

—Eres lo pero que me ha pasado. –Me puse las manos en la cara y me deje caer sobre la cama.-

—No puedes vivir sin mí y lo sabes.

Javier ya estaba dormido eran pasada de las dos de la madrugada y yo no podía dormir y era más que nada la sensación de que estaba en un lugar al que no pertenecía, pero sabía que pronto pasaría, sería cuestión de unos cuantos días. A causa de que no podía dormir me puse a revisar Instagram, luego pase a snapchat y así me fui con cada una de mis aplicaciones hasta que ya no quedo ninguna. Mirar a Javier dormido me llamaba la atención, su respiración era muy suave, sus labios estaban un poco abiertos y sus ojos estaban completamente cerrados. Javier no me atraía, era apuesto, si no lo niego, piel tersa y suave, media un metro setenta y ocho, sería el novio perfecto pero lo miraba pero lo miraba más como un hermano. Nunca había mirado a Javier con morbo, lo había visto en varias... muchas ocasiones desnudo, habíamos visto pornografía juntos y por ende nos masturbábamos mirándolo, así que no era nada raro ver a Javier dormido en mi cama en solo un bóxer.

Javier por otro lado es todo lo contrario, es excesivamente morboso, cada que me ve en bóxer o desnudo, me dice cosas obscenas o se empieza a tocar o incluso las dos cosas al mismo tiempo. Javier dice que es bisexual, dice que no le importa si es hombre o mujer, mientras se sienta bien... lo que sea es bueno.

El tema de la homosexualidad era un tema un tanto tabú y más por mi madre, por eso aún no le contaba que era gay, a mi padre tal vez le daría un poco igual, casi nunca pasábamos mucho tiempo juntos, hay ocasiones en las que yo despierto para la escuela y él ya no está, es mi padre y lo quiero pero no tenemos una relación muy cercana.

Dieron las cuatro de la madrugada y yo aún seguía despierto, el sueño no llegaba, me movía y me movía pero era inútil, me moví una vez más y en eso Javier me dio una patada, era su manera de decir que dejara de moverme y en ese momento me quede quieto mirando el techo, y unos minutos después mi vista se empezó a nublar y caí en un sueño muy profundo.

Eran las 11 am y el olor a pan francés invadió mis fosas nasales, desperté y Javier estaba sentado en la cama desayunando, algo que me sorprendió bastante es que Javier supiera cocinar.

— ¿Qué tal el sexo de ayer? ¿Te gusto?

—Asco, no seas idiota... tu... ¿Realmente sabes cocinar?

—Pues claro que se cocinar, no por nada estudiare Gastronomía en unos años.

—Algo nuevo en Javier Hale. –Hice una pausa un tanto larga e incómoda. –Tal vez ahora que se, que sabes cocinar, pueda que tenga un poco de sexo contigo. –Y muy lentamente, pero al mismo tiempo pícaramente me fui acercando a él.

­— ¿Lo dices de verdad? –Javier se quedó callado y pasmado y de un momento a otro estalle en una carcajada. –Eres un idiota, ya me había puesto caliente... Mejor ponte a desayunar Tobías Falahee.

Recibir el desayuno en la cama es realmente bueno, y más por la hora que era, las pláticas con Javier son muy tontas, pero al mismo tiempo divertidas. Javier a diferencia de mí él si tenía hermanos, dos mujeres y otro hombre, no me ponía celoso de eso, de hecho Javier una vez me dijo que sus hermanos eran también mis hermanos, y que alguien quiera compartir su familia con otra persona, es alguien que vale la pena tener en tu vida.

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