Capítulo 5.- De vuelta a la rutina

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Regresar a la escuela era un proceso que disfrutaba y al mismo tiempo odiaba, disfrutaba el regresar por el hecho de volver a ver a todos mis amigos, no estar en casa todo el día era algo que me gustaba. Pero lo odiaba por el hecho de tener que usar un maldito traje hecho a la medida, usar corbata y sobre todo, tener que usar unos incomodos zapatos italianos de piel, eso era realmente lo que odiaba esos malditos zapatos... ¡Oh! Y también el hecho de volver a ver a todos esos hipócritas que me hablan solo por conveniencia.

Bajo del auto, me despido de Manuel (mi chofer) y lo primero que veo al bajar es al Stupid Team, o el Bitch Team como ellos se hacen llamar, un nombre que no les llegue ni al dedo chiquito del pie. Y obviamente recibo la típica mirada de Barbs, yo sé que no me tolera pero al final de cuentas... ¿Quiénes el chico más rico de la escuela? La miro y saludo con la mano, Yan me mira y pone en blanco la mirada y luego voltea con Barbs y ella me da una sonrisa tan falsa como su nariz. Todos en la escuela saben que su nariz es tan falsa como un unicornio.

Voy directo a donde están Javier y Eli, que a esta ultima tenía bastante que no la miraba y era una alegría enorme poder mirarla de nuevo. Conocí a Eli hace un año, ella llego porque su madre había movido su empresa, dado que aquí había mucho más movimiento en el tipo de negocio que su madre manejaba y claro está que mi padre y su madre ahora son socios. Pero Eli es realmente un de mis mejores amigas, dado que nos hicimos amigos mucho antes de que su madre y mi padre se hiciera socios.

-Es un gusto verte de nuevo Eli. –Le doy un beso en la mejilla y le doy un muy fuerte abrazo-.

-No tienes una idea de lo mucho que te extrañe, pero eso de pasar las vacaciones en Francia con mi abuela, no es lo más divertido que digamos. –Hace un gesto con su cara y luego rie-.

-Ya viste como te mira el Stupid Team, desde que te vieron llegar no han hecho otra cosa. –Javier hace un ademan con la mano y luego pone los ojos en blanco-.

-Es lo normal en ellos Javier,  y la verdad es que como ya te lo había dicho, este año no les hare caso, simple y sencillamente no existen para mí.

Cuando entramos a la escuela y empezamos a buscar los nuevos casilleros, era imposible no escuchar todos los murmullos y todas las miradas que recibía. Era evidente que todos los chicos de nuevo ingreso ya sabían que yo era el chico más rico de la escuela, claro porque alguien se había encargado de volver a colocar aquellas dichosas hojas por casi toda la escuela. Las miradas eran cada vez más intensas, podría decir que hasta me sentía ultrajado. Desafortunadamente mi casillero estaba con casi la mayoría de los de primer año. Justo lo que necesitaba. Un chico se acercó y abrió el casillero que estaba a la izquierda del mío.

-Hola soy Jorge. –Yo solo lo mire de reojo y lo mire de pies a cabeza, era un mocoso súper enano. –Este es mi primer año, estoy muy emocionado por empezar aquí. –Yo solo seguía acomodando mis cosas en el casillero. –Sabes es muy bueno empezar en un nuevo lugar. –Yo solo me preguntaba porque este mocoso me hablaba. Tengo que aceptar que ya me caía mal. -¿Tu eres Tobías... verdad? Eres el chico más rico de la escuela, todos aquí lo saben.

-Silencio... no me interesa saber quién eres. Si, soy Tobías no doy autografos y por favor déjame en paz y no, no quiero ser tu amigo. –Puedo decir que soy muy buena gente, pero tengo mis momentos de niño rico, no lo puedo evitar es algo que está en mí-.

-Yo solo quería ser buena gente.

-No me interesa que solo quieras ser buena gente, me da igual, solo trata de no molestarme cuando estemos los dos aquí. –Cerré la puerta del casillero acomode mi mochila en el hombro y camino por el pasillo para encontrarme con Javier.

Puede que haya sido un poco grosero, pero sino le ponía un alto a ese mocoso, probablemente me hubiera seguido todo el día y eso era algo que no quería hacer, no quería ser el niñero de un alumno de primer grado, incluso aunque fuera uno de mi salón, no tengo la paciencia para estar cuidando a alguien. Con trabajo puedo decir que me cuido yo solo, eso sin contar que de vez en cuando tengo que cuidar a Javier.

-¿Qué sucedió con aquel niñato?

-Lo típico, va se presenta y lo de siempre, y yo mismo sé que si le hubiera dicho hola, él me hubiera seguido como un perro faldero y hubiera tenido que enseñarle toda la escuela y eso es lo que menos necesito en este momento. –Hago una pausa y tomo aire- . Lo se hable muy rápido.

-Sí que lo hiciste. ¿Qué harás después de la escuela?

-Ir a las oficinas de mi padre, porque hay una junta y tengo que estar ahí, unas dos horas de puro aburrimiento, pero no tengo elección.

El día en la escuela transcurrió como cualquier día de escuela, solo presentación de uno que otro maestro que no nos había impartido clases y unos cuantos maestros nuevos. Entraba a las 7 de la mañana a la escuela y salía a las 4 de la tarde 9 horas de escuela, es el mismísimo infierno eso sin contar que tengo 6 materias que todos deben llevar y además 3 materias optativas que no eran obligatorias, pero era obligatorio que tomaras 3 de 5 materias extras. Literatura, Pintura, Teatro, Música y Matemáticas. Yo obviamente estaba en pintura, teatro aunque no soy muy bueno actuando y música eso de tocar el piano se me da bastante bien.

Cuando mi día en la escuela termino me despido rápidamente de Javier y Eli porque Manuel ya me está esperando para llevarme a la aburrida junta con mi padre, un viaje de 20 minutos es lo que dura, Manuel es un señor bastante agradable y siempre tiene un tema de que hablar, por ejemplo hoy en el trayecto hablamos sobre porque Ophra debería de ser Presidenta, algo muy inusual pero divertido.

Dejo la mochila en el coche y Manuel se va. Subo las escaleras de la entrada, desafortunadamente no me pude quitar estos malditos zapatos que me aprietan horrible, subo al elevador y pico el botón que me lleva hasta donde está la oficina de mi padre. Ana Karen me mira sonríe y me dice que pase a la oficina de mi padre, que me está esperando.

Cuando entro miro que alguien de espaldas sentado hablando con mi padre, puedo notar que tiene el cabello color gris. Mi padre se levanta y el hombre que esta con mi padre también se levanta, un hombre joven y cuando lo miro recuerdo que es el tipo que se tropezó conmigo aquel día que vine.

-Hijo te presento a Madison Van der pol... Mi socio.

Cuando lo miro bien por primera vez, mis ojos no pueden evitar mirarlo de pies a cabeza. Se acerca y me extiende la mano y con su voz gruesa y suave me dice.

-Mucho gusto Tobías.    

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