Cuando abro los ojos lo único que veo es el techo de un auto, me siento y puedo ver a Madison manejando, cuando me doy cuenta y hago recapitulación de todo lo que paso entiendo mejor todo, él se da cuenta de que estoy despierto y me mira por el espejo retrovisor.
-¿Cómo te encuentras? Me has dado un buen susto.
-Bien, gracias. ¿Por qué estabas en la escuela?
-Iba por ti, quería verte y pedirte perdón
-¿Pedirme perdón?
-Sí, yo también te presione demasiado, sé que quieres disfrutar tu vida y está bien que no quieras saber nada de finanzas, pero tienes que entender, que es algo para lo que tienes que estar preparado.
-Si ibas solo para decirme eso, mejor déjame aquí. No quiero seguir escuchando nada sobre ese tema.
-Tienes que entenderlo.
-No quiero entenderlo y creo que fue una mala idea pedirte disculpas.
Después de eso Madison no dijo ni una palabra y solo siguió conduciendo, después me percaté de que no sabía a donde me llevaba y la verdad no quería preguntar, pero después me percaté de que me llevaba a su casa. El hecho de haberme desmayado era porque estaba sintiendo algo por Madison y me era algo bastante extraño por el hecho de que tenía relativamente poco tiempo de conocerlo.
No podía negar que Madison era atractivo, porque de verdad lo era. Su complexión me encantaba y el hecho de que su cabello estuviera teñido de color gris, lo hacía lucir aún más apuesto. Sus brazos no tenían rastro de vello alguno, después me percaté de que él me observaba por el espejo retrovisor y eso hizo que me pusiera nervioso.
-¿Quieres que te lleve a tu casa o quieres quedarte a comer?
- Me quedo a comer.
La mesa ya estaba puesta, era una mesa como la que hay en casa de 12 sillas y en esa gran mesa solo había dos platos puestos uno en la cabecera y el otro del lado izquierdo. Los dos nos sentamos y Sonia nos sirvió una crema de espárragos que estaba realmente deliciosa, después el plato fuerte era un corte New York que estaba en perfecto término medio. Cuando eres rico y comes muchos platillos costosos sabes cuando algo está en su punto y sabes apreciar un buen corte de carne.
-Sírvele vino al joven, por favor Sonia.
-No tengo edad para beber vino aun.
-No le diremos a tu padre, además estas en un lugar seguro y nada te pasara.
-Está bien.
-Es un vino tinto dulce, con cierto sabor a cereza es un poco fuerte pero con la carne va bastante bien.
Era cierto que el vino era muy delicioso, de vez en cuando mi padre me daba un sorbo de vino. Mi padre dice que un buen vino vale más que una casa. Durante toda la comida no hablamos y no cruzamos miradas, luego llego el postre, pero solo para mí, él no comió postre.
-¿Por qué no comes postre?
-No suelo comer postres entre semana, solo lo hago los fines de semana.
-¡Oh!
Ya eran las 5:40 de la tarde y el sol ya estaba desapareciendo, Madison ya me llevaba a casa y cada minuto que pasa el sol se escondía más hasta que este desapareció, el viaje fue lento y silencioso cuando llegamos a mí casa me baje del auto y el hizo lo mismo.
-Muchas gracias por la comida de hoy.
-De nada, eres bienvenido a comer cuando gustes.
Él se acercó lentamente, me tomo de la cara y sin previo aviso y sin yo esperarlo sus labios se posaron sobre los míos. Madison se quedó ahí parado juntando su labios con los míos, yo no hice ningún movimiento, me quede ahí solo sin moverme, solo estaba sorprendido de lo que estaba pasando en ese momento. Él despego sus labios de los míos me miro directo a los ojos y su expresión era de intriga, yo solo me di la vuelta y camine hacia la puerta de la casa.
-¿Tobías? –Solo escuche que hablo, pero yo no voltee y seguí caminado, abrí la puerta y entre en la casa.
Me encontraba muy confundido y me sentía de la misma manera en la que me sentía cuando estaba en la escuela, probablemente me miraba pálido o probablemente en cualquier momento caería al suelo. Cerré la puerta y me recargue sobre ella, podía sentir como mi corazón latía de una manera impresionante, cada latido era como un golpe dentro de mi pecho. ¿Por qué me había besado? ¿Qué significo ese beso?
-¿Por qué estás tan sonriente Tobías? –Pregunto mi padre.
-No estoy sonriendo. – Al menos yo no me estaba percatando de que estaba sonriendo.
-Claro que sí, tu sonrisa era de oreja a oreja.
-Claro que no, debo irme a terminar mi tarea. –Quería evadir todo lo que tuviera que ver con ese beso. Justo en el momento en el que entro a mi cuarto mi celular empieza a vibrar y es Madison, por obvias razones no quería contestarle, deje que el celular sonara hasta que el buzón de voz entrara. Después de unos minutos el celular volvió a vibrar pero esta vez era un mensaje "Espero que ese beso no te haya asustado" ¿Qué si me había asustado? Realmente estaba encantado de que me hubiera besado, pero mi yo interno me decía que no, que eso era algo poco maduro, además él era casi 10 años mayor que yo y además mi padre era su amigo. Tome mi celular y escribí "¿Por qué un beso me asustaría?" al momento de enviarlo me había arrepentido.
"¿Quieres que te vuelva a besar?"
Después de leer eso, literalmente se me fue el aire y mi corazón latía a mil por hora y yo le conteste casi al instante.
"¿Por qué no? ¿Qué tendría de malo?
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El Socio
Teen FictionMi padre hablaba mucho y muy bien de su "Socio" yo no lo conocía, pero me imaginaba un hombre de edad avanzada. Cuando mis ojos vieron al "Socio" de mi padre, mis ojos brillaron y automáticamente sonreí. Mi madre era el punto, era esa piedra en el z...