A partir de ese acontecimiento, las cosas habían cambiado. Ninguno de los presentes pudo olvidar lo ocurrido; ni la escena tan explícita, ni la sonrisa que Morana tenía mientras lo hacía.
Aglaia y Tiberius guardaron distancia con ella, junto con cierto temor que iba en aumento cada que Morana se enojaba. A pesar de ser una niña pequeña, había desarrollado cierta magia extraña que hacía explotar objetos cada que se enfurecia. A comparación de sus hermanos mayores, ella era un 'pequeño monstruo en potencia' tal y como lo había mencionado Dixy un par de veces a espaldas de sus amos.
Ariadna y August emprendieron una lucha por educarla de tal manera que pudiese ser tolerante y amable con lo que le rodeaba, más aquello no hacía más que atrasar lo que realmente era. Incluso, después de tanto tiempo, por dentro seguía siendo la misma tétrica niña que disfrutó destrozar un ser vivo.
La mansión Foritt pronto se volvió amplia con la ida de los niños a Hogwarts. La soledad reinaba entre las paredes del hogar, dejando ecos de travesuras de antaño que no volverían. Los pequeños niños se habían formado y cada uno estaba trazando su propio destino.
Para el orgullo de sus padres, Aglaia y Tiberius habían ingresado a la casa de los mismos: Ravenclaw; siendo la primera la mejor alumna de su clase y posiblemente de su año. Aglaia no se sentía atada a un destino, o por lo menos, no al que había previsto alguna vez Dextra Nott.
Ella no había dejado en casa aquel gusto por la lectura. Ahora había encontrado un nuevo lugar: la amplia biblioteca de Hogwarts. A pesar de tener competencia en su casa, Aglaia había aprendido a repartir su tiempo de tal forma que podía darse a basto para clases extras mientras lidiaba con los T.I.M.O.S., además de su labor como prefecta de Ravenclaw. Se había convertido en la hija perfecta y favorita, según Morana, y en la misma niña traviesa con títulos, según Tiberius. El año estaba expectante para ella, ya que ahora debía cursar los E.X.T.A.S.I.S.
Tiberius, por su parte, había desarrollado cierta tendencia por los problemas. A pesar de ser un chico muy inteligente, no dejaba de interferir en asuntos que, según Albus Dumbledore, no necesitaban de su intervención. Todas las tardes solía cambiar sus visitas a la biblioteca por momentos al aire libre junto a sus compañeros. Pero a pesar de ser travieso, no podía competir con James Potter y sus amigos. Junto a ellos, Tiberius era solo un niño bastante educado y tranquilo; la excusa perfecta para salirse con la suya. Sin embargo, y con tan solo 14 años de edad, algo había despertado en su interior. Quizá era la extrañeza de su cabello o lo diferente que parecía a los demás de su familia, pero algo que él no podía distinguir se manifestaba cada vez que veía a Luccia Malfoy, una muchacha un año mayor que él. Su aspecto despreocupado y rebelde, totalmente contrastado con su apellido, llamaba la atención de cualquiera que la rodeaba. Era ciertamente difícil acercarse a hablarle, pues siempre estaba acompañada de Antonin Dolohov, Barty Crouch y, para su suerte, su hermana Morana. Aún no podía entender como una niña tan 'pequeña' podía moverse con total facilidad en el entorno de personas mayores.
Y ciertamente lo hacía. Con 12 años, Morana se daba a notar frente a todos con su actitud altanera, completamente diferente a la de sus hermanos. A diferencia de las niñas de su edad, ella tenía cierto aire e intenciones oscuras. Ninguna de las personas de su salón deseaban acercársele, por lo que las amistades con chicos de su edad se resumían en una sola persona: Barty Crouch. A ella, poco le preocupaba lo que los demás hablaran o si era temida. Estaba en la escuela para aprender y eso era lo único que importaba. Utilizaría todo lo que le enseñasen para cumplir con su propósito.
El alejamiento con sus hermanos era notable. Desde que ingresó a la casa de Slytherin, se sentía apartada de su propia familia. Sus sentimientos poco a poco fueron cambiando, ocultando aquello que, quizá, la hacía sentir más humana, por frialdad. Sin embargo, sus gustos oscuros habían formado un vínculo fuerte con personas mayores a ella. Junto a Barty, Morana frecuentaba a escondidas los salones vacíos al lado de Antonin Dolohov, Luccia Malfoy y Severus Snape. Su interés por la magia oscura era algo que todos tenía en común. Ellos eran, para ella, su verdadera familia, y los seguirían hasta el final.

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Dílseacht Foritt
Fanfiction¿Hasta donde es capaz de llevarte el seguir tus propias creencias? La traición se ha vuelto tan común al igual que el dolor. Si te educaron para seguir tus propios ideales, entonces ¿Por qué la gente está en contra? * La primera parte ha finalizado...