¿Dichosos? - parte 2

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El sonido de la puerta del compartimiento abriéndose hizo que saliera de sus pensamientos. Dirigió su mirada a está esperando ver a Morana o Stephen, mas eso no ocurrió. En su lugar, se hallaba la figura de Lily Evans con una mirada compasiva. Sin decir palabra alguna, cerró la puerta y se sentó al lado de Tiberius.

- No te culpo por lo que acaba de pasar - dijo Lily sonriéndo levemente - Sé lo que es tratar con un hermano menor que no logra comprenderte.

- No sabía que tuvieras un hermano - respondió Tiberius intentando no verse sorprendido.

- Hermana, de hecho. Ella está en casa, con mis padres... Siempre ha odiado todo lo referente a la magia y, bueno, no la culpo. De alguna manera, a veces preferiría ser ciega, como varios muggles, de los horrores que comete la gente con magia...

- Es un arma de doble filo - dijo Tiberius desviando la mirada.

Lily asintió.

- Bueno, los muggles también son así. Ellos no necesitan de magia para lastimar; sin embargo, es triste que utilicen algo tan hermoso para acabar con los demás, en vez de ayudar a mejorar - la voz de Lily poco a poco iba bajando su intensidad. Sus dedos habían vuelto a moverse nerviosos sobre sus rodillas. Su mirada ahora se hallaba perdida, como si estuviese en un mundo diferente, lleno de preocupaciones.

Tiberius permaneció callado, observando los dedos inquietos de Lily. Había empezado a sentirse raro con lo que estaba ocurriendo. Lily no era muy habladora con él, por lo que aquella escena, a sus ojos, parecía sorprendente. Sin embargo, atribuyó todo ello a los acontecimientos recientes.

- Ellos estarán bien - dijo él rompiendo el silencio.

Lily giró hacia Tiberius mientras escondía sus labios. Sus ojos parecían dos cristales ante la luz de la luna. Estaba aguantando las lágrimas.

- Lo sé - alcanzó a decir - Pienso en sus vidas todo el tiempo, todo el tiempo.

- Creo que eso lo hacemos todos - dijo Tiberius desviando la mirada - Pensar en nuestras familias en estos tiempos.

Lily rió al tiempo en el que secaba sus lágrimas. Tiberius no se atrevió a mirarla, sentía que debía darle privacidad.

- Es cierto. Eso es muy natural en estos tiempos - dijo ella mientras tomaba aire.

Las lámparas del expreso se encendieron nuevamente. Stephen ingresó al compartimiento y observó a ambos con curiosidad.

- ¿Pasó algo? -preguntó mirando como Lily se secaba las lágrimas con los dedos.

Ella no quiso mirarlo. Se limitó a salir del compartimiento en silencio, dejando a ambos hundidos en la confusión.

Stephen se sentó frente a Tiberius y empezó a hablarle sobre su demora. Al parecer, Stephen era, posiblemente, la persona con peor suerte del mundo. Entre risas y cierto nerviosismo, contaba una anécdota que le había ocurrido en el baño, al quedarse atrapado por que dos jóvenes acalorados habían decidido besuquearse contra la puerta.

- Creo que les gusta el peligro - dijo Stephen riendo- Acabamos de ver una escena increíble y ellos allí.

Tiberius sonrió.

Stephen a veces le parecía increíble. Aunque él no se lo dijera, sabía perfectamente que se hallaba temoroso por lo que pudiese pasarle. Personas 'dichosas' -nombre que le puso a su origen muggle- como él, estaban en peligro desde que habían entrado al mundo mágico. No se necesitaba ir muy lejos para darse cuenta, pues en el colegio, habían personas que lo señalaban. Sin embargo, Stephen parecía ver siempre el lado positivo a lo que ocurría. Junto a Markus, eran capaces de protegerse los unos a los otros. La tristeza y preocupación, en el rostro de Stephen era casi imperceptible. Tiberius lo sabía. Él temía no regresar. Había escuchado, sin querer, una conversación que habían tenido Stephen y Markus antes de abordar el tren. Stephen estaba indeciso en preguntarle si podía ir, junto a su familia, a la casa de Tiberius por todo el tiempo de vacaciones. Él lo sabía, y solo estaba esperando que Stephen se atreviera a preguntarlo.

Sin embargo, eso no llegó. Durante el trayecto, habían cambiado su amistosa conversación por silencio. Morana no era de ayuda para alivianar el ambiente, pues se la pasaba suspirando y recriminándole a Tiberius por no dejarla salir. Lily no había regresado. Una parte de Tiberius quería preguntarle si estaba bien, pero no se atrevía. Lily y él no se hablaban demasiado, por lo que no había un vínculo fuerte entre ellos más que un momento de sinceridad, además del hecho de que James Potter se pusiera celoso... aún así, Tiberius tenía mucho de lo cual preocuparse. Sabía que al llegar a casa, debía buscar la manera de aliviar la tensión. Su padre estaba más ausente que nunca, y su madre hacía todo lo posible para que la familia no se desmoronara.


[...]

Cuando el tren se detuvo, Tiberius permitió a Morana unirse por última vez, y como despedida, a su grupo de "amigos". Apesar de que aquello no le gustara, necesitaba un tiempo a solas con Stephen. Así que, luego de observar a Morana unirse a Luccia y los demás, Tiberius se giró para observar a su mejor amigo. Stephen aún se colocaba la capa. Siempre era una de las últimas cosas que alistaba. Prefería mantener a salvo sus libros y apuntes antes que nada.

Tiberius se sentó frente a él, observándolo en silencio. Stephen arqueó la ceja con cierta confusión.

- ¿Te gusta mirarme, Foritt? - bromeó mientras una sonrisa sarcástica aparecía en su rostro.

Tiberius sonrió de lado y llevó su mano hacia su cabeza para peinar sus cabellos. La sonrisa de Stephen fue bajando de intensidad hasta convertirse en una extraña mueca.

- No necesitas volver, amigo - dijo Tiberius en voz baja, sin atreverse a mirarlo.

Stephen se sentó lentamente frente a él. Desvió su mirada hacia la ventana y observó como algunos padres se reencontraban con sus hijos.

- ¿Sabes qué es lo que más me agrada del mundo mágico? - dijo Stephen mirando a Tiberius - Saber que tengo amigos en los cuales podré apoyarme.

Tiberius lo observó con cierta tristeza. Stephen simplemente sonrió para luego levantarse y caminar hacia la puerta.

- Además ¿Quién se graduará contigo y Markus de Hogwarts cuando todo esto termine? No quiero quedarme a repetir el grado - comentó con tono burlón.

Tiberius rió, y lo observó acercarse hasta la salida del expreso para reencontrarse con sus padres. Quizá, debía invitarlos a pasar las fiestas en su casa, de esa manera estaría seguros. Sin embargo, no pudo preguntárselo. Morana no aparecía por ningún lado, había desaparecido de su campo visual.

- Demonios - susurró observando a su alrededor.

Empezó a caminar, metiéndose entre las familias. Su madre y padre lo matarían si no la encontraba a tiempo ¿Por qué era tan escurridiza?

Sus pasos se detuvieron, cuando la figura de Morana apareció frente a él con una sonrisa de lado. Caminó al lado de su hermano y se giró hacia él.

- ¿No vienes? - preguntó.

Tiberius no entendió por qué, pero tuvo un mal presentimiento. Se giró para buscar a Stephen con la mirada, mas este no se encontraba en ningún lado, por lo que Tiberius creyó que lo mejor sería continuar su camino cerca de su hermana. Después de todo, vería a Stephen en un par de días.

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Gracias por leer. Si pueden comentar que les parece el fic, estaré muy agradecida!

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