Para cuando Aglaia salió del despacho del director, la negrura de la noche cubría el cielo por completo. Había pensado, quizá de forma tonta, que sus amigos o sus hermanos la estarían esperando para apoyarla. Pero no. El pasadizo se hallaba en completo silencio, siendo apenas alumbrado por las llamas provenientes de las lámparas. Aún así, agradecía infinitamente hallarse en soledad, de esa manera, no podrían observarla llorar.
Estaba asustada, de alguna forma. Jamás se había puesto en duda el cómo hacía las cosas. Siempre resultaba todo de la mejor manera¿Por qué ahora se hallaba metida en esos problemas?
Decidió avanzar un par de pasos para alejarse de la dirección. Así, por si alguien salía, no lograrían verla. Cubrió su boca para evitar hacer sonido alguno, más su impotencia provocaba que el sollozo se volviese sonoro.
Por un segundo, le había parecido escuchar algunos pasos, más aquello era imposible. Todos debían de hallarse en cama a esa hora, todos menos...
La silueta de Andrew apareció al doblar la esquina. Su respiración agitada y mirada fija, provocaron en Aglaia un hormigueo que le impidió avanzar.
- Cambié mis pasillos de vigilancia con Bongson -dijo Andrew con la voz entrecortada, acercándose a ella- Envié a todos a dormir, incluso a tu hermano. Está preocupado por ti, igual que Artemisa, Chris y Xenophilius... igual que yo - susurró al estar frente a ella.
De los ojos de Aglaia brotaron lágrimas. Andrew la observó por unos segundos, sintiendo sus brazos más ligeros que nunca. De un momento a otro, Aglaia se hallaba envuelta en un abrazo. Era el abrazo que necesitaba.
- ¿Qué te dijo el profesor Dumbledore? ¿Te creyó? - preguntó Andrew.
Aglaia asintió levemente.
- ¿Entonces por qué lloras? - susurró pasando sus manos por las mejillas mojadas de Aglaia.
- Las miradas... - la voz de Aglaia sonó de forma lenta, casi insonora - Las miradas de todos. Me culpaban de algo que nunca hice. Incluso mi hermano, pude sentir su mirada. Estaba tan asustada. Me defendí y fui valiente, pero por dentro tenía mucho miedo. No entiendo por qué, Andrew. Incluso ahora que sé que el profesor Dumbledore me cree ¿Por qué siento que no ha terminado?
Andrew limpió la última gota de los ojos de Aglaia. La observó en silencio algunos segundos, sin saber exactamente que decirle. No quería lastimarla.
- Hay humanos, a veces, muy extraños - dijo Andrew sonriendo levemente. Aglaia botó un suspiro corto, compartiendo la sonrisa. Sabía que Andrew empezaría con un sermón raro. Lo conocía bien - Cuando ven a alguien bueno, desean que fallen para que se parezcan a ellos. No es algo malo, pero tampoco es bueno. Por eso te miran así - habló Andrew, observándola directamente a los ojos - Ellos estarán esperando que falles. Lo importante es que tus amigos creen en ti y en especial que tu creas en ti misma. Preocupate por ello, luego por lo demás.
Andrew besó la frente de Aglaia y esta cerró los ojos. No pudo haberse encontrado con una mejor persona en aquel momento.
[...]
Los ojos de Morana no se cerraron durante toda la noche. Observó la luna y los primeros rayos del sol por la mañana, sin sentir cansancio alguno. Estaba ansiosa, nerviosa. Sabía que el rumor de los actos que hizo con el físico de su hermana, recorrerían cada uno de los pasillos hasta los oídos de sus padres. Era una delicia, el tan solo pensar como su hermana se vería metida en problemas. Las miradas de los demás, jamás serían las mismas hacia ella.
Su compañera de habitación, Eloise Parkinson, se había levantado rápidamente, intentando como siempre, no toparse con Morana. Había tomado esa actitud desde su segundo año, luego de que Morana colocara en su cama algunas babosas carnívoras. Morana nunca se había reído tanto. Eloise sí que gritaba.

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Dílseacht Foritt
Fanfiction¿Hasta donde es capaz de llevarte el seguir tus propias creencias? La traición se ha vuelto tan común al igual que el dolor. Si te educaron para seguir tus propios ideales, entonces ¿Por qué la gente está en contra? * La primera parte ha finalizado...