10.- I Can't Deal with This Right Now, Mother!

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10.- I Can't Deal with This Right Now, Mother!

(¡No Puedo Lidiar con Esto Ahora Mismo, Madre!

*-*


Bill traga mientras las palabras de su madre hacen mella y su visión se hace borrosa mientras mira el suelo, sus ojos desenfocados y la flema alcanzando su garganta lucha por salir. Está silencioso un momento, su oído yendo y viniendo mientras su corazón se acelera y mira alrededor de la habitación por ayuda, por algún tipo de salvavidas, pero encuentra nada. Mirando alrededor, sus ojos caen sobre sus padres, a saber de su madre y su estática sonrisa mientras mira a su hijo impaciente, esperando por su reacción.

-Yo... lo siento, madre ¿qué?- Pregunta, su voz sonando un poco más aguda mientras le mira de regreso con enormes ojos.

Su rostro cae por un momento, pero ella fuerza una sonrisa de regreso en su lugar antes de responder.
-Wilhelm, ella es una buena muchacha, y su familia es bien conocida –

-Quiere decir que ella es rica, madre, ¿cierto?- Bill pregunta, su tono cambiando del shock a la irritación en segundos.

-Wilhelm, no interrumpas a tu madre- El padre de Bill dice, forzando su palabra en la conversación con voz demandante, causando que Bill junto sus labios casi inmediatamente.

La mujer suspira y frunce sus labios con desagrado ante la reacción de su hijo, esto no es lo que esperaba del todo.
Ella esperaba que él al menos pareciera un poco entusiasmado ante la idea de una esposa potencial.

La habitación está silenciosa por un momento mientras cada miembro de la familia intenta calmar su urgencia de gritar.
La madre de Bill habla después de un minuto o más que ha pasado.
-¿Wilhelm?- pregunta, dándole a su hijo toda su atención.

Bill levanta su cabeza de su examen del piso del estudio y mira a través de la habitación hacia su madre en la ventana.
-¿si, madre?- Responde, tratando de cubrir su irritación.

-Mañana por la tarde vas a cenar con ella. Sus padres vendrán con ella y esperamos que atiendas y actúes como el educado joven que hemos educado. ¿Estamos entendidos, Wilhelm?-

Bill suspira calladamente y se remueve ante el uso de su nombre completo una vez más.
Lo odia, es tan severo y rígido.

-¿Cuál es su nombre?- Pregunta gentil, su suave voz casi inaudible.

-¿Hmm?- su madre cuestiona en respuesta, obviamente no escuchando su pregunta.

-Dije- Bill continua más fuerte, cerrando sus ojos y apretando sus dientes para detenerse de morder la cara de su madre. -¿Cuál es su nombre?-

-Oh, su nombre- Su madre sonríe ante la pregunta, viéndolo como una buena señal.
Si él quiere saber su nombre, entonces él debe de estar medianamente interesado, ¿cierto?
-Su nombre- Ella continua con una suave sonrisa –es Florence Sch-

-¿Florence?- Bill grita, levantándose rápidamente de su asiento.
No la conoce, pero en una manera que desearía hacerlo; entonces quizás no debería ser tan anónimo e incómodo.
Por el momento, el nombre es suficiente para alejarlo de tan siquiera esperar conocer a la pobre chica.

Ambos padres se estremecen, ligeramente asustados por su explosión mientras miran con ojos agrandados al ahora muchacho levantado.

Bill libera un gruñido enojado junto con las líneas de frustración y aprieta sus manos en pequeños puños, su corazón peleando en su pecho.

-¡Esto no puede estar pasando!- Dice en su propia autocompasión, imágenes de Tom flotando en su mente.

Tom...

Sus nervios se calman ante el recuerdo de sus encuentros con Tom atraviesan su mente.
La manera en que esa voz puede enviar escalofríos a través de su espina y esa sonrisa... se derrite por dentro.
Memorias de su primer beso en ese abandonado cobertizo hace un mes o más llena su pensamiento; el sonido de la lluvia golpeando contra el techo agujereado, los rayos cayendo a la distancia, la manera en que Tom dejo tímidamente ir su mano y la forma en que se sintió tan perdido sin su toque. Su respiración dolía en su garganta mientras recordaba la manera en que Tom había acercado su cabeza y como sus labios se sintieron tan increíblemente suaves contra las suyos, más dulces que cualquier dulce que haya probado en sus 17 años de vida.

Diecisiete.
Y ellos esperan que me case con alguna chica que apenas y conozco...

Tan rápido como Tom entró en sus pensamientos, el chico de ratas rápidamente se desvanece mientras un millón de preocupaciones llenan cada recoveco de su mente, sobrecargándolo como un pisapapeles mientras permanece de pie allí enfrente de sus padres, el estrés multiplicándose por cinco con cada segundo que pasa.

-¿Wilhelm?- Su madre pregunta con precaución, viendo curiosamente a su hijo. No es muy común que él les grite, casi nunca; él es siempre tan bien portado. -¿Wilhelm, estás...-

Bill mira a su madre momentáneamente, cortando a su madre con ojos llorosos mientras se gira sobre sus talones y sale del estudio, no preocupándose en mirar atrás. Agrega velocidad y casi corre lejos de la habitación, dirigiéndose directo a la puerta principal, tratando de ignorar los pasos que hacen eco en el corredor detrás de él.

-¡Wilhelm!- La voz de su madre persiste, siguiéndolo a través del vestíbulo como una sombra, refutándose a dejar su lado. -¡Wilhelm!-

-¡Madre, déjame ser, por favor!- dice sobre su hombro mientras alcanza la puerta principal. Agarra el redondo pomo y gira el frío metal en su mano derecha, sus dedos aferrándose a él como un salvavidas mientras trata de dejar salir su frustración. Abre la puerta y permitiéndole que golpee contra la pared con un sonido fuerte mientras pisa fuera de la casa muy deprisa y corre los tres pasos del pórtico y dentro del jardín frontal, todo el rato tratando de cerrar sus oídos al sonido de la voz de su madre.

-¡Wilhelm! ¡Wilhelm, regresa aquí en este instante!- su voz gimiendo como un dolor persistente en el costado. -¡Wilhelm!- continúa llamándole, cruzando como un rayo el vestíbulo y parándose en el marco de la puerta principal de la casa, mirando a la disminuida forma de su hijo mientras desaparece dentro de la neblinosa luz del crepúsculo, su oscuro contorno mezclándose con la oscuridad del cielo mientras las luciérnagas aparecen aleatoriamente a través del jardín, distrayendo su visión de enfocarla en su hijo.

-¿Wilhelm, a donde, en la tierra, piensas que vas?- llama tras él en vano.

-¡No puedo lidiar con esto ahora mismo, madre!- su voz casi esfumándose regresa a ella en la puerta principal, alcanzándola con todo su dolor aún mezclado con toda la miseria y frustración de su hijo.

Ella suspira ante la respuesta y sacude su cabeza.
¿Desde cuando Bill se ha vuelto tan desobediente?

-¡Wilhelm!- Llama una vez más en el jardín, su voz transmitiéndose a través de la noche y agitando a las apacibles luciérnagas.

Pero esta vez, el silencio es su única respuesta del vacío jardín.

**

-Compañero, sólo cálmate, ¿de acuerdo hermano? Todo va a salir bien, siempre lo hace para ti de cualquier manera- Georg dice con una sonrisa.

Tom sonríe casi de corazón y se recarga contra la puerta principal abierta mientras mira a su amigo descender los escalones fuera del porche.
-Sí, Realmente espero que estés en lo correcto está vez, Georg- Responde gentilmente.

-Lo estoy- Su amigo dice, dándole un adiós con la mano antes de comenzar a trotar a través de la hierba de enfrente y dentro de la calle camino a su propia casa.

Tom ríe amargamente y sacude su cabeza.
-Juro sobre el infierno que deseo que lo estés- Murmura por lo bajo y cierra la puerta con un ligero clic, y suspira pesadamente.

Hace su camino a la cocina donde su mamá está encorvada, su cabeza y brazos buscando dentro del refrigerador.

-Hey, ma', ¿qué hay para cenar?- Pregunta y se deja caer sobre una de la sillas de la cocina.

Un profundo suspiro hace su camino contra el interior del refrigerador y viaja dentro de la cocina mientras Simone, su madre, se endereza, llevando sus manos a sus caderas mientras se gira para mirar a su hijo, dejando salir un sonido cansado.

-Bien, creo que pizza, a menos que te sientas como corriendo al mercado y cocinando para el resto de nosotros- Dice ella, sonriendo suavemente.

-Nah, pizza está bien- Confirma él.

-Bueno- Simone dice, girándose y cerrando la puerta del casi vacío refrigerador. -¿Georg quiere quedarse?-

-Se acaba de ir-

-Oh, muy bien- Responde Simone mientras abre uno de los gabinetes y saca una bolsa llena de cupones. La abre y comienza a pasarlos en busca de uno por un lugar de pizza, pero se detiene al escuchar que Tom deja escapar un suspiro profundo. Se gira para mirar a Tom sentado a la mensa de la cocina con su cabeza agachada en lo que parece derrota, cargando con todo el stress del mundo. Sus hombros están caídos y hay una mirada de total perdición en sus ojos.

-Cariño ¿estás bien?- Pregunta en un tono maternal.

Él ni se molesta en levantar su cabeza para responder. –Bien, sólo cansado- Dice con una mirada distante, inconscientemente levantando una astilla en la madera de la mesa.

Simone sacude su cabeza y camina hacia su hijo, conociéndolo muy bien para saber cuando es verdaderamente más que simple fatiga.

-¿te divertiste saliendo con Georg?-

Tom se encoje de hombros.

-Estaba esperando que una visita de él te hiciera algún bien- Dice ella suavemente mientras se para junto a su hijo. Coloca una de sus manos sobre un lado de la cabeza de Tom y gentilmente acaricia a través de sus desordenados mechones. En respuesta, Tom deja salir un suspiro y coloca su cabeza contra uno de los costados de su madre mientras ella está parada junto a su silla, cerrando sus ojos le permite a su cuerpo relajarse. – Has estado tan deprimido los pasados días, me preocupa a veces.-

Tom respira pausadamente mientras la mano de su madre peina sus rastas cuidadosamente.
No quiere preocuparla; él quiere decirle que él está bien.
Pero no puede decir las palabras por si mismo.

-Sabes que puede decirme cualquier cosa y haré todo lo que pueda para encontrar una manera de ayudar- Ella dice con suavidad, esperando que por una vez Tom no se reprima todo como usualmente lo hace.

-Es nada, en verdad- Trata, hablando suavemente.

Simone se ríe entre dientes y envuelve ambas manos alrededor de su hijo, arrodillándose para abrazarlo bien.
-Sabes que no creo eso, pero si tú insistes- Replica con una sonrisa, tan parecida a la de su hijo.

Tom suspira una vez más mientras se apoya en su madre, descansando su cabeza contra su hombro en ese ligero abrazo.

Los dos se quedan callados por un momento, hasta que Tom lo rompe.
-¿oye mamá?-

-¿Sí corazón?- Ella pregunta, apretando su agarre alrededor de su hijo un segundo antes de liberarlo.

-¿tienes ese gran libro genealógico que la abuela te dio?- pregunta, mirando hacia su madre con un rastro de esperanza en sus ojos.

Simone arruga la frente en confusión ante la pregunta de su hijo, pero asiente.
-Sí, por supuesto que lo tengo. Creo que aún está en el comedor desde el inicio de semana cuando Ava estaba us-

Tom corre a toda velocidad hacia el comedor, dejando a su madre parada en la cocina, completamente muda de asombro al ver a su hijo desaparecer dentro de la otra habitación. Él regresa en segundos, tomando asiento una vez más y abriendo de golpe una carpeta llena de nombres, fechas y árboles familiares; la historia de su línea de sangre.

Muerde su labio inferior mientras examina las páginas antes de girar a la siguiente, leyendo rápidamente el centro de la página mientras mira por un nombre específico.

-Corazón... por todos los cielos ¿qué estás haciendo?- Pregunta su madre, tomando asiento en la silla vacía al lado de su hijo, mirándolo pasar las hojas enloquecidamente de su historia familiar, todo puesto junto gracias a su propia madre. La abuela de Tom fue apasionada a la historia, completamente lo contrario a Simone, aunque ella tiene que admitir que algunas de las cualidades han influido en ella. Después de todo, está guardando este árbol genealógico en lugar de tirarlo a la basura.

Tom no responde a su madre, ni siquiera reconoce su pregunta. El sólo continua dándole vuelta a las hojas, no deteniéndose hasta que alcanza una página con una pocas fotografías en blanco y negro.
Y sin duda alguna, mirándole justo de regreso están las caras familiares de una inmóvil familia sonriente de cuatro personas de los años 1900.

Él revisa la imagen, sus ojos aguándose mientras caen sobre un sonriente muchacho de cabellos oscuros vestido en un traje muy lindo para una fotografía familiar.
El muchacho le sonríe a Tom con el mismo grupo de perlas blancas que ha aprendido a amar durante los pasados meses.

-Tom, cariño...-Simone pregunta prudentemente, mirando a su hijo que parece estar sumido en alguna de las fotografías de sus parientes lejanos.

Tom levanta la mirada de la página hacia su madre y le mira cono si apenas notara su presencia en la habitación por primera vez. Muerde su labio y regresa su mirada hacia la página de fotografías fotocopiadas frente a él. Queriendo respuestas, desliza la carpeta a través de la mesa enfrente de su madre.

Simone mira sobre la página abierta que su hijo acerco a ella, y sonríe suavemente mientras mira al rostro de su joven abuelo, James. Lucía tan diferente como niño, aunque siempre parecía tener la misma mirada testaruda en su rostro. Ella no puede evitar reírse gentilmente.

Tom coloca su dedo índice sobre la fotografía, apuntando directamente a Bill.
-¿Qué le paso a él?-

Simone sacude su cabeza mientras regresa de su pensamiento y escucha la pregunta de su hijo, no siguiéndolo completamente.
Mira la leyenda de nombres debajo de la fotografía y lee el nombre enlistado "Wilhelm" junto al que fuera el de su abuelo.

-¿Qué quieres decir, corazón?- Ella pregunta, mirando a su hijo con una mirada perpleja sobre su rostro.

Tom suspira, luciendo molesto con la incapacidad de su propia madre de seguir el hilo de sus pensamientos.
-Bueno, primero, nunca lo has mencionado a él antes, ¿Por qué no?-

Simone mira hacia la fotografía una vez más.
-Él es tu tío bisabuelo, el hermano de tu bisabuelo- Explica.

Tom rola sus ojos. Él ya se figura esa parte.
-El árbol familiar de Ava...- Dice suavemente, soltándolo.

-¿Qué hay acerca de eso?- Simone pregunta, dirigiendo su mirada de regreso a Tom.

-Por Bill, digo, Wilhelm, dice que murió cuando tenía 18. ¿Cómo? Me refiero a ¿por qué murió tan joven?- Tom pregunta con más curiosidad de la que su madre sabía que tenía. Le está mirando con ojos que demandan respuestas.

-Bien...- Simone comienza despacio, mirando anhelantemente a la fotografía mientras mueve su dedo ausentemente alrededor de las fotografías. –El abuelo y la abuela, mis abuelos, realmente nunca hablaron de él mucho. Realmente ellos se mantuvieron alejados de eso tanto como fue posible.-

Tom la mira, silenciosamente pidiéndole que siguiera, que explique más.

-Honestamente, ellos no estaban seguros de si él murió a esa edad...-

Tom parpadea, su frente frunciéndose en confusión –¿A qué te refieres con que ellos no estaban seguros?-

-Nunca encontraron su cuerpo- Simone dice, levantando sus ojos para observar a su hijo quien está literalmente enganchado a sus palabras. –Él huyó cuento tenía 18, pero nadie le vio otra vez-

Tom asiente su cabeza en entendimiento, guardando silencio por un momento y mirando como si tratará de atrapar su mente alrededor de las palabras, aunque honestamente él está sosteniéndose a si mismo de bombardear a su pobre madre con más preguntas que probablemente ni siquiera tiene las respuestas.

-¿Sabes por qué huyó?- Pregunta después de que decide que ha pasado suficiente tiempo.

Simone frunce su labio mientras mira la fotografía y entonces cierra la carpeta. Sacude su cabeza.
-No, no la historia completa. Lo más que me dijeron fue que él se volvió nada más que una desgracia pública para el nombre de la familia-

-Oh- Tom dice, mordiendo su labio inferior una vez más, inconscientemente retorciendo sus manos juntas. -¿Pero él no murió tan joven?-

Simone ríe ligeramente y sacude su cabeza con asombro puro hacia su hijo mientas se levanta de la silla y regresa a seguir buscando por un cupón.

-No que alguien de nosotros sepa. -Dice riéndose –Pero supongo que eso será un misterio para siempre-

Tom deja salir una pequeña risa, tratando de sonar un poco normal, pero hacerlo es un poco difícil cuando no quiere más que reírse en la cara del tiempo. Pero claro, si él no murió tan joven, entonces ¿qué le pasó a él? ¿Y qué tiene que ver la vergüenza pública en todo esto?

Simone mira sobre su hombro a su actualmente sonriente hijo, su cambio de humor trayendo una orgullosa sonrisa a su rostro.
Entonces sus ojos caen sobre la carpeta llena del pasado de su familia que está descansando sobre la mesa y su sonrisa decae ligeramente.
-¿Tom?- Pregunta.

-¿Sí, mamá?-

Su mama gira su cuerpo completamente y yace sobre el mostrador, su frente frunciéndose con ligera confusión.
-¿Por qué repentinamente preguntas sobre eso? ¿Y sobre tu tío bisabuelo de toda la gente?- Ella pregunta con una risa estrangulada.

Tom se encoge de hombros y se levanta de su silla.
-Ninguna razón, realmente. Sólo ha estado en mi mente- Dice sobre su hombro mientras camina fuera de la cocina y se dirige hacia su habitación, dejando a su madre nadar en un mar de confusión en la cocina.

**

¡Ding-Dong!

¡Din-din-ding-din-din-dong!

El impaciente timbre hace eco con un ligero zumbido a través de la casa Kaulitz más tarde ese día, no mucho después de que Tom hubo dejado la cocina y huido a la seguridad del santuario de su habitación para evadir cualquier futura pregunta de su desconcertada madre.

-¡Ya va!-

¡Din-din-ding-dong!

-Dios, ¡ya voy, tengan paciencia, gente!- Ava dice ruidosamente con exasperación mientras alcanza la puerta principal y la abre, molesta con la inesperada visita por ser tan increíblemente impaciente. Ella se detiene sobre sus talones mientras sus ojos se agrandan ante la vista del visitante.

Parado delante de ella está un muchacho alto de cabello negro quien parece ser de la misma edad que su hermano mayor.
Vale, olviden eso, es un muchacho bastante lindo que parece ser de la edad de su hermano. Ella se sonroja y le sonríe.

-Uh, hola- Ella balbucea nerviosamente, sintiéndose más joven de lo que ya es.

Él ha estado parado ahí con sus brazos cruzados sobre su pecho, abrazándose mientras se dice continuamente que no llore.
Mirando hacia abajo a la cara de alguien más en lugar de la de su Tomi, él quita la mirada muy turbada de su rostro.

Él sonríe suavemente a la joven muchacha.
-Oh, hola- Dice con un tono gentil –Tú debes de ser... ¿Ava?- Pregunta, no muy seguro de si recordó su nombre correctamente o no.

El sonrojo de de Ava empeora y se fuerza a si misma a asentir.
-Um, si, ¿Cómo lo supo?-

El joven hombre se ríe y su sonrisa se agranda.
-Tú hermano me ha dicho maravillas acerca de ti- Dice – hablando de tu hermano ¿Se encuentra aquí en este momento?-

Ava muerde su labio y mira dentro de la casa antes de asentir al visitante.
-Mm, sí, Creo que está arriba. Espere ¿quién es usted exactamente?- Pregunta, mirando al visitante de arriba abajo, reteniendo una risa ante su ridícula ropa tan anticuada.

-Oh, Soy Bill, soy el ...- Dice callando un momento –amigo de Tom. –él se decide, encontrando que es mejor no mencionar el estado de su relación aún.

-Oh, está bien- Ava dice y se mueve hacia un lado, dejando a Bill entrar a la casa Kaulitz.- Él debe de estar en su habitación- Agrega y cierra la puerta detrás de Bill antes de retirarse a la otra habitación.

-Gracias- Bill dice detrás de ella, mirándola salir antes de dirigirse hacia la escalera. Sollozando una vez e imaginando los brazos de Tom a su alrededor, recorre las escaleras de prisa tan rápido como es posible, recordando de su primera visita unos días antes que la habitación de Tom es la que está a la derecha subiendo las escaleras.

No molestándose en tocar, abre la puerta del cuarto de Tom y camina unos cuantos pasos, lo justo para cerrar la puerta detrás de él.

Cierra la puerta con un ligero clic y se gira para mirar el resto de la habitación.

Tom está sentado sobre la cama, su guitarra posada sobre su regazo mientras rasguea una canción completamente desconocida para Bill.
Él mira hacia la puerta, esperando ver a su mamá o a Ava paradas ahí para venir y fastidiarlo, pero sus ojos se agrandan mientras mira a la única apersona que nunca esperó entrará en su habitación así.

-¿B-Bill?- Pregunta, como si quizás él sólo estuviera viendo cosas.

-Tomi...- Bill solloza en un gentil tono, su voz temblando mientras lágrimas de frustración y estrés finalmente toman su victoria y caen por sus mejillas, cayendo al piso mientras las gotas alcanzan su barbilla y caen.

-Oh mi Dios, Bill- Tom dice y cuidadosamente quita su guitarra de su regazo y la posa a un lado de él sobre la cama.
Salta de su posición y camina unos pocos paso para encontrar a Bill cerca de la puerta, instantáneamente rodeando con sus brazos la temblorosa figura de Bill.

El llanto de Bill se vuelve más fuerte mientras cae contra Tom, dejando su cuerpo yacer contra el de Tom mientras deja a su cuerpo apagarse, sus lágrimas fluyendo continuamente como ríos rompiendo una presa mientras entierra su cabeza tanto como puede ser en el hueco del cuello de Tom.

-Tomi- murmulla entre sus sollozos y gemidos, su llanto amortiguado por el hombro de Tom.

-Shh, Bill, bebé, todo está bien- Tom masajea el cabello de Bill, sosteniendo a Bill contra él mientras trata de calmarlo meramente con sostenerlo.

Bill se tensa en sus brazos.
-No me llames bebé- Murmura en el cuello de Tom.

Tom se ríe entre dientes y mueve sus manos a lo largo de la espalda de Bill en calmados círculos, sacudiendo su cabeza con asombro.
Por supuesto, él probablemente no ha sido llamado "bebe" de una manera amorosa desde que era un niño Tom piensa para si mismo, olvidando la diferencia de generación una vez más.

-Lo siento- Tom dice en el cabello de Bill, tratando de no reírse mientras Bill continua liberando sollozos estrangulados.

-¡Tomi!- Bill gime, apretando su agarre en la espalda de Tom, casi hundiendo sus uñas a través del delgado material de algodón de la playera de Tom y rompiendo la piel de los hombros de Tom.

Tom suspira y camina con Bill hacia la cama, nunca dejando que su abrazo se rompa durante el trayecto.

Él se sienta y hace que Bill se siente de lado sobre su regazo, acurrucado contra su pecho y llorando desesperadamente con su cabeza aún escondida seguramente debajo de la barbilla de Tom.

Tom sostiene a Bill fuertemente contra su cuerpo, arrullándolo como a un bebé y plantando besos calmantes sobre la cabeza de Bill, enterrando su nariz en el pelo de Bill mientras inhala esa esencia única.

-Shh, Bill.. ¿Qué está mal? ¿Qué sucedió?- Tom pregunta suavemente al notar que Bill comienza a calmarse ligeramente, su llanto comienza a ser menos estrangulado con cada sollozo moribundo que recorre su cuerpo.

Bill sorbe y limpia su rostro, su visión borrosa por las lágrimas y sus ojos enrojecidos mientras trata de hablar con voz normal.

-Mis padres- murmura, su voz llena de desagrado mientras unas pocas lágrimas caen por sus mejillas.

Con la cabeza de Bill aún descansando sobre su pecho, Tom pregunta gentilmente -¿Qué hay con ellos?-

-ellos... ellos...- Bill comienza y tartamudea sólo para no de lloriquear mientras trata de retener más sollozos.

-¿Ellos qué?- Tom pregunta comenzando a ponerse ansioso, cientos de diferentes escenarios corriendo a través de su mente, todos ellos girando alrededor de algún tipo de terrible y horroroso accidente con sangre y tripas.

Pero Bill responde con el único escenario que Tom ha fallado en tan siquiera pensar.

-Ellos quieren casarme- Él responde con un suave tono, dolor y pérdida evidente en su voz mientras cierra sus ojos con frustración y se aprieta sobre el pecho de Tom en busca de un escape.

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