23.- Stories and Questions
(Historias y Preguntas)
Tom entra a la habitación de invitados un poco después de la media noche del mismo día en que aprendió tantos secretos que su abuelo estuvo escondiendo por tanto tiempo. Está en un estado de alegría por la nueva información que no puede eliminar esa sonrisa de sus labios mientras cierra la puerta de la habitación detrás de él y comienza a quitarse la playera en su camino hacia la cama.
Bosteza mientras medio dobla la playera y la avienta por ahí, pero ni siquiera su fatiga puede quitarle esa sonrisa colgando de sus facciones. Su mente está inundada con tantas preguntas; estaría en la otra habitación acorralando a su abuelo con pregunta tras preguntas si pudiera.
Afortunadamente para su abuelo, Tom tiene algo de control sobre si mismo.
Como sea, ¿Qué tendría de divertido aprender todos los secretos de la familia en un día?
Él debería de dejar el resto para otra ocasión. No es como si Tom fuera a irse muy pronto de ese lugar. Aún le quedan semanas de las vacaciones de verano antes de regresar a casa.
Desvistiéndose hasta quedar en bóxers, se sienta en un lado de la cama y se inclina para quitarse los calcetines antes de aventarlos junto con el resto de su ropa cerca del pie de la cama, donde sus ojos se quedan pegados al diario de tapas de cuero que aún está sobre las sábanas.
La sonrisa de Tom se amplia, si es posible, y se estira hacia los pies de la cama para agarrar el objeto olvidado.
Levantándole, lo gira en sus manos, dejando que sus ojos recorran el gastado cuero en la tenue luz de su lámpara de noche. Exhala profundamente en medio de una sonrisa mientras se recuesta contra las almohadas, levantando sus piernas y dejándolas en la cama en el proceso.
Unas horas antes, ese diario estaba volviendo loco a Tom. Era como un santo grial, alguna conexión inmaculada entre el pasado y el futuro que pareciera contener tantas de esas respuestas que ha estado buscando, dándole finalmente un cierre a todas esas incertidumbres sobre el futuro de Bill.
Pero es sólo un tonto y pequeño diario que termina demasiado pronto.
Puede ser una conexión con el pasado, haciendo a Tom sentirse cercano a Bill mientras están separados pero definitivamente no es el santo grial.
Todas las respuestas por las que ha estado buscando han estado más cerca de lo que esperaba, escondidas y mantenidas en secreto por su propio abuelo.
-Sólo un diario- Tom dice en voz queda, riendo suavemente mientras gira la parte superior de su cuerpo hacia un lado para dejar el diario en la mesa de noche, y es ahí cuando sus ojos se posan sobre su celular en la base de la lámpara. Los lados del teléfono están parpadeando, señalando una llamada perdida.
Lo agarra y abre la pantalla, el objeto iluminando su rostro en la tenue luz de la habitación.
1 llamada perdida, 1 mensaje dice la pantallita.
Tom se encoge de hombros cuando encuentra que la llamada perdida es solamente de Georg, y con la experiencia de veranos pasados, Tom supone que Georg probablemente olvidó que él está fuera del pueblo. De nuevo.
Como sea, Tom marca el número de su buzón de voz y espera por la voz de una mujer computarizada anunciarle la introducción completa "Usted tiene un nuevo mensaje de voz. Mensaje nuevo..."
Por unos cuantos segundos no hay más nada que silencio, pero justo cuando Tom está por borrar el mensaje, escucho algunos sonidos amortiguados y sollozos en la grabación. Su ceño se frunce ante el sonido y presiona su oreja izquierda más cerca con la esperanza de escuchar mejor los suaves sonidos del mensaje.
Después de unos cuantos segundos más de sollozos, una tenue voz habla "Ten". Claramente no está dirigida hacia el teléfono, pero sin embargo el micrófono parece haber logrado captar la voz.
Y es la familiaridad de esa voz lo que causa que Tom se levante de un brinco y mueva sus piernas de regreso a un lado de la cama mientras sus ojos casi se salen de su lugar.
No hay manera de que sea la voz que él piensa que es.
"¿Terminaste de hablar con él?" La clara voz de Georg pregunta en respuesta, otra vez no hablando en dirección al teléfono.
Tom apoya sus codos en sus rodillas, agachado con su oído izquierdo aún presionado con la esperanza de oír mejor, justo mientras escucha a esa voz tan familiar responder con tono suave y lloroso "No estaba ahí"
Hay otro segundo de silencio y de sonidos lejanos que asemejan esos de cuando alguien está intentando limpiar sus lágrimas, constantemente sorbiendo y respirando muy profundamente.
Tom muerde su labio inferior, sus ojos aún muy abiertos.
Él conoce esa voz, podría reconocerla donde sea, pero no hay manera posible de que sea quien cree que es.
Como sea, cuando el mensaje reproduce una corta y amortiguada grabación de Georg dando algunas instrucciones rápidas de cómo terminar una llamada, las sospechas de Tom son confirmadas.
Termina la llamada con el buzón de voz tan rápido como puede y marca uno de sus primeros contactos. Sus piernas comenzando a temblar con ansiedad mientras escucha tres tonos de marcado y, como si estuviera jugando una retorcida broma con su mente asustada, un cuarto le sigue, enviándolo directamente al buzón de voz.
Suelta un pesado y agraviado suspiro terminando la llamada antes incluso de escuchar el beep para dejar un mensaje. No tiene tiempo para eso. Tomando grandes bocanadas de aire mientras su corazón comienza a acelerarse, presiona el botón de remarcado, murmurando "contesta, contesta, contesta" hasta que al fin, un tenue sonido familiar es seguido de un muy cansado saludo.
-¡Georg!- Tom grita, enderezándose por un momento antes de inmediatamente volver a encorvarse y dejar caer su cabeza sobre su palma izquierda. Cierra los ojos y no espera por una respuesta. -¿Qué demonios fue ese mensaje? ¡No podría haber sido él! Digo, ¿por qué estaría llamándome? ¿Cómo estaría llamándome? No era él. Espera, joder ¿estaba él ahí? ¿O aquí? ¡Georg! Mierda, hombre ¡detén tu estruendosamente horrible ronquido y contéstame!
Un suspiro largo y cansado le sigue.
Aparentemente Georg no está tan ajetreado como lo está Tom.
Y para colmo hay una simple respuesta –Seh.
Tom suelta un gemido fuerte de pura irritación, no importándole escuchar sonidos provenientes de la otra cama –lo que significa que probablemente despertó a su hermana. La verdad es que no le importa. Se frota la frente, sus ojos cerrándose mientras intenta calmar su asustado corazón. Sus piernas están temblando aprensivamente aún, y está haciendo todo lo que puede para no aventar el teléfono en ese momento.
-¿seh, qué, Georg? ¿Sí, él estaba ahí o sí, no era él? Joder, ¡dame una maldita respuesta directa!
-Tom, sí, estaba aquí. Bill estuvo aquí, ¿de acuerdo? Y también su hermano, James creo que se llama- Georg responde con la voz aún cargada de sueño.
-¿James estuvo ahí?- Tom grita, levantándose de su cama para comenzar a pasearse alrededor del cuarto, ligeramente frotando su frente. -¿Qué demonios estaban haciendo ahí?
Georg deja escapar otro cansado suspiro –Algo relacionado con una chica. ¿Florence?
-Florence- Tom dice en un murmullo, tomándose unos momentos para recordar quien es ella exactamente. Sólo recuerda ligeramente haber escuchado ese nombre antes, pero de repente, la verdad le golpea directo en la cara –Mierda, esa chica ¡Florence! ¿Qué hay con ella?
-No lo sé, el pequeño dijo algo sobre que ella pensaba que puede ser tan cercana a Bill como tú lo eres, lo que sea que signifique eso. Todo lo que sé es que Bill estaba literalmente llorando sobre algo que ella hizo. ¿Quién es de todos modos? ¿La conoces?- Georg pregunta, su voz comenzando a sonar más alerta conforme los minutos pasan.
Tom suelta un amargo suspiro y vuelve a tomar su asiento al filo de la cama, poniendo su frente de regreso en su palma- sí, sí, - comienza suavemente, un tono dolido en su voz. -Sé quien es ella. Ella es... la chica que los padres de Bill como que eligieron para él.
-¿.,,Como que eligieron para él?- Georg pregunta con voz indecisa, es claro que no le gusta cómo suena eso.
Hay otro suspiro del lado de la línea de Tom mientras frota su frente cuidadosamente –Su madre quiere que ellos se casen, pero su madre también es una psicótica, ¿vale? No es como si a Bill tan siquiera le guste Florence en primer lugar.
-¡Tom!-Georg grita en la forma de un susurro -¿estás loco?, ¿Ahora me estás diciendo que te están metiendo en medio de un matrimonio planeado hace un siglo?, ¡¿Quieres morir o qué?!
-Yo no hago eso... Ya sé que ellos no se van a casar. No me estoy metiendo en el camino de nada, Georg.
-Amigo, ¿querrías parar con tus vanas ilusiones?
-¡No estoy hablando de ilusiones vanas, Georg!- La voz de Tom es seria y casi vehemente para cuando agrega –Sé que él no se va a casar con esa chica, ¿de acuerdo? No estoy alterando la historia más de lo que ya lo ha sido.
-Bien- Georg replica calladamente, aceptando la derrota. Es demasiado tarde para discutir esto por el teléfono y ya ha gastado suficiente tiempo de su día tratando de hacer que esos dos muchachos regresen a casa antes de que alguien más los descubra.
Soltando un suspiro cansado, Tom se deja caer sobre su cama y se queda mirando el oscuro cielo del cuarto mientras pregunta curioso -¿Entonces dónde está Bill? ¿Ellos ya no están aquí, verdad?
-No, gracias a Dios ellos ya no están aquí- Georg responde con una risa agradecida –al final logre hacer que regresaran a casa, a principios del siglo XX donde pertenecen.
Tom respira profundamente, repitiendo por lo bajo –Cierto, a principios de 1900... A dónde pertenecen... Hey ¿por qué no trataste de llamarme otra vez? Si ustedes hubieran llamado, como, veinte veces probablemente lo hubiera escuchado en algún momento.
-No pensé en eso, creo. Estaba tan alucinado tratando de hacerlos regresar que volver a llamarte era la última cosa en mi mente, lo juro. Bill debe de odiar realmente a esa Florence, digo, estaba seriamente enojado sobre algo- Georg continua, recordando cuán difícil fue convencer finalmente a Bill y a su hermano de que regresaran al parque y usarán el portal de tiempo ese.
Georg aún no entiende cómo funciona.
Nadie lo hace.
Pero, bueno, si esa cosa logra hacer regresar a esos dos a donde tienen que estar sin alterar la línea de tiempo de los eventos demasiado, entonces creerá en todo, no importa cuan insano parezca.
-Espero que no fuera demasiado drástico, lo que sea que pasará- Tom murmulla, su mente pasando por todos los peores escenarios posibles, ninguno es demasiado consolador. Se estremece ante la imagen mental de alguna chica besando a su Bill, y su estómago se retuerce con una agitación amarga. -¿No dijo que había pasado?- Pregunta, esperando que, al menos, su amigo pueda confirmar que lo que su enferma mente está pensando no pasó.
Como sea, Georg contesta ligeramente arrepentido –Nop, no soltó ni una sólo pista. Sólo se mantenía farfullando acerca de no ser capaz de regresar aún y necesitarte.
Tom deja sus párpados cerrarse al mismo tiempo que libera un suspiro –Este verano va a matarme, Georg, lo juro- Dice suavemente, sonando un cien por ciento sincero. -¿Se encontraba bien para cuando lo obligaste a regresar a casa?
-Lucía mejor, creo- la voz de Georg llega desde el otro lado de la línea, sonando ligeramente rasposa para cuando alcanza los oídos de Tom –pero la próxima vez que se presente aquí, tú tendrás que lidiar con él. Sabes que odio toda esta... mierda de viaje en el tiempo o lo que sea que sea que esté jodiendo con la línea del tiempo.
El chico de las rastas, yaciendo sobre su cama, rueda sus ojos ante la continua preocupación de su amigo, dice por lo bajo –Georg, créeme, si pudiera lidiar con eso lo haría. Escucha, te dejo dormir... gracias por ayudar a Bill, ¿de acuerdo?
-Sí, sí, como sea- Georg contesta y termina la llamada sin tan siquiera preocuparse con un adiós.
Tom suspira por dentro y cierra el teléfono, moviendo hacia un ángulo para mirarlo fijamente por unos segundos, la culpa carcomiéndoselo por no haberlo tenido en su posesión hace algunas horas.
Bill lo necesitó y el no estuvo ahí.
Gira el teléfono en sus manos y pone el volumen en encendido, cambiando el teléfono para que suene automáticamente con una llamada en lugar de vibrar, viendo que una tonta vibración no llamo su atención antes. Dejándolo en su mesa de noche, lo mira una última vez antes de apagar la lámpara para dejar la habitación en la penumbra de la luz de la luna.
Se reacomoda debajo de las cobijas y se queda recostado contra sus almohadas para una larga y tortuosa noche tratando de mantener a Bill y el resto de su futuro fuera de su mente, cada milímetro de su cuerpo lleno de anticipación y curiosidad por todas esa historias no dichas que su abuelo a mantenido ocultas sobre sus memorias de la infancia.
Mientras el yace sin descanso en su cama, está completamente inconsciente de que su hermana yace despierta en el otro lado de la habitación después de haber sido sacada de su sueño y haber escuchado una muy confusa conversación acerca de Tom, Bill y los principios de los años 1900...
**
-Wilhelm, ¿no estabas con Florence ayer por la tarde?- La madre de Bill pregunta en medio del desayuno la mañana siguiente. La familia Trümper, con excepción del padre de Bill, están sentados a la mesa en el comedor, rodeados por una pequeña variedad de postres. La madre de Bill es la que está a la cabeza de la mesa, de frente a una silla vacía, mientras Bill y James están sentados en lados opuestos de la mesa.
El mayor se detiene en medio de su rutina y baja el pedazo de tostada de su boca, sosteniéndolo sobre su plato casi vacío mientras responde cortésmente –Sí, madre, así era.
-¿y fueron a otro lado?- Pregunta, no mirando a su hijo al hablar. Ella parece más preocupada con la tarea de esparcir una pequeña porción de mantequilla sobre su tostada insípida. –Esperaba que regresaras con ella para la cena.
Bill da una larga mordida a su tostada y la mastica lentamente, su corazón ya acelerándose ante la pista clara de adonde se dirigirá esta conversación muy pronto.
Como sea, traga y responde con voz calmada sin un tinte de estar mintiendo –Algo se nos cruzó.
-¿Algo se les cruzó?- Su madre repite, sus ojos moviéndose para encontrarse con los de su hijo unos cuantos segundos.
-Sí, Madre, algo se nos atravesó y tuve que llevar a Florence a casa- dice llanamente, la mentira blanca fácilmente deslizándose por su lengua para alisar un poco el tenso aire de la mañana.
La mujer aclara su garganta mientras regresa sus ojos al pedazo de pan en sus manos, dejando el cuchillo de la mantequilla balancearse al filo de su plato. Alza sus cejas ligeramente, una mirada de disgusto sobre sus facciones, aparentemente no aprecia la actitud insolente en la voz de su hijo.
Por unos cuantos minutos un silencio tenso se posa sobre los tres mientras mastican su comida, manteniendo sus ojos sobre sus platos.
-¿y hacia donde corriste, James?- Su madre pregunta en un intento de voz ligera, mirando hacia el más joven de sus hijos con ojos curiosos.
El pequeño brinca ante la pregunta siendo dirigida hacia él y deja caer su cuchara de regreso a su ahora fría avena. Su cara palidece casi tres tonos, sus ojos se agrandan y vagan por la mesa antes de posarse sobre el rostro de su madre -¿q-qué?- pregunta con voz estrangulada, casi escupiendo la comida que aún está en su boca.
-Ayer por la tarde, corriste hacia algún lado ¿verdad? ¿Estabas con alguien de la escuela?- Su madre mira el peculiar comportamiento de James con suma curiosidad.
-Yo, uh, y-yo fui...
-Él estaba conmigo, Madre- Bill habla, distrayendo la atención de su madre del parloteo de su hermano.
-¿Estaba contigo? ¿Pensé que estabas con Florence?
-Estaba- Bill asiente con rigidez, formulando una historia falsa en su cabeza- James vino con nosotros, mientras llevábamos a Florence de regreso a casa. Entonces me lleve a James por un rato. Él parecía muy intranquilo para sólo sentarse en la casa todo el día.
-Hmm- la mujer dice suavemente, sus cejas aún alzadas con ligera incredulidad mientras regresa su visión a su desayuno. -¿Y dónde es, exactamente, el lugar donde ustedes dos gastaron todo la mañana y la tarde?
-Sólo anduvimos por el pueblo, ningún lado de gran importancia.- Los hermanos se miran uno al otro, el más joven con una mirada un tanto a terrada por el hecho de que Bill sea capaz de mentir tan de lleno en la clara de su madre.
Como sea, el mintió sin problemas y sólo parcialmente.
Verdad era que sólo anduvieron por el pueblo.
Estuvieron explorando el pueblo de un ciento de años en el futuro, lo cual es sólo una pequeña discrepancia, ¿Cierto?
**
Los días pasaron lentamente, cada periodo de 24 horas alargándose tanto al punto de la casi tortura hasta que Tom se puso a pensar y realizó que no sólo uno, ni dos, sino tres semanas habían pasado desde que mirara el calendario colgando de la pared de la cocina de sus abuelos.
Él muchacho de rastas gira la página de Julio a Agosto y su sonrisa se ilumina ante las pocas semanas que quedan.
Unas cuantas más y podrá regresar a casa.
Unas cuantas cortas semanas y podrá ver a Bill.
Bill.
Deja la página del calendario caer de sus manos, el mes de Julio ahora completamente a la vista otra vez mientras la sonrisa desaparece de sus labios.
Lo ha estado haciendo tan bien, no andando por toda la casa como un cachorro perdido ante el pensamiento de extrañar a Bill.
Y entonces ha habido algunos pocos momentos donde su mente regresaba a esa cara angelical, viéndola iluminarse por los rayos del sol colándose a través de las rendijas en el abandonado cobertizo, escondidas por las sombras. Puede sentir el espléndido cabello de Bill haciéndole cosquillas en las puntas de sus dedos mientras recorre con ellos los mechones. Puede sentir esos inocentes y temblorosos alientos siendo exhalados contra su barbilla o su cuello, alertando sus sentidos a su máximo. La sensación de un cuerpo ágil presionado contra el suyo; la sensación de toques inseguros y las miradas nerviosas mostrándose ante él; la sensación de labios fríos tocando los suyos tan ligeramente que dicho encuentro no debería ser calificado como beso...
Memorias tan vívidas que quiere llorar cuando regresa a la realidad.
A estado anhelando a Bill últimamente, lo cual es cierto.
No sólo su mente, también su cuerpo.
Muchas noches yace sin poder descansar sobre su cama, las sábanas aventadas a un lado mientras mira el techo oscurecido con suspiros profundos silenciados.
Deja a sus párpados rendirse a la fatiga, y todo lo que ve es el rostro sonrojado de Bill, o sus tímidas sonrisas mientras aparta sus ojos y agacha su cabeza.
Su mente brinca de memoria en memoria, de un toque al otro.
Él cacha a Bill, una vez más, mientras se cae del árbol en el jardín trasero de la residencia Trümper.
Escucha a Bill susurrar la misma pregunta de "¿le agrado, Sr. Kaulitz?" mientras están escondidos en la profunda seguridad de ese cobertizo en esa tarde tormentosa meses atrás.
Él revive los momentos, de regreso a ese pequeño rinconcito entre los árboles detrás de la casa de Bill, de vuelta a la primera vez que realmente se tocaron uno al otro.
Él revive cada beso robado en las sombras.
La parte baja de su cuerpo se remueve con anticipación, olas tenues de excitación crecen contra su voluntad, y se gira en su cama en esas noches, mirando la pared junto a su cama con los ojos bien abiertos, deseando que el anhelo lo deje en paz.
Es en noches de insomnio como esas que se descubre a si mismo deseando no tener que compartir la habitación con su hermana, y eventualmente, cuando el deseo se niega a dejarlo descansar, se escurre hacia el baño en las inapropiadas horas de la noche para hacer que el deseo se vaya.
Son esas noches las que lo dejan sintiéndose fuera de lugar y deseando regresar a casa tan rápido como sea posible.
Como sea, no es como si tuviera la opción de olvidarse de Bill durante las horas del día.
Especialmente desde que su abuelo le ha estado filtrando información a cucharadas cada día.
Aunque, las historias no le han dejado con el deseo de verle. En lugar de eso, ha estado esperando por todas esas pequeñas historias que su abuelo tiene por decir, dichas a él por su padre, James.
De hecho, "historias" no debería de ser la forma apropiada de llamarlas.
Porque ellas nos son ficción, están muy lejos de serlas, para ser sinceros. Son meramente recuentos de todos y cada uno de los recuentros que tuvo James con Bill y un amigo en el futuro –el futuro actual; años, incluso décadas después del tiempo de Tom.
Bill puede haberse perdido, nunca vuelto a ver o escuchado de él otra vez en muchos años, pero no del todo.
Él tiene un visitante de casa.
James.
-Se iba y desaparecía por muchas horas los fines de semana, casi como si se fuera todo el día.- El abuelo de Tom habla de su propio abuelo una tarde. El mayor está sentado en un lado del sofá en la sala, ligeramente encorvado. Sus ojos mantienen una mira distante y vaga, como si no estuviera enteramente en el presente mientras recuerda las historias que le fueran dichas de niño.
-Y luego él regresaba y siempre tenía tantas historias que contar, lo cual significaba nada para mí en aquel entonces- Su abuelo cierra sus ojos mientras una ligera sonrisa se cuela en su rostro con remembranzas e ironía- Cuando niño, las veíamos como sólo historias de aventuras; fantasías de un posible futuro donde la gente sería capaz de sentarse frente a una pantalla brillante y conectarse con personas del otro lado del globo terráqueo.
Los ojos de Tom se agrandan mientras se sienta enfrente de su abuelo, escuchando sus palabras como si fueran las más preciadas e importantes que nunca escuchó –Quiere decir que James fue, o vino, o lo que sea, a nuestro tiempo?- su voz cerca del asombro.
El hombre sonríe muy efusivamente y asiente mientras se mueve en el sofá –lo hizo, él lo hizo—confirma suavemente. –El hacia visitas un par de veces al mes, siempre manteniéndose en contacto.
-¿Tan seguido?
-Mhm- El hombre mayor tararea, sus ojos apenas abiertos, escondidos por sus mejillas mientras hace un pequeño viaje en su memoria –Siempre nos decía que a visitar a Bill y al amigo de Bill, entonces siempre regresaba con un montón de nuevos cuentos para compartir. Siempre asumí que Bill era algún tipo de cuenta cuentos o algo así, dándole a nuestro padre un nuevo montón de historias para nosotros cuando regresará...
El adolescente sonría y mueve su visión hacia la mesita que lo separa de su abuelo. Su sonrisa decae ligeramente mientras las palabras del hombre se repetían en su mente –Espere- comienza calladamente, su barbilla descansando en su mano, su ceño se frunce –¿El amigo de Bill?
El abuelo abre sus ojos completamente, el oscuro castaño desvanecido con la edad. Mira hacia su nieto, parpadea un par de veces mientras su sonrisa también desaparece -¿Sí?- pregunta, un poco de confusión en su voz -¿Qué hay de él?
-¿Quién... -Tom duda, sus ojos moviéndose de su abuelo al suelo y de regreso a él -¿Quién es su...amigo?
Una alegre y rasposa risa llega a los oídos de Tom, forzándolo a mirar a su abuelo sólo para encontrarlo sacudiéndose con deleite.
Tom fuerza una sonrisa rígida, tratando de reírse también. Asumiendo que su abuelo está una vez más riéndose de algo que sólo existe en su mente, Tom sonríe y pretende saber que es tan hilarante.
-Lo siento, ¿Quién es el, uh, amigo de Bill?- Tom repite con voz avergonzada después de que la risa del hombre mayor muere. Agacha su cabeza un poco, sobando la base de su cuello con una palma sudorosa.
-Buen, por lo que mi padre siempre me decía- Tom mira hacia los ojos de su abuelo –su nombre era Tom.
Tom sonríe hasta que el nombre se mete por sus oídos, causando que se paralice.
Sus manos caen de su cuello hacia su regazo, su quijada se baja para hablar -¿Tom?- Suena boquiabierto.
El mayor asiente con la misma sonrisa jubilosa adornando su rostro entero.
-Tom. Como...- El adolescente se calla, sus ojos cayendo al suelo con su voz.
Pero su abuelo confirma su sospecha sin tan siquiera escuchar la pregunta completa.
-Como tú.
Tom alza sus cejar -¿yo?- pregunta con incredulidad, sorprendido y terriblemente avergonzado de que su abuelo sepa de él y Bill –Quiere decir- Tom comienza, tomando un profundo respiro mientras mira a su alrededor -¿él está conmigo? ¿Cuándo dice su amigo, pensé que quería decir...
Termina en el silencio, viendo a su abuelo sacudir su cabeza en respuesta.
-No, no hay nadie más, Tom- El mayor dice con voz gentil, casi tranquilizadora –El amigo eres tú.
-¿Yo?-
-Tú.
**
Se escucha un toquido en la puerta de la habitación. Bill suelta un suspiro inaudible y mira sobre su hombro desde su posición cerca de la ventana que mira hacia el patio trasero. -¿Sí?- pregunta con voz irascible, no teniendo el ánimo de recibir visitas a menos que suceda que se llamen Tom.
Cuando la puerta se abre, cualquier ligera pinta de esperanza que pudiera estar cruzándose por su mente desaparece rápidamente al identificar a su visitante.
-Florence- Dice por la bajo, sus ojos agrandándose y sus mejillas oscureciéndose inevitablemente mientras la hermosa chica se detiene frente a su cama por primera vez -¿Q-Qué te trae por aquí?- Tartamudea la pregunta, dando dos pasos hacia atrás hasta que se topa con la pared, casi aterrado mientras Florence se acerca a él.
-Tu madre me dejo entrar. Espero que esté bien- Ella dice calladamente, sonriendo dulcemente mientras camina completamente dentro de la habitación -¿Te sientes bien? Luces pálido...
-Y- bu- estoy bien- Traga con dificultad – Me sorprende verte, eso es todo, realmente- Dice forzando la más delgada de sus sonrisas.
Han pasado algunas semanas desde que Bill la vio. La ha estado evadiendo a toda costa, diciendo excusas de tener que ir corriendo al pueblo por algún artículo indescriptible o que tiene problemas familiares que tienen que ser resueltos, significando que no puede encontrarse con ella por cualquier razón.
Él pensó que estaría seguro en su propia casa.
Estaba equivocado.
Antes de que otra palabra sea compartida entre ambos, Bill se encuentra a si mismo siendo aplastado con la pared mientras Florence rodea con sus brazos su cuerpo en un muy apretado abrazo de oso, sosteniéndose con inusitada fuerza.
-Oh, Bill- Ella exhala despacio, claramente sonriendo a pesar de que su cabeza está hundida en el pecho de Bill –Estaba tan preocupada. No te he visto en días- no ¡semanas! Y primero tú... te desvaneciste. Oh, Bill, Estoy tan feliz de que estés bien- Su agarre se aprieta alrededor del torso del muchacho.
Bill mira hacia el cuerpo abrazándolo, deseando que pudiera quitarlo, pero alguna pequeña voz lo fuerza a enredar sus brazos ligeramente alrededor de la figura de la muchacha para regresar el abrazo. Aunque, por supuesto, la sostiene lo más ligeramente que le es posible.
-¿Desaparecer?- Pregunta suavemente, tratando de sonar como si no tuviera idea que lo que está hablando -¿Qué quieres decir?
-¡Tú!- Florence dice con voz sorprendida, alejando su cabeza del pecho de Bill para mirarlo. La diferencia de estaturas es un poco grande entre ellos –un par de semanas antes, cuando estábamos en tu jardín... estábamos discutiendo planes futuros-
Claro, "nosotros" estábamos discutiendo planes futuros, Bill piensa para si mismo con una voz interior sardónica.
-y tú...- ella continua –Tú, lo juro, ¡desapareciste!
Bill se ríe por lo bajo, haciendo su camino fuera del agarre de Florence para ponerse en el lado opuesto de la habitación –Florence, por favor- comienza con voz escéptica -¿Desaparecí? No seas tonta. ¿Qué estás sugiriendo exactamente?
-¡No lo sé!- Sus ojos están anormalmente grandes, prácticamente del mismo tamaño cuando vio a Bill desvanecerse. –Tú estaban allí un segundo y entonces al siguiente tú... ¡te habías ido!
El muchacho de cabello negro sacude su cabeza, luciendo como si estuviera escuchando tonterías –Ahora dime –Aclara su garganta- Si realmente hubiera desparecido, ¿a dónde fui?
Florence abre su boca para responder, pero la cierra rápidamente vencida –Debí de haber visto cosas, supongo- Admite calladamente, agachando su cabeza avergonzada.
Bill sonríe suavemente –Bien, porque la gente no puede desaparecer, ¿o sí?
Florence le mira, tratando de esconder una abochornada sonrisa –Claro que no- ella está de acuerdo, notando la locura de sus propias palabras.
Ella suelta un largo suspiro, diciéndose a si misma que en verdad estaba imaginando cosas, y gira su cabeza hacia la misma ventana que Bill miraba cuando ella llegó. Mirando hacia abajo directo al jardín vacio, sus ojos caen sobre la pipa; el punto exacto donde ella jura que Bill se desvaneció hace unas semanas. Sacudiendo su cabeza, fuerza a sus pensamientos a moverse a algún lugar diferente, algo que no sea tan inverosímil.
-¿Bill?. Pregunta después de un par de minutos de silencio.
Bill mira sobre su hombro para encontrar a Florence parada dándole la espalda -¿Hmm?
Hay un sonido de un profundo suspiro antes de que la temida pregunta sea dicha, trayendo a Bill de regreso al problema que hace mucho olvido.
-Ese mismo día, estábamos discutiendo algo también. ¿Lo recuerdas?- Gira su cabeza, sólo para encontrar la espalda de Bill mirándola. Como sea, él asiente con su cabeza en respuesta –yo... yo me estaba preguntando si has tenido oportunidad de, oh, no sé... ¿considerar lo que dije? Quiero que sepas que cada palabra que dije, la quise decir. Estoy lista.
Bill traga con dificultad, el aire que pasa por su boca haciendo un fuerte sonido. Da unos pasos hacia la puerta, vacilando con la respuesta; su espalda aún hacia Florence. –Uh- comienzo con voz casi demasiado suave para ser escuchada –Yo... tengo que tomar un tiempo para pensarlo, ¿de acuerdo?
-De acuerdo- Florence acepta, un poco de decepción en su voz.
Bill suelta un suspiro interior y agacha su cabeza, sus ojos mirando el suelo, rogando que no tenga que ser forzado a tomar esta decisión antes de que Tom regrese.
**
La semana continua su curso; las historias siendo continuamente compartidas entre abuelo y nieto, revelando más a Tom de lo que pudo haber pedido. El verano comienza a volar; los días pasan tan rápido que Tom está sorprendido de hallarse a si mismo dirigiéndose a la habitación de huéspedes con sólo cuatro noches más por delante.
Entra al cuarto con una pequeña caja bajo el brazo. Es una típica caja café, no muy larga. Es, sin embargo, lo suficientemente grande para guardar unas pocas novelas de tapa dura de tamaño normal.
El joven de rastas hace su camino a su cama desordenada y se acomoda para poder descansar contra las almohadas y la cabecera, la caja sobre su regazo.
Es de su abuelo.
El viejo dirigió a Tom hacia su habitación ese día temprano, diciéndole que tenía una sorpresa escondida para él desde hace tiempo. No le dijo mucho acerca de eso; simplemente saco la caja de su escondite de un closet trasero y se la dio a Tom, diciéndole que había tenido eso por muchos, muchos años.
Y mientras se coloca a si mismo encima de la cama y desliza sus dedos debajo de la tapa de la caja, rompiendo la cinta de embalaje, siente una sobrecarga de aprensión pulsar por sus venas.
La razón siendo, es técnicamente de James.
Toma un profundo suspiro mientras abre las cuatro solapas, revelando el contenido a sus ojos curiosos.
Hay una pila de artículos, ordenadamente empacados y atados juntos, ahí, en el centro de la caja.
Están en buena condición, como si nunca hubieran sido tocados, lo cual probablemente nunca ha sido desde que fueron puestos en la caja y dejados ahí hasta este día.
Saca la pila de cosas, atadas juntas por un pedazo de delgada soga plana, y deja la caja al pie de la cama junto a las sábanas arrugadas. Tratando de mantener sus nervios en calma, se pelea con el único nudo, jalando el final de la única cuerda para desamarrarla.
Cuidadosamente remueve cada artículo de su lugar, tocándolo y tratando como si fueran artefactos de museo y estuviera rompiendo la regla de 'Por favor, no tocar'.
Hay un sobre, una pequeña carpeta –casi un encuadernado, que pronto realiza es un álbum de fotos, y un cuaderno de pastas de piel que identifica rápido como otro diario.
Sonríe suavemente, sintiéndose como un niño sentado ante la más grande de las cosas que deseo en su lista de navidad.
Mirando hacia la puerta abierta del dormitorio y viendo que no hay nadie en el pasillo, agarra el sobre primero y lo sostiene en sus manos unos segundos, permitiéndole a sus ojos admirar el blanco y desteñido papel rectangular.
No es algo demasiado excitante.
Está en blanco, a pesar del pequeño detalle de un nombre impreso en el frente con una letra que no le es familiar.
Tomando un respiro que hace que sus hombros se eleven, gira el sobre y rompe el sello, sacando un pedazo de papel delgado.
Gira el papel en sus manos, sosteniéndolo con sólo la punta de sus dedos, como si tuviera miedo de irlo a romper mientras desdobla el documento. Mira la pequeña letra con la que está dirigido a él y no a otro, sus ojos recorren rápidamente las líneas de palabras antes de tomarse su tiempo para leerla.
Tom,
Espero que para cuando estés leyendo esto, estén bien enterado de lo que viene. También supongo que escuchar un buen montón de historias durante el verano, llegando ahora, al día el cual le dije a tu abuelo (mi hijo) que finalmente te pasara esto a ti.
No voy a malgastar tu tiempo hablando en esta carta, porque esta ni siquiera es importante. He guardado algunas cosas que creo que disfrutaras en tu tiempo. No es algo muy grande y ciertamente no es algo que estarás mostrándole al mundo.
El álbum de fotos no es muy informativo, pero tiene algunas fotos de nuestras visitas futuras.
Te sugiero que leas el diario pronto, preferiblemente antes de que regreses a Bill después de las vacaciones de verano.
Tomate tu tiempo y no te presiones mucho los siguientes días.
Todo lo de las historias que escuchaste, sucederá.
Mucho amor de tu bisabuelo.
James.
Tom se encuentra a si mismo mirando la carta en sus manos por unos cuantos minutos después de leerla, sus ojos nublándose sin razón aparente. Parpadea para aclarar su visión y dobla la carta, tomando control sobre el movimiento de su cuerpo. Se sorbe los mocos ligeramente, un escalofriante sentimiento atravesando su cuerpo ante el pensamiento del pasado y el futuro y cuán rápido el inevitable futuro va a llegar a donde corresponde.
Hay demasiado en su mente, tantas preguntas que no va a tener las respuestas hasta que tropiece con esa situación.
Pero justo ahora, las deja de lado.
Aclarando su mente, coloca el sobre en la cama, junto a la olvidada cuerda, agarrando el diario en su lugar.
Es parecido al que encontró en el sótano hace casi dos meses, pero no se ve usado y roto. Este parece más cuidado, como si lo mantuvieran lindo por alguna razón.
Mira el diario en sus manos y de regreso al sobre que yace a un pie o algo así más allá.
James dijo que lo leyera pronto, razona en su mente, sus ojos regresando a la pasta negra del cuaderno.
Recorriendo ligeramente con sus dedos el diario, se toma un momento para retirar la tapa y dirigirse a la primera entrada, encontrando la caligrafía en este mucho más legible que el anterior.
21 de Febrero 1909
Visité a Bill y Tom hoy...
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Turn Back Time
Fanfiction¿Qué sucede cuando tu verdadero amor es de una época diferente? ¿Podrán a pesar de tiempo estar juntos? Autor: Izzap Traductor: Devi