18.- Sweet Love

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18.- Sweet Love

(Dulce Amor)

*-*


-Sr. Kaulitz...

Bill exhala lleno de felicidad.

Su voz se atora en su garganta momentáneamente, sólo para ser liberada segundos después en un ligero gemido de éxtasis. Tom alza las caderas de Bill gentilmente, inclinando su cuerpo para un mejor ángulo mientras empuja una vez más, el ritmo estabilizado mientras se retira y vuelve a entrar en esa torturadora calidez

Una semana ha pasado desde que la propuesta fue dicha en el cobertizo abandonado.
Tom estaba cautivado de que Bill consideraría, o incluso quisiera, una cosa como esa en este punto de su relación. Él aún luce demasiado ingenuo a veces, moviéndose cautelosamente sobre los besos con mejillas coloradas y manos temblorosas.

Pero de nuevo, Bill tiene una manera de sorprenderse a sí mismo a veces.

Aunque ambos querían explorar en el cobertizo, justo cuando la propuesta fue hecha, ellos se detuvieron por su falta de conocimiento.

A pesar de que fue una propuesta hermosa, ninguno estaba preparado para formar parte de una cosa así hace siete días.

Ninguno estaba listo.

Si lo hubieran hecho de todas maneras, cegados por el capricho y sus propios deseos, hubieran dejado a Bill en un desastre crudo y doloroso; adolorido de maneras que ni siquiera sabía.

Así que mejor se detuvieron.

Facilitaron su camino a ese nuevo campo, despacio y pacientemente probando las cosas, cuidadosamente dilatando la entrada estrecha para una penetración propia.

Y fue extraño, por decir lo menos.

Bill nunca había estado más avergonzado ni se había sentido tan expuesto en su vida entera mientras yacía sobre una vieja sábana de lana, que picaba, sobre el piso del cobertizo, trasero descubierto con un Tom cerniéndose sobre él.

Tom fue despacio y cuidadosamente, sosteniéndose sobre sus brazos y facilitando su camino hacia abajo con besos suaves.
Se movió con la velocidad de un perezoso, moviéndose como si fuera a romper el frágil cuerpo debajo de él.
Fue cauteloso, moviendo su mano entre los dos, sus dedos apretándose con shock y una disculpa mientras accidentalmente rozaba algo que no tenía la intención de tocar en ese momento.

-Tomi- Bill deja escapar un suspiro muy profundo, un gemido sonando muy en el fondo de su garganta mientras Tom se aleja y penetra su entrada otra vez con fuerza.

Bill casi grita mientras Tom golpea directamente contra su próstata. Sus ojos se cierran fuertemente, un flashazo de blanco y luego de negro nublan su visión, incluso detrás de sus párpados cerrados. Nunca ha sentido tanto placer. Mucho mejor que hace una semana...

-Bill, quiero que me digas si tú... dime si te lastimo ¿de acuerdo?- Tom había preguntado casi por la octava vez ese día.

-Esta bien- Bill respondió con voz brusca, asintiendo rígidamente con su cabeza una vez para reafirmar. Estaba mordiendo su labio ansiosamente, su cuerpo tenso mientras esperaba por el extraño sentimiento.

-No quiero que sientas dolor- Tom intenta de explicarse, echando un vistazo a la región baja de Bill, sus ojos huyendo de los de Bill por unos segundos.

Bill parpadeó un par de veces para deshacerse de las nerviosas lágrimas formándose en sus ojos. Nunca se había sentido de esa manera antes, con todas su emociones al máximo; una parte de él ansioso, otra muy nervioso, otra parte de él excitado insanamente ante la perspectiva de hacia dónde podría terminar esto.

Respirando tembloroso, colocó sus manos sus manos sobre las caderas de Tom y recorrió con la yema de sus dedos la piel de Tom, recibiendo pequeños temblores que se incrementan en la superficie conforme la recorría.

-No lo haré- Bill confirma, refiriéndose a no tener dolor –porque estás siendo gentil, Tomi, ¿verdad?

Tom levantó su vista pasándola por el torso de Bill hasta que pudo encontrar sus ojos. Sonrió y se dejo caer desde su posición hasta juntar sus labios con los de Bill en un beso de naturaleza suave –Muy gentil- murmura contra los labios de Bill.

Bill alza su barbilla, colocando sus labios contra los de Tom en otro beso para tranquilizarle.
Cerró sus ojos y lentamente se alejó, sus labios permanecieron entreabiertos mientras su cabeza regresa a su posición contra la sábana.

-¿Listo?- Tom preguntó con un susurro.

Bill abrió sus ojos para encontrar a Tom viéndolo con una mirada consternada. Asintiendo con su cabeza rígida, responde calladamente –Adelante.

Tom espero por varios segundos, quizás para reunir suficiente coraje o tal vez para permitirle a Bill un momento de relajación.
Medio minuto pasó antes de que se hiciera un poco para atrás, rompiendo el contacto entre sus ojos mientras se volvía a situar entre las piernas de Bill. Miro hacia abajo nerviosamente, sus ojos rápidamente moviéndose hacia otra parte mientras un sonrojo se dispersaba por sus mejillas.

Él tragó con dificultad.

Su corazón comenzó a latir más rápido ante la realización de que era lo que estaba a punto de hacer.

Levantó su vista para mirar a Bill sólo para encontrar sus ojos cerrados con ansiedad, su labio inferior entre sus dientes. Su cara mostraba exactamente cuan incómodo estaba en ese momento.

Tom se concentró en la cara de Bill mientras movía su mano hacia su destino con sumo cuidado e introduce un dedo en ese calor tan provocador.

Se detuvo cuando los ojos de Bill se abrieron, lo blanco mostrándose alrededor de sus iris.

-¿duele?- Tom pregunta indeciso.

Bill no se movió, simplemente respondió con voz catatónica, -se siente un poco... raro.

-¿Me detengo?

-No, no- Bill responde, parpadeando y luego fijando su vista con la de Tom. –Sigue.

Bill esperó ansiosamente, intentado persuadir a sus músculos de que se relajaran. Sabía que estando tenso sólo lo haría más difícil para él, y posiblemente más doloroso. Así que se dijo a si mismo que se relajara. Después de todo, era sólo Tomi; no hay algo de lo que temer. Pero el segundo que logró que sus músculos se relajaran, involuntariamente los apretó alrededor de Tom mientras éste curveaba su dedo dentro de él. Sus ojos se agrandaron de nuevo.

-¿Qué?- Tom preguntó con voz asustada, momentáneamente deteniendo todos sus movimientos.

Bill relajó sus músculos y miro a Tom, el shock desapareciendo de sus facciones mientras sus labios se movían en unas ligera sonrisa sorprendida –Puedo... Creo que puedo... sentirte- dijo suavemente, admirado y reteniendo una carcajada mientras Tom volvía a mover su dedo índice una vez más.

Tom se rió por lo bajo y se inclinó para plantar un ligero beso en los labios de Bill –Estás tan apretado- Murmuró después de alejarse y detenerse cuando unos cuantos milímetros los separaban.

Bill se sonrojó ante la mención, apretando sus músculos con una punzada de dolor mientras Tom sumergió de manera sorpresiva un segundo dedo. Se retorció hasta que estuvo un poco más cómodo, aunque permaneció increíblemente asombrado por la extraña y ajena sensación.

-¿Tomi?- Preguntó después de un rato.

-Hmm?.

Bill no hizo su pregunta por unos segundos mientras trataba de encontrar la mejor manera de expresarse.
Sus mejillas se pintaron de un rubor rosado y preguntó con voz tímida -¿Realmente vas a ser capaz de poner tu... tu... ya sabes ahí?

Tom se rió gentilmente, sus dientes mostrándose en la tenue luz en el cobertizo esa tarde. –Se supone- Respondió calladamente.

Pareciendo ser completamente serio al respecto, Bill respondió honestamente –No creo que quepas ahí.

Bill cierra sus ojos y muerde su labio para detener la risa mientras recuerda el comentario que hizo una semana antes, mientras Tom se hunde en él otra vez; obviamente entrando con una facilidad que no pensó.

-¿Estás bien?- Tom pregunta con voz suave mientras coloca sus labios cerca del oído de Bill, recostándose sobre él y respirando pesadamente, sus ojos cerrados. Se pierde en el momento y aún logra preguntar al muchacho debajo de él si está bien.

Bill asiente con su cabeza rígidamente, moviendo sus manos hacia arriba para sujetar los hombros del muchacho de rastas. Aprieta sus dedos cuando un dolor repentino le atraviesa, sus uñas, las cuales necesitan ser cortadas, se entierran en la piel dejando pequeñas y casi dentadas perforaciones.

Su boca se abre ante el dolor, sus parpados se cierran mientras el dolor se transforma una repentina ola de placer golpeando su cuerpo. Tiembla contra Tom y se sostiene más fuerte. –Es-estoy bien- Murmulla contra la curva del cuello de Tom, su boca cerrándose y abriéndose para decir algo más, pero ningún sonido sale.

-No duele mucho, ¿verdad?

Bill sacude su cabeza mientras Tom se desliza por dentro.

Cualquier dolor que hubo existido es rápidamente anulado.

-No- susurra en respuesta, un ligero gemido escapando de sus cuerdas vocales le sigue rápidamente, llegando a los oídos de Tom y causando un efecto similar en su propio cuerpo.

Bill ignora el dolor común que comienza a molestar en su parte trasera. Sabe que dolerá peor cuando hayan terminado, pero ahora no le importa del todo. Enfoca su mente en la excitación recorriendo por su cuerpo con cada contracto de piel contra piel. Dirige su atención para notar nada más que en la tenue sensación de cosquillas que las rastas de Tom hacen contra sus hombros desnudos mientras se mecen de atrás hacia delante con el ritmo del movimiento de sus cuerpos.

Cierra sus ojos y deja a su cuerpo perderse en los brazos de Tom, dejando que sus fuertes manos y antebrazos sostengan su cuerpo y lo mantengan de caer de golpe sobre su espalda. Deja su mente volar fuera de sí, perdiéndose en los labios presionados en la piel de su cuello y en un lado de su rostro. Los labios ligeramente húmedos rozan su barbilla y mejillas mal rasuradas, acariciando su rostro mientras hacen su camino hacia su oreja, o su nariz, o incluso sus párpados cerrados.

Algunas veces esos labios entreabiertos se embarcan en un viaje hacia su frente para plantar un ligero beso lleno de ternura.

Él sonríe mientras encuentra la oportunidad de colocar sus propios labios contra esos curiosos y viajeros de Tom.

Se encuentran a medio camino, ambos con los labios casi separados y deseosos de un beso para saborear por todo la vida.

Y eso es exactamente lo que obtienen.

Sus labios se topan en un suave abrazo, acunándose de manera tierna. Tom saca la punta de su lengua y ligeramente abre los sellados labios virginales de Bill, abriéndose paso a través de ellos con su lengua. Concedida la entrada, lentamente se adentra, deslizándose un poco más y explorando cara rincón y recoveco de la cavidad con deliberada paciencia y la curiosidad de un investigador.

A mitad del camino es recibido por una nueva compañía mientras Bill cuidadosamente levanta su lengua y la enreda con la de Tom, entrando a un peligroso y aterrador territorio en el cual jamás se ha adentrado antes. Aunque nuevo e inexperto, le agarra el movimiento rápidamente y se relaja dentro del beso, permitiéndole a su mente trabajar más lento mientras su corazón comienza a acelerarse en el momento.

El corazón de Bill retumba como loco en su pecho, golpeando con la fuerza de un tambor, un mazo golpeando contra la piel seca y estirada de un animal, el sonido resonando a través del cuerpo hueco y reverberante por lo que parece millas y millas. Su corazón está visiblemente acelerado detrás de sus costillas, la sudorosa piel de su pecho pulsando con los irregulares latidos de su corazón.

Se agarra más fuerte, apretando los desnudos hombros de Tom más fuerte que antes, aunque no con tanto dolor como antes.
Ahora se está deteniendo en un abrazo, esperando nada más que poder estar tan cerca como sea posible.

Tiembla en los brazos del rubio, estremeciéndose a causa de la sensación de la lengua acariciando la parte superior de su boca intencionalmente. Muerde suavemente al invasor, no lo suficiente para herirlo, pero si para tener algo de atención.

El beso se profundiza como respuesta.

Bill libera un débil grito contra la boca de Tom, sus ojos se abren repentinamente, mientras el de rastas fuerza su entrada de regreso de manera ruda, empujando su miembro contra la delicada entrada de Bill sin un previo aviso de tal brutalidad. Pero el dolor rápidamente desaparece mientras el de cabello negro se enfoca con todos sus sentidos de regreso al beso...

Sus parpados se cierran, la rigidez de sus músculos comienza a desparecer.

Sus brazos se enredan alrededor del torso inclinado de Tom, sus manos recorren los músculos, las puntas de sus dedos haciéndole cosquillas en la piel con su aspereza. Recorre con manos curiosas la piel desnuda que sólo ha tenido la oportunidad de ver una vez.

Un par de manos lo sostienen por la cadera y guían la parte baja de su cuerpo por él, moviéndolo al mismo ritmo que las embestidas de Tom. Los dedos se entierran en la suave piel de sus caderas y su espalda baja, los pulgares presionados contra los huesos de su cadera para mantenerlo quieto y luego arrastrarlo de regreso. El agarre es fuerte pero ni cerca de ser doloroso.

Las manos jalan el cuerpo de Bill hacia abajo contra la áspera sábana de lana mientras la parte baja de su cuerpo involuntariamente empuja hacia arriba.

La cobija de lana pica en su piel desnuda mientras yace de espaldas sobre el piso, haciéndole desesperarse por moverse contra yacer en la misma posición.

Se estremece repentinamente mientras un golpe de excitación le atraviesa, haciéndole liberar el más suave de los gemidos en la boca de Tom. Sus pies se enroscan en la sábana, agarrándola y atrapándola entre ellos mientras tensa todos los músculos de su cuerpo.

Sus besos se debilitan mientras comienzan a retorcerse y girar, sus cuerpos pareciendo que se enredan como un pretzel. Sus piernas se entrelazan, la cobija siendo levantada del suelo y atrapada entre sus extremidades en el proceso.

Sus manos y brazos se sostienen unos a otros más fuerte que antes, sus pies se mueven inconscientemente, frotándose arriba y abajo contra las otras piernas por más contacto. Sus latidos se aceleran, sus respiraciones comenzando a ser superficiales y cortas, saliendo audiblemente cada vez.

Sus labios se juntan por un triste intento de otro beso, ambos se pierden mientras sus ritmos se aceleran.
Las embestidas se vuelven más rápidas, casi desesperadas.

Suaves gemidos y gruñidos llegan a sus oídos, sonando tan extraños a pesar de que salen de sus propios labios.

Bill se sacude mientras una mano toma posesión de su miembro punzante, asustándolo más que cualquier otro movimiento en la semana pasada. Un grito de sorpresa muere en su garganta, sus enormes ojos se cierran mientras la sensación de liberación llega a su mente y rápidamente borra cualquier sentimiento de invasión previo.

Él exhala dichosamente.

Sus labios se abren, su quijada cae mientras su echa su cabeza hacia atrás.

Las otras manos se mueven de las caderas de Bill y se enredan alrededor de su espalda para acunarlo mientras cae desforzado contra el brazo de Tom. La mente de Bill se desordena en un millón de pensamientos corriendo como locos todo el tiempo, haciendo borrosa su línea de pensamiento y causándole que deje a Tom tomar el control. Él se rinde a su cuerpo, dejando que todas las funciones involuntarias salgan y tomen posesión, dejando a Tom embestirlo un par de veces más y permitiéndole a la habilidosa mano de Tom agarrar con sus agiles dedos su endurecido miembro.

Se pierde, un destello blanco seguido de oscuridad invade su visión por detrás de sus ojos cerrados. Su respiración sale de manera débil, actuando de la misma manera que su cuerpo tembloroso.

El tiempo o vuela muy rápido o se vuelve lento a un ritmo insoportable, cuál, no está seguro.

Su boca jala aire de su alrededor mientras va al encuentro de un par de embestidas más antes de alcanzar el clímax y poder correrse.

Un fuerte gemido llega a sus oídos y le hace tiritar hacia los huesos.

Ciertamente no sonó como su voz, pero sabe que no era la de Tom tampoco.

Su mente está nublada por un par de segundos, su visión bloqueada por colores extraños, sus músculos se vuelven inútiles por muy pocos segundos mientras recupera su compostura.

Respira dentro y fuera profundamente, su corazón volviendo a su ritmo normal, estabilizándose.

Sus párpados se abren, permitiéndole a su visión posarse directamente sobre el rostro sudoroso de Tom.

Sus trenzas están revueltas, unas cuantas pegadas a su cuerpo y un lado de su rostro. Su cabeza está echada hacia atrás, su boca abierta de manera similar a la suya justo como lo estaba momentos antes. Sus ojos han estado cerrados por un tiempo ya, dándole la oportunidad de perderse en el olvido.

Bill enfoca sus ojos sobre una gota de sudor mientras se mueve de su posición de descanso en la ceja de Tom y cae por su mejilla, avanzando por su piel y colgando por un milisegundo de su barbilla antes de caer para mezclarse con el líquido cremoso embarrado en el estomago de Tom...

Bill se paraliza a medio pensamiento.

Levanta su vista de la caída gota de sudor hacia la ligeramente contorsionada cara de Tom justo en el momento en que siente una rara sensación llenarlo justo en su parte trasera. Sus ojos se abran desmesuradamente mientras realiza que es y se remueve incomodo, jurando que aún puede sentir el líquido.

Salta mientras Tom cae sin fuerzas contra él, su cuerpo yaciendo sobre el suyo. Se agarrota al principio, pero se tranquiliza mientras siente como Tom se remueve y sale, sacando su miembro de su cuerpo. Hay una punzada de dolor agudo y gesticula mientras yace de espaldas contra la sábana sólo para sentir un constante dolor brotando de su parte posterior.

-¿Estás... estás bien?- Tom pregunta sin aliento, su respiración aún anormal mientras nota las facciones de Bill contorsionarse en una mueca dolorosa debajo de él.

Bill muerde su labio para evitar llorar o gritar ante el repentino dolor que estaba seguro había existido antes de tal manera, pero estaba demasiado perdido para siquiera notarlo. Aprieta sus ojos tanto como le es posible mientras trata de encontrar una posición confortable, pero falla.

Retorciéndose del repentino dolor, Bill entierra sus uñas en los hombros de Tom, casi perforando la capa de piel.

Tom intenta evadir las heridas, pero Bill solamente se sujeta más fuerte.

Sintiéndose culpable, levanta su mano derecha y acuna la mejilla de Bill, acariciando la piel con su pulgar. Mira y continúa sus acciones, lentamente borrando la expresión de dolor del rostro de su amor.

-Bill...- Tom susurra, preparándose para decir más, pero se detiene mientras Bill respira con dificultad.

El adolorido muchacho respira prolongada y temblorosamente que su aliento parece atorarse en las lágrimas mientras sale. Él tensa sus músculos y muerde su labio otra vez, retirando su mortal agarre de los hombros del otro chico sólo para enredar sus brazos alrededor de la espalda del muchacho de rastas.

-Y-es... duele- Bill logra decir con voz forzada.

Una lágrima rueda por la orilla de sus ojos cerrados y baja por un lado de su rostro, colándose dentro del oído debido a su posición.

Tom retira las primeras lágrimas y se inclina para dejar un camino de besos de los más dulces por las mejillas de Bill y su frente.

Dejando sus labios contra la piel del pelinegro, dice calladamente –Vamos a limpiarte.

**

-¿Cómo estás?- Tom pregunta la tarde siguiente.

El anochecer a caído y las estrellas están comenzando a aparecer en el oscuro cielo, brillando con el deseo de atención de aquellos ojos distraídos de la gente abajo en la tierra.

Bill se retuerce contra el cuerpo de Tom y se acurruca un poco más, rodando sobre su lado y llevando su pierna derecha sobre la de Tom. Descansa su cabeza contra el pecho de Tom y cierra sus ojos.

-Cansado- Murmura calladamente, su voz casi inaudible.

Bill se remueve otra vez, aún incapaz de encontrar una posición confortable.
Pero se relaja mientras Tom pasa un brazo por sus hombros y lo acerca más.

-Lo creo- Tom dice y coloca un ligero e inocente beso en la sien de Bill. Alejándose, acaricia unos mechones de cabello negro antes de poner la cabeza de Bill bajo su barbilla.

Deja escapar un suspiro de satisfacción y se relaja, permitiéndole a sus ojos mirar el cielo nocturno, su visión yendo a las estrellas brillantes. Sonríe levemente y jala a Bill un poco más cerca mientras una fría brisa besa las partes no cubiertas de sus cuerpos con el viento de la tarde.

Están afuera de la residencia Trümper, descansando uno contra otro en el patio trasero. A pesar de la cercana proximidad con la casa aún están acurrucados juntos de una manera que está muy lejos de ser amigable entre dos muchachos en ese tiempo. Pero están juntos, escondidos en la sombras que caen sobre la exquisita hierva, tan solos como pueden estarlo ahora.

Pero no sean tontos, no tratarían nada ahí afuera y exponerse al resto del mundo.

Sus ropas siguen donde deben de estar, sus labios están separados, y lo más cerca que están es un abrazo afectuoso entre dos muchachos quienes no quieren más que compartir su amor con el mundo.

Pero no pueden.

Al menos con este mundo no. La mayoría no entendería, y a los ojos de esa mayoría ese amor es un escándalo. Es algo que sólo debe de quedarse como un rumor y nunca llegar a más que la simple imaginación. Un amor así para la mayor parte es pecaminoso; algo que sólo se escucha en prudentes y viejas historias.

Bill lo odia. Siempre se ha sentido tan fuera de lugar, viviendo e interactuando con gente que nunca realmente lo van a entender, la persona que esconde para el resto el mundo, la persona que es en privado. No importa cuánto se fuerce a actuar como los otros quieren que lo haga, nunca está de acuerdo con quien es por dentro.

Puede ponerse un traje e ir a la escuela y mirar a las muchachas bonitas con apreciación como el resto de los chicos de su edad.
Pero es diferente con él.

Es una máscara, sólo mostrada para complacer a otros.

Puede poner una ladeada sonrisa, casi coqueta a las chicas, y cualquiera lo encontraría interesado en cierta muchacha que sucedió que poso sus ojos, pero para él no es nada más que una sonrisa. Para él, no hay emociones escondidas o latidos desbocados detrás de esa sonrisa.

No... la única vez que hay emociones desbocadas y latidos locos y manos sudorosas que vienen con una de esas sonrisas es cuando está dirigida a Tom. Y cuan cruel ha sido el destino, que se ha enamorado de un chico de otro tiempo. Infortunio, llámenlo como quieran, pero están separados por 100 años y conectados por una pipa que misteriosamente funciona como un portal de tiempo, si desean llamarlo así.

Estar juntos parece como un simple concepto.

Y debería ser.

Bill sería capaz de huir y encontrar a Tom en el futuro, vivir con él feliz y libremente. No sería más un antisocial por sus sentimientos, o al menos, no tanto como lo sería en casa. Vivirían una vida de libertad, juntos. Libres de hacer lo que quieran, y libres para amar, como lo desean.

Pero... Bill pertenece a 1900, ¿o no?

No puede imaginarse llamando al siglo XXI su casa, es demasiado bizarro con sus locas ropas y edificios y carros tan rápidos y... y... todos esos tontos artilugios que mágicamente se encienden con el movimiento de un interruptor y responden al toque de tu dedo. ¿Y cómo exactamente meten todas esas voces e instrumentos en esos tontos y pequeños tapones para los oídos?... ¿o están todos en ese pequeño accesorio al que Tom llama iPod? O esas imágenes que se mueven... ¡toda esa gente diminuta no puede vivir en esas cajas!

Todo es tan fascinante para Bill, mayoritariamente esas cosas de las que nunca había escuchado antes. Aunque por supuesto algunos de esos artículos ya han sido inventado durante los finales de 1800 y principios de 1900, las diferencias entre cuándo las cosas, como los carros, primero salieron y cómo lucen en el 2008 son bastante grandes.

Bill puede viajar el siglo XXI (como funciona, aún nadie sabe), una y otra vez, y aún así se siente extraño para él. No importa cuánto conocimiento tenga sobre los nuevos artículos de la era, de repente aún a veces se topa con algo que no tiene ni idea.

Nunca se sentiría como un lugar al que llamaría hogar.
Aunque, desea que algún día próximo lo haga.

-Bill ¿aún estás despierto?- Tom pregunta con una suave voz, aparentemente esperando encontrar que Bill se ha quedado dormido.

Pero Bill se remueve y abre sus ojos desconectándose de sus pensamientos, girando sus ojos hacia la cara de Tom. Sonríe una cansada sonrisa ligera e intenta estirarse en su pequeña prisión.

-Aún estoy despierto, Sr. Kaulitz- Responde silencioso.

Tom se ríe gentilmente y acurruca a Bill un poco más cerca mientras un escalofrío baja por su columna al sentir una la briza colada –¿Sr. Kaulitz?- Pregunta escéptico, preguntándose por qué Bill continúa insistiendo en llamarlo por su apellido.

-Mm- Responde el pelinegro a través de una pequeña sonrisa y hunde su cara un poco más en el pecho de Tom, sus ojos aún cerrados mientras acomoda su cuerpo más cerca. Sus manos están encogidas hacia dentro contra su propio pecho, aunque descansan contra el costado de Tom. Traga y lame sus labios cansadamente, reajustando la posición de su cabeza una vez más. Bostezando, se corrige a sí mismo –Tomi-

Tom sonríe y frota su mano en pequeños círculos sobre el hombro de Bill, abrazándolo más fuerte mientras dirige su mirada al cielo casi negro. La luz parece haberse desvanecido, dejando al cielo como una oscura nave con pequeñas lentejuelas brillantes como estrellas yaciendo en cada punto que necesita ser iluminado. La luna está por ser llena, redonda y engañando al ojo con ser una luna llena, aunque aún faltan unos días para tener ese título. Ilumina el anochecer y mira hacia la tierra con su semi cara.

-¿Tienes que irte este verano, Tomi?- Bill pregunta suavemente, su voz sorprendiendo a Tom ligeramente.

El muchacho de rastas quita sus ojos del cielo para mirar a los ojos ahora abiertos del muchacho en sus brazos.
Sonríe inquieto.

-Te visitaré.

-¿Lo harás?

Tom muerde su labio inferior entre sus dientes. Replica calladamente- Lo intentaré.

Bill suspira, pero logra sacar una sonrisa pequeña –Desearía que pudiera- comienza y es cortado cuando una voz les llega a los oídos con su maldito chillido.

-Wilhelm! ¿Wilhelm estás ahí afuera?

Bill se remueve mientras la voz de su madre viaja a través del patio trasero. Sus ojos se encuentran con los de Tom y comparten una mirada de descontento.

-¿Wilhelm?

Tom le asiente a Bill, como si le dijera que está bien; respóndele.

Bill suspira inaudible y se mueve de su posición para sentarse. Gira su cabeza hacia la casa y ve la figura de su madre delimitada por la ligera luz que viene de adentro, por la puerta trasera.

-Wilhelm, tu padre dijo que te vio por aquí.

-Sí madre, estoy aquí- Bill responde.

-Oh, cielo santo, Wilhelm- Responde y gira su cabeza en dirección a la voz de su hijo, pero su vista es un poco pobre con la falta de luz. Lo único que se puede figurar son las misteriosas y borrosas sombras de los árboles. -¿Qué estás haciendo ahí afuera a esta hora de la noche? Y tienes escuela mañana, así que apresúrate y entra, no necesito a tu maestro llamándome de nuevo porque te quedaste dormido durante clase.

-¡BIEN, Madre, ya voy!- Bill grita como respuesta más fuerte de lo necesario, no preocupándose por ocultar su molestia.

Su madre comienza a refunfuñar acerca de algo, pero él se gira hacia Tom.

-¿Supongo que esto es un adiós por ahora, Sr. Kaulitz?- Pregunta calladamente, manteniendo su voz tan baja como un murmullo.

Tom sonríe y levanta su mano derecha, colocando un mechón de cabello negro detrás de la oreja de Bill –Tú y tus adioses tan propios- responde con una ligera risa.

-Bueno ¿Qué más he de decir?-

-No decir, hacer-

Bill sacude su cabeza con humor, pero pregunta –Bien, ¿qué debería hacer, Tomi?

Tom le mira intensamente por unos momentos, su cabeza ligeramente ladeada mientras muerde su labio inferior.
Sonriendo traviesamente, replica –Bésame.

Bill abre su boca para replicar; ese tipo de adiós no debería de ser apropiado, ¿o sí? Pero antes de que pueda hablar, sus labios están atrapados por otros en un gentil y apasionado beso.

Es corto y simple, directo al punto.

Termina tan rápido como comenzó, y Bill se encuentra a si mismo mirando directamente a Tom con la mandíbula caída, su respiración robada de sus pulmones.

-Wilhelm, ¿pensé que venías?

Usualmente él debería avergonzarse ante el recordatorio de la voz estricta de su madre, pero continua sonriéndole a Tom con una ladeada sonrisa boba. Se para sobre sus pies y apunta hacia su casa con el pulgar, mientras continua mirando al hermoso muchacho de rastas que aún está sentado en el suelo –Yo.. debería irme- Susurra sin aliento.

Tom sólo asiente y sonríe gentilmente.

Bill comienza a caminar hacia su casa, rehusándose a girarse y mirar hacia dónde va mientras se aleja de su amor.

Tom articula las palabras Te amo con la boca hacia Bill, exagerando los movimientos obviamente para que Bill pueda entenderlas, a pesar de la falta de luz.

Un También te amo le sigue inmediatamente.

Bill sonríe una última vez antes de girar sobre sus talones y escurrirse lo que resta del camino hacia la puerta trasera ante el sonido de su madre aclarando su garganta impaciente. Disminuye su velocidad mientras sube el par de escalones que le dirigen a la puerta trasera y se desliza en la casa pasando a su madre.

-¿Qué estabas haciendo ahí afuera?- Pregunta ella curiosa, cerrando la puerta detrás de su hijo.

-Oh, sólo... mirando las estrellas.

-¿mirando las estrellas?- Su madre se ríe de todo corazón y sacude su cabeza, colocando su mano sobre la espalda de su hijo para conducirlo por la casa –Bien, se está poniendo freso allá afuera. No me gustaría que pesques un resfriado.

-Madre, por favor- Bill dice con una corta risa.

-Wilhelm, soy tu madre, es mi trabajo preocuparme de vez en cuando.

-Pero no preocuparse tan seguido, Madre.

-Bien, entonces debo de estar haciendo mi trabajo bastante bien, ¿verdad que sí?- Pregunta con una sonrisa. -Ahora, ve a lavarte y directo a la cama, es tarde- Palmea a su hijo en la espalda cuando alcanzan el inicio de las escaleras que guían a la primera planta, dándole un pequeño empujoncito para que se dirija a la cama.

-Esta bien, está bien, buenas noches madre- dice Bill suavemente.

Él está como a medio camino de las escaleras cuando la voz de su madre hace que se detenga sus pasos.

-Aún estás cojeando- ella observa -¿Necesito contactar al doctor?

-No- Bill la corta abruptamente y mira sobre su hombro- Estoy bien, Madre, yo sólo... me caí y me torcí el tobillo, como le dije ayer, ¿recuerda?-

-Sí, lo recuerdo, sólo estoy preocupada de que pueda ser algo serio. ¿Aún te duele?

Bill suspira y retoma su camina escaleras arriba, todo el tiempo intentando caminar lo más normal posible. Pero no puede evitarlo; su parte trasera aún esta doliendo con un escozor ligero. –Está sanando- Responde secamente después de llegar al segundo piso.

Camina la distancia que queda hacia su cuarto rápida y calladamente, ignorando el deseo natural de cojear para aligerar el dolor persistente.

Seguro, aún duele un poco más de lo que le gustaría, pero nunca se arrepentiría de compartir una cosa como esa con Tom.

Entrando a su habitación cierra la puerta detrás de él y camina hacia la ventana. Mira hacia el patio trasero y se queda mirando a cada sombra que se mueve para ver si Tom aún está allí o si ya se fue a casa.

Pero un minuto pasa, y Bill asume que Tom ya dejo su escondite entre la sombras, y se aleja de la ventana.

Su visión se posa sobre la oscura habitación. Sólo iluminada ligeramente por la tenue luz de la luna.

Mueve sus ojos de objeto a objeto y se detiene mientras mira hacia su cama. Pero el no está anhelado dormir o mirando directamente la parte superior de la cama. De hecho, sus ojos están posados sobre el pequeño espacio entre su cama y el piso de madera.

Se apresura hacia su cama y cae sobre sus rodillas, inmediatamente agachándose para mirar debajo de la cama.
Alza las sabanas de su cama y mira el área descubierta.

Sonriendo suavemente, adentra su mano libre y sujeta el objeto escondido debajo de su cama, mantenido en secreto de cualquiera que entre a su habitación.

Suelta las sábanas y se quita sus zapatos antes de su subir a la cama. Se desliza hasta quedar atrapado en una esquina, metido entre su almohada y la pared en una muy confortable posición. Atrae sus rodillas hacia su pecho y abraza el objeto que saco de debajo de su cama un poco más fuerte.

Es la vieja y rasposa sábana de lana del día anterior.

Hunde su nariz en un doblez del material e inhala profundamente.

El amargo olor cosquillea en sus fosas y exhala feliz, cerrando sus ojos mientras abraza la sabana de la misma manera que un niño abraza a su osito teddy en la noche, abrazando el remplazo de protección y amor que son incapaces de recibir por contacto humano en ese momento. Es la siguiente mejor cosa.

Bill inhala una vez más y se tira sobre su almohada, lentamente cayendo más y más lejos de la pared hacia una posición para descansar sobre su costado en lugar de permanecer sentado en la esquina.

Una sonrisa adorna sus facciones mientras exhala.

Las esencias diferentes persisten y juegan con sus sentidos, ambos empujando y alejándolo del sueño simultáneamente.

La sábana tiene una cierta esencia que siempre le recordara de su encuentro especial del día anterior, un momento que nunca olvidará.

Pero no es la distintiva y penetrante esencia de ese día que le hace sonreír así.
No son esos olores que lo persuaden de sujetarse a la sábana y meterla debajo de su cama para noches como esta.

Es esa esencia que está mezclada con las otras, escondida y tan marcada a la vez.

Es una esencia que bloquea sus vías respiratorias y se pega con ganas mientras rejuvenece sus sentidos, despertándolo, incluso del más mortal de los sueños.

Es ese inconfundible olor que sus sentidos han aprendido a amar en los pasados meses.

Es la innegable esencia de Tom.

Bill abraza la sábana más fuerte mientras se hunde en un profundo sueño.

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