12.- Don't You Forget About Our Little Talk
(No Te Olvides de Nuestra Pequeña Charla)
*-*
El agarre de Bill en el pasamanos se tensa y apreta los dientes con el sonido de la voz de su madre. No puede lidiar con ella en ese momento; El se pondría realmente mal si se tiene que sentar al sermón sobre salir corriendo. Cerrando sus ojos y tomando un respiro, permanece en su lugar. Quizás si se está callado por unos segundos su madre asumirá que sólo está oyendo el aire o algo así, incluso aunque no hay aire en esta noche.
El sonido del piso rechinando debajo de un par de ligeros pasos se encuentra con los oídos de Bill y se engarrota en su lugar.
-Wilhelm, allí estás. Cielos ¿en dónde has estado?- Su madre pregunta con ligero resentimiento y decepción.
Lentamente, Bill abre sus ojos y toma otro respiro antes de girarse y encontrarse con la mirada de su madre.
-Arriba, Madre, baje por un vaso de agua- Intenta un pequeña mentira blanca, manteniendo su rostro tan serio como es posible.
Su madre le mira con los ojos entrecerrados y frunce sus labios –Claro, Wilhelm, pero es un poco extraño que nunca te vi entrar en la cocina. He estado sentada ahí la pasada media hora-
-Oh, bueno, apenas estaba bajando- Dice de repente suevamente, no mostrando signos de mentira.
Bill nota que su madre aprieta sus labios muy fuerte con desagrado, aunque decide dejarlo pasar. No hay punto en argumentar a esta hora de la noche de cualquier manera, sólo despertaría a los otros y ellos no necesitan eso ahora mismo.
-Bien- Su madre dice gentilmente, haciendo lo mejor para esconder la decepción por las acciones de su hijo- Ve a descansar, Wilhelm, no quiero que luzcas exhausto en la cena de mañana en la tarde- Con un ligero beso en la mejilla a Bill, camina alrededor de su hijo y asciende los escalones para retirarse a su cama por primera vez esa tarde. Al menos ahora ella puede dormirse sin la preocupación de dónde posiblemente podría estar su hijo mayor. Ahora puede descansar tranquilamente.
Bill, como sea, no está seguro como lo está su madre.
Permanece parado en la misma posición, aún agarrando la barandilla mientras mira en la oscuridad del vestíbulo vacío, su visión desenfocándose a momentos.
La cena de mañana en la tarde, casi se había olvidado de ella.
Sus dedos aprietan su agarre alrededor de la barandilla, sosteniéndose tan firmemente que sus nudillos se ponen blancos por la fuerza.
El enojo hierve en la punta de su estómago y llamas de fuego en sus ojos ante el pensamiento de ser forzado a atender tal evento contra su voluntad.
No tiene el tiempo para sucesos tan tontos y sin sentido, especialmente no cuando solamente tiene... menos de un año de vida.
Sus rodillas se doblan y sus piernas tiemblan, una ola de atontamiento atraviesa su cuerpo y lo lleva al suelo con un sonido sordo, el sonido no notado por las creaturas de la noche. Su agarre de la baranda sale de su alcance al caer al suelo, aún consciente aunque su mente está en algún otro lugar completamente. Doblando sus piernas hacia arriba para una posición más confortable, sitúa su cuerpo en el escalón superior y enrosca sus dedos alrededor de la base del pasamanos, poniendo su cabeza contra él mientras mira el final del oscuro vestíbulo.
Sus pensamientos corriendo enloquecidos en su mente, hurgando, moviéndose y mezclándose mientras viajan sobre una enorme imagen borrosa, aunque todos ellos apuntan a su muerte.
Su muerte...
Se sostiene al barandal más fuerte mientras otro mareo atraviesa todo su cuerpo y amenaza con llevarlo a la inconsciencia.
Pero se sostiene en la realidad y hace su camino a través de esa realidad, negándose a ser absorbido dentro del mundo de la inconsciencia.
Cierra sus ojos para retener las lágrimas que comienzan a aparecer y toma un profundo respiro para tratar de calmar sus nervios.
Como sea, no sirve; sus nervios hace mucho pasaron el punto de poder ser calmados. En lugar de eso, él está en un estado de constante nerviosismo.
Es el infierno.
Esto debe de ser el infierno.
Sabiendo tan horrible cosa como tu propia fecha de muerte.
Es el maldito infierno.
Es una simple fecha, nada más que una bola de números mostrados juntos y usados para señalar un cierto día del año.
Aún, por alguna razón, esos números pueden tener tanto significado y tanta importancia.
Esos números son capaces de volver a alguien completamente insano.
Conociendo esos números, su propia fecha de muerte, Bill se siente como si apenas hubiera sido diagnosticado de alguna enfermedad terminal. Es como si el doctor hubiera llegado a tu habitación momentos antes y te diagnosticará con una enfermedad así, y con una mirada practicada de simpatía el doctor dijera, en algo parecida a una voz triste, que sólo te quedan 11 meses para vivir.
Bill colapsa contra la barandilla, relajando sus músculos, mientras se vuelve un charco de algo extraño, derrumbándose, en la parte inferior de las escaleras, incapaz de sostener su cabeza erguida mucho más. La fatiga y el agotamiento son demasiado para que él lo soporte y están abrumando no sólo su cuerpo, también su mente, volviendo sus pensamientos en palabras e imágenes incoherentes.
Suspirando, trata de alejar todos sus pensamientos de esa fecha.
No puede decir que no está escrito en piedra, porque, diablos, probablemente lo está.
Literalmente.
Pero es un montón de números tontos, y están aún a casi un año de distancia. Tiene tiempo.
Excepto que en este momento no quiere más que estar encerrado en los protectores y cálidos brazos de Tom, relajar su cansado cuerpo contra el único que parece encajar con el suyo tan perfectamente, como si ellos fueran hechos para alinearse uno con el otro. Libera un suspiro alegre al imaginar la sábana de seguridad que rodea su cuerpo cuando Tom está cerca y la tensión lentamente se drena de sus cansados miembros, incluso con la imagen del abrazo de Tom. Eso es suficiente para calmarlo.
Sintiendo una oleada fresca de tranquilidad atravesar su cuerpo, se levanta de su posición encogida en el escalón inferior y relaja su agarre del pasamanos. Girando, lentamente asciende la escalera y se dirige a su cuarto en el segundo piso, todo momento imaginando a Tom a su lado. Es la única cosa que saca a su dudosa mente de esos horribles números llamados fecha y las ansias de la cena de mañana en la tarde.
Sabiendo que no puede usar el futuro como un escape cuando sea que lo necesite, reluctantemente entra a su habitación e inmediatamente colapsa en su cama, su cuerpo instantáneamente relajándose sobre el colchón. Encogiéndose es una bolita esa noche, Bill se queda dormido pensando en un muchacho de rastas con una sonrisa traviesa que vive 100 años en el futuro. De alguna manera, es el único pensamiento que le llevará al país de los sueños esa noche, un lugar donde puede encontrarse a esa sonrisa traviesa cuando quiera.
**
Esa noche Tom yace despierto en su cama, mirando el techo con una mirada distante y en blanco en sus ojos desinteresados.
Algo se siente extraño, cayendo en el fondo de su estómago.
Se deja atrapar y pierde media noche, el sueño negándose a llegar a él en la oscuridad, dejándolo colgando en la innombrable tierra entre el sueño y la realidad, el lugar donde el sueño es visible y lejos del alcance de tus dedos. El lugar donde tu mente se niega a descansar, manteniéndote despierto con cada pensamiento aleatorio posible, lanzando situaciones locas que te hacen enloquecer por nada.
Pero no importa cuán seguido se gire y no importa cuántas ovejas cuente, Tom no parece encontrar el sueño.
Tirado ahí, sobre su espalda, siente como si estuviera perdiendo algo.
Siente como si allí debería estar un peso en sus brazos, otro cuerpo enroscado contra el suyo, acurrucado en su abrazo.
En lugar de eso, es dejado con un sentimiento de soledad mientras se remueve entre las sábanas de su cama por casi la millonésima vez esa noche.
**
-Oh, Wilhelm- La madre de Bill dice con una dulce voz mientras camina dentro de su habitación para ver a su hijo parado cerca de la ventana, usando un vaso como un espejo para ajustar el collar de su camisa de vestir. Ella sonríe y coloca sus dedos entrelazados debajo de su barbilla mientras admira a su hijo –luces muy guapo esta noche, Wilhelm- Asegura, caminando hacia él.
Bill rueda sus ojos y hace una cara de disgusto que su madre no puede ver mientras estira el cuello de su camisa una vez más. -Madre, ¿está cena es realmente necesaria?- Alisa el cuello hacia abajo y se gira para encontrar la mirada preocupada de su madre.
-Bueno, por supuesto que lo es- Confirma- No te tendríamos desposando a una completa extraña, Wilhelm, no seas tonto ahora-
Ella quita una mota inexistente de polvo y golpea ligeramente a su hijo en el hombro, sonriendo gentilmente.
Bill aprieta su quijada ante las palabras de su madre.
Así que, aparentemente ellos están esperando que su matrimonio trabaje a la mar de bien.
Si solo pudiera decirles acerca de Tom, aunque sabe que no terminaría con un feliz por siempre y para siempre.
Él probablemente terminaría en un ataúd tres metros bajo tierra más pronto de lo necesario.
-Madre ¿Qué sí esto no funciona?-
-No estés hablando tantas sandeces, Wilhelm – su madre trata-Si hablas en negativo, podría terminar de esa manera, y nadie de nosotros quiere eso ahora, ¿o sí? –Ella mira a su hijo, una mirada de advertencia en sus ojos. Bill sacude su cabeza reticentemente, con miedo a decir no- Claro que no. Queremos que las cosas funcionen esta vez, ¿verdad que sí, Wilhelm?- Bill asiente en respuesta, su lengua sujeta fuertemente entre sus dientes- Bien, ahora veamos cómo va. Quiero que actúes como el caballero que te hemos educado para que seas, ¿está claro, Wilhelm?-
Ella mira a su hijo con una mirada incuestionable apareciendo en sus ojos, silenciosamente advirtiéndole que las cosas mejor vayan como lo planeado.
-Sí, Madre- Bill afirma, parándose recto en su lugar mientras siente los ojos de su madre haciéndole agujeros en la espalda.
No lo malinterpreten; Bill ama a su madre.
Ella no es tan mala y malvada, es sólo que a veces puede ser una mujer un poco aterradora.
Y ella ama a su hijo, realmente lo hace.
Ella no quiere volverse una mala madre, así que trata de proteger a Bill con todo eso que hace.
Quiere que su hijo tenga una buena vida, y la única manera que ve para que suceda es que se case con una apropiada joven.
-Bueno- Dice con una sincera sonrisa, recorriendo con su mano un lado de la cara de su hijo y acunando su mejilla de una manera maternal- Ahora, Florence es una linda muchacha. Es de tu edad, muy bonita, y una candidata razonable para que tomes su mano en matrimonio, Wilhelm-
-¡Madre! ¿Una candidata razonable? Realmente Madre, lo hace sonar como si estuviera pujando por un caballo- Bill responde con un tono sarcástico recibiendo una ligera mira de su madre.
Como sea, chasquea suavemente y sacude su cabeza- Wilhelm, por favor, lo que estoy tratando de decir es que ella es una encantadora jovencita. Y tu padre y yo esperamos que ustedes dos se lleven bien. Ella es realmente adorable, casi el equivalente para tu resplandor-
-Madre, por favor- Dice Bill con voz embarazosa mientras un ligero rubor calienta sus mejillas.
Su madre sonríe suavemente- Oh, está bien, ella no es tan deslumbrante como tú-
Bill se ríe de su madre y ajusta su camisa nerviosamente, mirando alrededor.
-Eleanor, Wilhelm, ¡están aquí!- La voz del padre de Bill hace eco desde escaleras abajo, indicándoles que bajen a cenar. El sonido de la puerta principal abriéndose y cerrándose es escuchado, seguido por una variedad de voces.
-Bien, Vamos entonces- Su madre dice y se aferra a la mano de su hijo, conduciéndolo fuera de la habitación y escaleras abajo.
-Mark, Eleanor, adorable volver a verlos a ustedes dos otra vez- Un hombre con una cara alegre dice en voz muy alta, abriendo sus brazos mientras le sonríe a los padres de Bill. Su esposa para a su lado, sus hijos aún escondidos detrás de él, todos ellos aún en el atrio cerca de la puerta. Su esposa es algo bajita y delgada comparada con la altura y redondez natural de él.
-Por supuesto, siempre es un placer, Paul- El padre de Bill dice y sacude la mano del hombre, sonriendo brillantemente y en bienvenida.
Después de saludar al hombre y a su esposa, se gira hacia su hijo con una sonrisa sincera en su rostro.
-Wilhelm- Dice placenteramente, educadamente diciendo a su hijo que se acerque y se quite de los escalones.
Bill accede y desciende el último par de escalones para detenerse al lado de su padre, parándose derecho y alto, unas cuantos pulgadas más que su padre. El hombre toma el codo de Bill para guiarlo, lentamente guiándolo lejos de los escalones y pasando al hombre, cuyo nombre es, aparentemente, Paul, y su esposa. Se detienen y Bill pone atención a la persona parada delante de ellos.
-.Y Wilhelm, Ella es Florence- El padre de Bill dice y deja ir su brazo, dejándole espacio para saludar a la joven mujer.
Bill se tensa y sus ojos caen sobre la creatura enfrente de él, ¿criatura? No, esa no es la palabra apropiada.
Su madre estaba en lo correcto acerca de algo; ella es la parte femenina equivalente a la belleza de Bill, asumiendo que eso sea posible.
Bill la mira por lo que siente es algo así como una hora, aunque en tiempo real no es más que un par de segundos. Le da una ojeada rápida al cuerpo de la muchacha, tratando de no ser tan obvio. Pero por Dios, ella atrapa tu atención. Engalanada con un vestido de la época que parece pegarse a sus caderas como un guante, mostrando sus curvas es los lugares correctos, incluso aunque sea un hecho de que tiene un corsé debajo de la ropa. No es tan delgada como un palo, ni tan ligera como una pluma. Luce delicada con su cabello castaño rizado en preciosos y pequeños caireles, una parte arriba una parte abajo. Sus mejillas están pintadas con una moderada cantidad de rubor, dándole a su cara la perfecta calidez para lucir su espléndida elegancia.
Bill repentinamente vuelve a la realidad y siente los ojos de todo en esa habitación sobre él, esperando para que se mueva.
Sintiéndose casi idiota, toma la delicada mano de Florence en la suya y coloca un ligero beso en la parte de arriba de sus delgados dedos.
Nada afectivo, es sólo un saludo amable para ese tipo de ocasión.
-Es agradable finalmente conocerla, Señorita Schäfer- Dice Bill con suave voz, sonriendo dulcemente- ¿Cómo está usted?-
Las mejillas de Florence notablemente se vuelven de un oscuro color rosado, incluso a través de la ligera capa de rubor ya puesta sobre sus mejillas. Quizás esa es la razón para la ligera capa de maquillaje en primer lugar.
Ella inclina su cabeza gentilmente para tratar de esconder su sonrojo mientras Bill libera su mano y la regresa a su lugar, a su lado.
-Bastante bien hoy, Sr. Trümper, gracias- responde en una dulce y aterciopelada voz.
Bill sonríe educadamente y mira más allá de ella. Si fuera otro muchacho, ella sería una señal de alerta y tendría problemas alejando su mirada de ella, Pero es Bill; él no es casi como muchos de los otros muchachos de su edad. Sí, está de acuerdo, ella es esplendida. Cualquier hombre seria afortunado de tenerla, pero Bill ya tiene a alguien. Y ese alguien no es sólo cualquiera, ese alguien es mejor, ese alguien es Tom; su Tomi.
Su estómago se vuelve un apretado nudo ante el pensamiento de Tom. ¿Esto está mal?
Estando hoy aquí, conociendo a esta chica a quien se supone desposará, ¿está mal?
No es como si tuviera una alternativa entre si quiere estar parado aquí en este preciso momento o no, pero no puede quitarse el sentimiento que se desliza en el fondo de su estómago. Es ese sentimiento persistente que le sigue diciéndole que está traicionando a Tom, pero él no lo hace ¿o sí? Eso sólo es si estuviera enamorándose de esa muchacha, y sabe por hecho que una cosa como esa nunca pasará. No puede pasar nunca, sabe que no lo hará.
Seguro, ella es hermosa, pero incluso no hace que las mariposas en el estómago de Bill cobren vida.
Ellas sólo permanecen en un pacífico sueño, completamente inafectadas por su radiante belleza, como si estuvieran mirando nada más que un papel tapiz.
-Entonces vengan, no debemos hacer esperar a la cena- La madre de Bill dice, mirando seriamente a su hijo.
**
La cena ha estado transcurriendo sin dificultades la mayor parte del tiempo. Todo mundo se ha estado llevando bien, y los padres han estado haciendo la mayoría de la plática. Es más como una convivencia para conocerse que otra cosa, aunque Bill sabe que se espera de él en las siguientes semanas. Asumiendo que Florence estuviera feliz después de conocer a Bill, entonces la responsabilidad de que su pequeña relación siga adelante recae sobre él, a pesar del doloroso sentimiento que parece crecer en su corazón cada vez que piensa en el futuro.
-Luce muy radiante esta noche, señorita Schäfer- Comenta Bill mientras él y Florence salen al porche de la entrada después de la cena.
Técnicamente, los habían corrido para "algún tiempo a solas" como su madre inventó.
-Florence, por favor, Sr. Trümper- Dice ella en respuesta. –Aunque, muchas gracias, Sr. Tr-
-Bill, por favor- Le interrumpe ya que odia ser llamado como si estuviera haciendo negocios. Aunque por alguna razón, ama cuando Tom lo llama por su apellido; hay algo acerca de la manera en que Tom lo dice que envía escalofríos por toda su espina dorsal.
-Bill- Florence se corrige a sí misma y se ruboriza ligeramente, aunque la oscuridad proyecta sombras directamente a su rostro, escondiendo el cambio de color en sus mejillas mientras ladea su cabeza.
Se quedan callados por unos minutos, parados a unos pies de distancia y casi cerca del final del porche.
Ambos sosteniéndose en los barandales de madera y mirando hacia el jardín.
Bill, como sea, tiene sus ojos posados en el cielo.
-¿Florence?- Pregunta después del silencio que ha tomado.
-¿Sí?- Responde nerviosamente, girando su cabeza para mirar al hermoso hombre junto a ella. Nunca antes había tenido el conocimiento que un hombre pudiese ser tan hermoso. Guapo, sí, ella tiene su hombre soñado, pero ¿hermoso y bonito? Bill es el primero que ha visto de su tipo.
Bill suspira calladamente y desvía su mirada del cielo, girando su atención y pensamiento lejos de esa cara que ha estado infectando todos sus pensamientos las últimas semanas. –Florence, ¿sabes por qué estamos aquí está noche, cierto?- Pregunta suavemente, tratando lo mejor que puede de no sonar muy duro. Después de todo, ella es una linda chica.
Florence agacha su cabeza otra vez, probablemente sonrojándose aún más –Sí, lo sé, Bill-
-Hmm- Bill responde gentilmente. Al menos ella sabe por qué están aquí. Ha habido veces en el pasado que las chicas no tenían conocimiento. Esas veces son una tortura; son ignorantes. –Pero somos tan jóvenes- Bill agrega en un murmullo.
-Mi madre dice que es más tarde de lo usual- Florence dice calladamente mientras mira al jardín. Pero ella está de acuerdo, son jóvenes.
Bill mira a Florencia y nota la mirada en su rostro. Es casi parecido al que ha tratado de esconder toda la noche.
-No quieres estar aquí más de lo que yo lo hago, ¿verdad?- Bill pregunta en un tono gentil.
-Oh- Dice ella en un tono sorprendido, rápidamente girando su cabeza de regreso hacia Bill.
-No sea tonto, por supuesto...-
-Florence, por favor, no diga lo que piense que va a agradar a su madre- Bill la interrumpe. –Puedo verlo en su rostro, Florence-
-¿Usted puede?- Pregunta tímidamente, rápidamente alejando su mirada y tratando de esconder su cara. Su madre la mataría si viera la cara de total desagrado durante toda la noche. Es cierto, no quiere estar aquí.
-Sí, pudo hacerlo- Confirma el muchacho, aún mirando lejos de ella.
Florence suspira pesadamente –Mi madre dice que más vale que funcione- Murmura por lo bajo, disgustos en su tono de voz mientras habla- Está cansada de mi negativa las veces pasadas-
-Nuestras madres suenan como gemelas- Bill dice con una risa, agradecido que no es el único que está siendo obligado a esto.
Aunque ahora tiene un dilema entre sus manos, verdad.
Florence se ríe con suavidad.
-Entonces, Bill, usted no quiere estar aquí, yo tampoco quiero estar aquí, pero nuestras madres sí. Ahora ¿Qué sugiere hacer?-
Gira su cabeza y mira a Bill una vez más, sonriendo traviesamente.
-Bien- Bill comienza lentamente y mira hacia el cielo por sabrá Dios qué vez esa tarde. Debería estar en un lugar diferente en lugar de este en ese momento, relajándose en los brazos de cierto muchacho con rastas. Oh, cuan diferente es él comparado con la delicada dama parada a su lado. Encuentra la mirada de Florence antes de continuar su oración –Digo que usted y yo juguemos con los deseos de nuestras madres por ahora y veamos que sucede. Por lo menos, esperaremos hasta que estemos listos para una cosa como esa. ¿Cómo suena eso?-
Florence sonríe dulcemente, su elegancia notándose a través de su suave risa y sus brillantes ojos.
-Eso suena como un perfecto y completo plan, Sr. Trümper-
**
Regresando adentro y sintiéndose un poco mejor sobre todo el asunto, Bill sonríe sinceramente mientras siente como si hubieran ganado un poco de ese arreglo. No accedió al matrimonio aún, y puede decir por una vez que no está decepcionando las expectativas de la muchacha haciendo eso. No puede evitar preguntarse por qué Florence, de entre todas las jóvenes, no querría casarse aún, pero supone que ya se enterará de la razón en un futuro cercano.
En poco tiempo la familia Schäfer está lista para irse.
Bill se dirige a otra habitación para tomar sus abrigos y chales, tratando de ser lo más cortés posible.
Con los artículos en su brazo, se gira para dejar el pequeño cuarto sólo para encontrarse cara a cara con...
-¡Gustav!- Bill brinca de sorpresa. Rápidamente sonríe y le dice a su cuerpo que se relaje. No hay algo por lo que tener miedo, es sólo Gustav, el hermano mayor de Florence. Para ser honesto, no parecen estar emparentado. Gustav es más chaparro que el hombre ordinario y ligeramente ancho, heredado de su padre, a lo que Bill puede ver. Tiene el cabello rubio corto, eso es un corte de cabello muy lindo.
Y siempre camina por ahí con una mirada de determinación en su rostro.
Ligeramente testarudo, pero la mayoría del tiempo luce determinado.
Aunque quizás sólo sea que está perdido en sus propios pensamientos.
-No tenía que regresar aquí- Bill le informa con voz amigable, sonriendo cortésmente aunque no se nota en la habitación oscura. Él sólo puede apreciar la silueta de la complexión de Gustav gracias a la ligera luz que entra en la habitación desde la lámpara del vestíbulo-Estaba llevando sus abrigos...- Bill continua sólo para ser interrumpido.
Con un fuerte agarre, Bill es aventado contra la pared detrás de él. Su respiración se atora en su garganta mientras mira hacia abajo, al brazo de Gustav presionado contra su pecho en forma de advertencia, sosteniendo sin ganas contra la pared y manteniéndolo aún asegurado para que no se escabulla.
Bill eleva sus ojos para encontrarse con la amenazadora mirada de Gustav.
Jadea silencioso.
-Escucha bien, Bill. Bill- se ríe- ¿Puedo llamarte Bill?-Gustav le pregunta riéndose por lo bajo, sus labios curvándose en una malévola sonrisa.
Bill asiente con su cabeza frenéticamente en respuesta, incapaz de encontrar su voz.
-Bien, bien- Gustav dice con una sonrisa mientras aligera su agarre sólo para apretar más a Bill contra la pared –ahora, Bill, escúchame bien, esta no es la primera vez que Florence atraviesa por esto, y sé que está no es tu primera vez a pesar de ese proceso que aparentaron antes. Ella ha sido lastimada en el pasado, y siendo su hermano mayor, no quiero ver a mi pequeña hermana herida, ¿escuchaste? La lastimas, me lastimas ¿está claro?-
Bill traga fuerte y asiente muy firmemente.
-Bien- La sonrisa malvada de Gustav se transforma en una sonrisa amable- Conozco a Florence, y sé por hecho que no actuará si la lastimas. Ella lentamente se curará y se sobrepondrá. Pero yo no soy como ella. Si tú la lastimas, no me lo voy a pensar dos veces, ¿entiendes, Bill?-
Bill mira directamente a los ojos de Gustav, viendo claramente la llama de la advertencia.
Tragando fuertemente una vez más, asiente.
-Entiendo- Confirma, su voz temblando casi como un murmullo.
Gustav ríe y relaja su agarre contra Bill, dejando que el pobre muchacho de cabellos negros colapse contra la pared en shock. Decidiendo terminar de buena manera, Gustav sonríe sinceramente y alcanza con ambas manos para quitar las arrugas recién encontradas en la camisa de Bill. Alisa las arrugas y ajusta el cuello de tal manera que se ve como si fuera nuevo.
-Bien. Eso es muy bueno- Dice y jala fuertemente la camisa de vestir de Bill para reacomodarla propiamente.
-Ahora, Bill, no te olvides de nuestra pequeña charla, ¿de acuerdo?- Gustav pregunta con una sonrisa misteriosa mientras camina fuera de la habitación sin oir una respuesta.
La respiración de Bill se libera de su garganta mientras recupera la habilidad para respirar una vez más y sacude su cabeza mientras sigue la figura de Gustav salir de la habitación. Si Bill tuviera algún conocimiento de películas en el futuro, se sentiría justo como si hubiera tenido un encuentro con el Padrino. Pero siendo de los principios del siglo XX, el se queda parado ahí completamente estupefacto y más asustado de lo que estado en sus 17 años de vida.
Tragando fuertemente y tratando de quitar de su mente la pequeña platica con Gustav mientras camina lentamente fuera de la pequeña habitación, no quiere más que estar en los brazos de Tom en ese mismo instante.
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Turn Back Time
Fanfiction¿Qué sucede cuando tu verdadero amor es de una época diferente? ¿Podrán a pesar de tiempo estar juntos? Autor: Izzap Traductor: Devi