31.- Basament Clutter

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31.- Basament Clutter

(Desorden en el Sótano)

*-*


Ella suelta un pesado suspiro mientras arrastra sus pies por la alfombra de losescalones chirriantes que bajan al oscuro sótano. Es mediodía, ni siquiera unamedia ventana adorna las paredes del deprimente sótano lleno de cosasamontonadas. Saltando el último escalón, sujeta su mano del poste que está a laizquierda de las escaleras y con cuidado se inclina hacia delante, moviendo sumano derecha intentando buscar a ciegas por la cadena de dos pulgadas de largoque sabe esta colgando de un foco muy a su alcance.

Como sea, le resulta difícil alcanzarlo dado que su brazo de catorce años aúnno ha crecido lo necesario. Mientras sus dedos rozan las bolitas de metal, sedetiene y agarra la cadena entre los nudillos de su dedo índice y medio,jalando una vez para iluminar el sótano con una ligera luz que parpadeaesporádicamente hasta que finalmente se queda encendida.

Revisando la espaciosa habitación, se rasca la cabeza ausentemente cerca de sucoleta de cabello castaño y hace una mueca ante la vista que tiene enfrente.

Es un desorden, eso es todo lo que es.

Hay muchas cajas apiladas en lindas columnas por toda la habitación, algunascontra la pared, otras recargadas con el primer sofá de su padre y algunas ahísolas, puestas en medio en lo que podría llamarse una isla.

—Piensas que esto es mucho, deberías haber visto el sótano de mi abuelo— Tom lehabía dicho la última vez que ella se había preocupado por quejarse deltiradero. Su sótano no es tan genial, se había quejado con sus padres, porque,después de todo, la mayoría de sus amigos habían terminado con sótanos conmesas de billar y videojuegos de la vieja escuela y pantallas planas en terceradimensión y sillones y bean bags antiguas y... bueno, ninguno de esos eran unmontón de riesgos de incendio, no como este.

Frunce el ceño mientras se quita el fleco de los ojos y trata de pensar en elmejor lugar para comenzar. —Sí ayudas a limpiar el sótano, ya veremos quepodemos hacer para arreglar ese lugar, ¿de acuerdo? — Bill le había ofrecido lasemana anterior.

Después de un momento se decide por una tarea simple – dos montones muypequeños de cajas. Esas lucen más cuidadas que las otras cajas, siendo bienguardadas y cuidadosamente apiladas fuera del camino del codo de alguien quecaminara en el sótano.

Con un gruñido, quita la primera caja de la pila, la coloca en el suelo decemento pintado de rojo y sopla la capa de polvo de la tapa, tosiendo sacude sumano frente a ella cuando el polvo se le regresa y la hace estornudar.

Quitándose de encima el polvo, se arrodilla junto a la caja y levanta lastapas. Un suspiro se le escapa de lo profundo de sus pulmones mientras mira elcontenido – más desastre. Parece como si alguien, probablemente Tom,simplemente hubiera agarrado un montón de reliquias familiares (algo más comorecuerdos) y las hubiera aventado en la caja a esperar a que alguien más lasordenara en el futuro, Típico, piensa mientras las revuelve, encontrando sóloviejos juguetes, unas cuantas fotos enmarcadas y ropa que no se atreve a tocar.

Poco impresionada, empuja la caja unos centímetros más allá y arrastra la cajaque estaba abajo hacia el ahora espacio vacante frente a ella. No teniendo quepreocuparse por que hubiera polvo arriba de esa caja, abre las solapas decartón y no puede evitar fruncir el ceño.

—Tan aburrido— murmura para si misma y saca una fotografía enmarcada que estabajusto encima. Se ha borrado de estar en un lugar donde el sol la podía tocarpor tanto tiempo antes de volverse residente en esa caja. Colocándola a unlado, saca más fotografías. Los sujetos parecen ser los mismos en todas lasfotos, dos de los cuales son Bill y Tom. Con los otros tiene problemas endecidir quienes son. Algunas veces una mujer está presente, otras un señor másviejo, y en otras hay un muchacho que claramente ha envejecido a través de lasfotos. El niño luce familiar, pero no puede ubicar su rostro.

Poniéndola a un lado, toma más fotografías y casi las deja caer cuando elmontón demuestra ser muy grande para que las pueda agarrar. Los marcos resuenanjuntos mientras caen de nuevo a la caja. Cuando se acerca para recogerlos, algole llama la atención, algo que se ha caído de la seguridad que ofrecen losmarcos.

La toma entre sus dedos de una orilla y la acerca.
Es un descolorido sobre, nada muy excitante de observar.

Peor mientras lo gira entre sus manos, se da cuenta que no está dirigido aalguien y que aún está sellado.

Figurándose que no le hará mal a nadie si se abre y revela su contenido,desliza su dedo pulgar debajo de la esquina de la tapa pegada y la abre, llenade curiosidad. Una vez abierta, saca una sola hoja doblada tres veces.

— ¿Una carta? — Se pregunta a si misma y la desdobla, la confusión arrugando suentrecejo.

Mira las primeras líneas y no encuentra a quien vaya dirigida o destinada lamisiva. — ¡Ey, papá! — Grita sobre su hombre con voz lo suficientemente altapara que la escuchen en el piso de arriba, pensando que probablemente él tengala respuesta a qué sea eso. Son sus cosas de todos modos, deberían saber.

Junio 10, 1917

Mis más sinceros saludos al lector que haya encontrado esta carta, aunque notengo duda de que eres alguien de la familia. Qué día es ahora, dónde sea queestés en este momento, no tengo la más ligera idea. Por lo que sé, esta cartapodría no ser abierta hasta el cuarto milenio, si el mundo todavía existe paraentonces. ¿Podría una carta llegar tan lejos? Sé que existen una buena cantidadde avances tecnológicos justo ahora en el 2017, y por lo que he escuchado nadiese preocupa más por cartas, al menos no en papel. Todo lo hacen vía... oh, ni siquierarecuerdo cuales son los artículos o los servicios que hay, pero sé que el papelciertamente no tiene algo que ver.

Así que es el diez de junio de 1917, como lo es en el 2017. Tengo ahoradiecisiete años y Bill y Tom tienen veintiséis años cada uno. Aún están juntos,por supuesto. Nunca tuve duda alguna de que estarían juntos por mucho, muchosaños más, aunque Georg, lo sé, ha proclamado cierta duda antes. Supongo que lehan demostrado que estaba equivocado, ¿o no es así?

Bueno, los vi el otro día. Les va fenomenal. Adoptaron a una pequeña niña, unaadorable pequeña de seis años que habla con tal propiedad en su dialecto queavergonzó a los adultos en la agencia de adopción, según Bill. Es una pequeñacosita con unos curiosos ojos almendrados que muestran una pizca de miedo y deasombro mientras camina por el mundo de ellos, viendo todo con la misma miradaalienígena y fascinada que Bill solía tener hace nueve años.

La agencia de adopción, por lo que Bill me ha dicho, dice que la policía lallevo. Estaba vestida en un delgado y andrajoso vestido viejo floreado en esetiempo. Lucía inquieta, dijeron, y sonaba confundida. No tenía papeles, niregistros ni familiares vivos que pudieran rastrear. Ella decía que la últimacosa que recordaba era que estaba paseando por el pueblo mientras su mamá hacíalas comprar. Cuando le preguntaban por su padre, ella continuamente repetía—Papá está fuera en la guerra. Está peleando contra los tipos malos. — Elproblema es que no hay guerra justo ahora en el 2017, pero la guerra estáarrasando en este momento en 1917. Tengo suerte de que aún no me hayan enviadoa pelear aún, pero estoy seguro de que ese tiempo vendrá pronto.

Así que Bill y Tom han adoptado a la pequeña confundida quien repetidamenteproclama que es 1917. La agencia dice que es una pequeña actriz y que tiene unaimaginación muy, pero muy creativa desarrollándose. Aunque no estaríasorprendido si reportan una niña perdida con cabello castaño cerca de aquí enlas semanas siguientes. De hecho, no me sorprendería si esa es la clave detrásde los casos de gente perdida, todo esto de viajes en el tiempo. Y dudo que labomba de agua que esta en nuestro patio sea el único... oh ¿cómo deberíallamarle? ¿Un puente? Realmente no tengo la más mínima idea.

Muchos lo llaman locura, una platica loca, pero se que no es así. Es realmentefascinante. Claro, nuestro árbol familiar quizás este un poco... entrelazado aprimera vista, pero ya no luce tan bizarro. Bill estuvo aquí. Era de 1908. Peroahora esta allá, viviendo un siglo más adelante simplemente paralelo al pasado.

Es realmente fascinante pensarlo ¿no? Dos siglos, dos tiempos ocurriendoexactamente al mismo tiempo, sólo que... paralelos uno de otro. Y como dos líneasparalelas, jamás están destinadas a interactuar, mucho menos tocarse. Pero estoes la vida, y es donde la diferencia entre las matemáticas lo que dicen loslibros ocurre. La vida es donde existen las excepciones a la regla, dondemilagros inesperados ocurren de vez en cuando.

Y Bill y Tom son la excepción e nuestro pequeño espacio en la vida. Son lasexcepciones, cada uno en su propio tiempo. Y juntos han encontrado suequilibro. Su pequeño lugar feliz en el mundo. Ellos viven felizmente en el año2017, acien años exactos de este momento, con una hermosa chiquita, a quien ellos hannombrado legítimamente Eleanor.

Ahora, ¿qué propósito tiene esta carta, te has de preguntar? Me he estadopreguntando lo mismo, para ser enteramente honesto. Quizás esto no es más queuna cadena de pensamientos inútiles y aleatorios que una carta realmente,porque no tengo consejo brillante o sabio que compartir, ni una tarea quetengas que completar. Aunque por todo lo que sé, esta podría ser la primera vezque escuchas de esto de diferencias y viajes en el tiempo. Si es así, espero queno haya abierto la caja de pandora contigo y tu familia. Si lo han escondido deti, ellos claramente tenían sus razones. O quizás tú ya sabías todo esto y sóloestoy repitiendo viejas noticias. Cualquiera que sea el caso. Te deseo lo mejorde lo mejor en todo lo que hagas.

Mis mejores deseos.
James Theodore Trümper

— ¿Qué sucede?

Ella brinca al escuchar la voz y mira sobre su hombro para mirar a Tom que estáparado a mitad de las escaleras del sótano, inclinando su cabeza un poco paraver cual es el problema. Mira rápidamente la carta en sus manos y luego a supadre.

—Nada papa, yo sólo... no estaba segura de por dónde comenzar a limpiar— dice conuna sonrisa cálida.

Tom continúa bajando otros dos escalones y logra ver mejor el sótano y unascuantas cajas que su hija ha removido de la pared. — Bueno— dice y mueve unarastra detrás de su hombro. —parece que has encontrado un buen lugar por elcual comenzar ¿no es así?

Mirando la caja llena de fotografías, asiente. — Definitivamente es un muy buenlugar— acepta.

El padre tamborilea sus dedos en la baranda por un momentos mientras sus ojosescanean el área de nuevo, sabiendo de las cosas que su hija esta encontrando,y de esas que aún están esperando por sus jóvenes ojos. —Entonces— Retoma eltema después de un minuto, — ¿Estás bien aquí?

La hija mira de nuevo sobre su hombro una vez más, sosteniendo ahora unafotografía enmarcada entre sus manos. Una sonrisa adorna sus facciones mientrascontesta rápidamente —Sí.

Mirando una vez más, Tom decide que es seguro retirarse. —Diviértete, Ellie—dice mientras continua caminando de regreso al piso principal. —Bill y yobajaremos a ayudarte luego, ¿de acuerdo?

— ¡Está bien! — Eleanor responde mientras escucha la puerta del sótanocerrarse. Y con la misma fascinación y entusiasmo llenando sus ojos, las mismasemociones que una vez brillaron en los de Tom cuando descubrió por primera vezlos diarios en el sótano de su abuelo, regresa su atención a las fotografías yotras herencias familiares guardadas en el sótano, esperando por el día en quesean descubiertas para contar su historia sin fin.

*-*

[FIN]

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