Escucho llegar la ambulancia, el sonido de la sirena es ensordecedor.
Los paramédicos bajan apurados, el principal pregunta a David qué fue lo que pasó. Javier los interrumpe y trata de explicarles sin mucho detalle lo que hicimos dentro, no mencionó que explotamos la casa ni nada, quiere que este recuerdo quede entre nosotros. Los demás paramédicos se encargan de subir el inconsciente de mi cuerpo a una camilla, asegurando de quedar lo suficientemente sujeto previniendo una caída.
Según escucho, Sofía ya despertó, está consciente. De igual forma es trasladada a un hospital en la misma ambulancia que yo. Quitan de su frente los restos de vidrio que quedaron encajados, la sangre comienza a brotar, rápidamente detienen la hemorragia.
Nos llevan al centro de salud. Es terrible sentir como escuchas todo lo que hay alrededor pero no puedes abrir los ojos para ver con exactitud qué es lo que pasa, como si tuviera una parálisis de sueño.
Al estar ya dentro del hospital en una habitación especial, por seguridad mía nos colocan a Sofía y a mí en la misma habitación.
Sofía es sentada en un sillón y mi cuerpo aún inconsciente es tratado con más cuidado en la tranquilidad de una camilla. Los doctores comienzan a examinar mi cuerpo, tratando de encontrar un golpe o una señal anormal que les indicara qué fue lo que llevó a desmayarme.
Cuando uno de ellos trata de subir mi playera para revisarme el tórax, despierto, soltando un manotazo al aire que termina estrellándose en la cara del doctor.
-No toque mi pecho. –Digo. Sé que eso no lo quise decir yo, siento que Sara está tomando el control de mi cuerpo en este momento. De inmediato, una enfermera se encarga de traerle una bolsa con hielo al doctor golpeado.
-Já, ahora estás sangrando como Sofía. –Me burlo. –Te lo mereces por tratar de observar que hay debajo de mi playera. –Los doctores se ven con una tremenda confusión, luego, como con la mente están tratando de decirse algo. Se acercan a mí, uno toma mis brazos llevándolos hacia atrás torciéndomelos, mientras el otro trata de levantar mi playera. Por instinto, pateo la cara del doctor con la fuerza de la planta del pie, encajando el talón en su mejilla derecha, cae al suelo, seguro está fingiendo dolor y gritando exageradamente.
Quien me tiene sujetado sigue intentando descubrir mi pecho, hasta que lo logra. Súbitamente, todas las luces del hospital comienzan a parpadear terminando por apagarse. El centro médico queda sin energía, aun teniendo la planta eléctrica, no hay luz. Los gritos por todos los pasillos se esparcen causando totalmente un caos que impacienta a los pacientes.
Ni siquiera yo sé qué es lo que pasa.
En unos instantes más, vuelve la electricidad a todo el hospital, pero los doctores no están.
-Rápido Sofía, haz como si estuvieras inconsciente, eso hará que la enfermera no sospeche que les hicimos algo a los doctores, por nada del mundo dejes que vean la marca en tu pecho, nadie. –Hace caso a mis indicaciones, abrochando los botones de su blusa.
Cuando la enfermera entra se sorprende al vernos inconscientes por lo que sale de la habitación a pedir ayuda.
-Vámonos de aquí. –Tomo a Sofía de la mano y antes de emprender la huida, echo un vistazo a la libreta donde la enfermera tiene anotados a todos los pacientes y arranco esa hoja, para evitar que exista un registro de nosotros y así nadie sospeche nunca de que estuvimos aquí.
Al estar sobre la calle, el día parece estarse consumiendo, el sol casi a punto de esconderse, el tráfico de las personas que se dirigen a las casas de sus parejas para recogerlas y llevarlas a cenar, a bailar o a cualquier otro lugar, está a punto de desatarse.
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Caos fraternal
РазноеTraición es igual a venganza, es la frase que siempre está dentro de la mente de los personajes. La historia comienza cuando Daniel pierde a su novia en un trágico accidente. El día del funeral, Daniel se contagia de un raro virus que ocasiona que s...