22. ¿Traición ó venganza? ¡Sorpresa!

5 2 0
                                    


DANIEL

Volví.

Regresé con el coraje y las ganas de querer acabar con esto de una vez. Sara no podrá detenerme, ni nadie más.

Hoy muere Sara o muero yo, es definitivo.

Dentro de mi mochila llevo todo lo que necesito: sal, velas, una campana y una foto de Sara.

Revisé el mensaje que me envió José hace unos minutos, puedo apostar que eso lo envió Sara, deben estar en problemas. Ahora mismo deben estar aquí en casa de Sofía, más no lo sé, puede que se hayan ido a otra parte.

Bajo del automóvil que le pedí prestado a mamá, toco el timbre de la casa de Sofía, sale su madre, le pregunto si dentro están mis amigos.

-Ya se fueron, no sé a dónde, pero aquí no están. –Responde.

Agradezco el tiempo que se tomó para abrir la puerta y me marcho. ¿Dónde podrían estar?

Mientras pienso, recibo otro mensaje, esta vez es de Natalia, que dice "te necesito, por favor ven, estamos en problemas".

¿Pero dónde están? Tengo que pensar bien, ¿a dónde podrían ir tus amigos cuándo están en problemas? Cielos, José no puede caminar, ¿por qué se habrán ido así?

¿Y si están en casa de Sara? Porque no creo que hayan estado haciendo uso de sus facultades mentales al decidir salir de casa sabiendo que José necesita descansar.

No lo sé, ningún lugar parece convincente, no tengo crédito en mi teléfono para llamarle a alguien. Como sea, iré a averiguar si los encuentro en casa de Sara.

Enciendo el coche, piso a fondo el acelerador causando que las llantas traseras dejen su marca sobre la calle. Salgo de la calle de Sofía a toda velocidad sin importarme que haya carros estacionados, tomo mis precauciones.

Al tomar uno de los bulevares principales de la ciudad, un elemento de Tránsito Municipal ve la velocidad a la que voy, de inmediato enciende su automóvil de policía y me persigue, encendiendo las sirenas para indicar que me detenga.

Me pongo a reflexionar rápidamente, sin detener mi marcha. ¿Qué le diré al policía cuándo me pregunte el motivo por el que iba a toda velocidad? ¿Le diré que iba a cazar fantasmas? ¿Qué iba a salvar a mis amigos de un virus demoniaco? Suena ridículo y probablemente sea totalmente increíble para el oficial.

A través del espejo retrovisor observo la distancia que hay entre la policía y yo, es considerablemente larga. Si me detengo, me quitarán el coche por no tener licencia de conducir, y si no lo hago, será toda una aventura cargada de adrenalina el huir de la policía y si lo consigo, tendré más tiempo para salvarme a mí y a mis amigos...

En mi mente se escucha bien. Acelero aún más, yéndome por el carril derecho, al ver una calle angosta doy una vuelta bombera que levanta una cortina de polvo del pavimento. Continúo mi escape, poniendo música de ACDC en el estéreo para aumentar más la emoción.

Avanzo, dando vueltas en cada calle que tengo oportunidad, siempre acercándome a la casa de Sara.

El carro de la policía quedó sumamente atrás, creo que he concretado mi escapada.

Un poco más tranquilo y presionando el pedal de aceleración con menor fuerza, llego a casa de Sara, estacionando el automóvil entre un par de autos para que quede escondido ante la posibilidad de que los policías anden buscando mi coche.

Camino hacia la casa de Sara, sin haber bajado los materiales que necesito para acabar con el demonio.

Encuentro a Sofía llorando en la entrada, quien al verme, se levanta del suelo con ligeros aires de emoción.

Caos fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora