NATALIA
3 de enero.
Hoy comienza otro día, después de un pequeño viaje a casa de mis abuelos, regresé a casa.
Para esta tarde, invité a Daniel a venir pues tenemos bastante tiempo sin vernos.
Recuerdo que durante la última noche del año pasado, me puse a pensar en todas las cosas que viví a lo largo del año. Entre tantas cosas, noté que los momentos más felices que viví fueron a lado de Daniel, del chico de hoyuelos en sus mejillas. Cuando lo conocí, solo lo quería como el hombre de una sola noche, pero ahora sé que no quiero dormir sola.
Siempre, al dormir, es imaginar que sus labios besan mi frente y acaricia mi cabello hasta conciliar el sueño. Procuro dejar un espacio a un lado de mí para imaginar que él está ahí porque cada vez que tengo una mala noche, el tan solo saber que ese chico me quiere tanto como yo lo quiero, me alivia, cura todos mis males y sonrío, sonrío hasta quedar dormida.
Nunca en mi vida había sido tan cursi y estado tan enamorada de alguien como lo estoy de él.
El cómo nos tuvimos cariño tan rápido sigue siendo un misterio. Siempre me contaba que se le hacía bastante difícil confiar en alguien, y no porque fuera muy desconfiado, sino porque así es su forma de ser, entonces le pregunté el por qué confió tan rápido en mí como para ser su pareja, me respondió que el hecho de haberle entregado mi cuerpo en repetidas ocasiones, le pareció un acto digno de premiarse con confianza, porque cuando le entregas tu cuerpo a otra persona, tienes que lidiar con la vergüenza y timidez que puede sentir, sobre todo si no te sientes segura de tu cuerpo, como yo, aunque él me diga que le parece perfecto.
Cuando lo vi por primera vez, sentado en el sillón viendo su partido de fútbol, no me llamó la atención pero poco a poco la intriga de saber por qué estaba tan callado y conocer la razón por la cual prefería ver el partido de soccer en vez de disfrutar de la compañía de las mujerzuelas, me ganó.
Me acerqué a él, pensando en obtener las respuestas a mis interrogaciones, creí que era alguien tímido; pero cuando aceptó ir a una habitación a solas conmigo, me hizo descartar esa conclusión.
Yo nunca había tenido ningún tipo de faje, con nadie. Solo pasaban a través de mí hombres con intenciones solo de llevarme a la cama, lo cual nunca obtuvieron y se iban.
El día que me invitó a su casa para cuidar de Sofía, no me negué porque quería estar de nuevo a su lado.
Después lo llevé a mi casa. Fingí estar bajo los efectos de la cocaína para que intentara aprovecharse de mí y no lo hizo. En cambio, se quedó conmigo mientras yo dormía, aunque luego se salió de casa.
Le pedí ir a mi habitación para hacerlo sentir seguro de que estuviéramos ambos a solas dentro de un cuarto, pero me sobrepasé y terminamos haciendo algo de lo que no estoy arrepentida.
La noche de la fiesta en casa de Cristian, acepté hacerlo solo para verlo una vez más en el hábitat natural del hombre. Estaba deseosa.
Los días posteriores simplemente cada que se iba de mí, contaba los minutos para volverlo a ver. Era una sed inmensa esperarlo que, al volverlo a ver, lo bebía de un solo trago.
Pero todo eso, se ha visto afectado por un sentimiento de inseguridad que afecta que pueda quererlo más...
No me ha pedido ser su novia. No somos novios. Nunca hemos hablado sobre lo nuestro y mucho menos me ha confesado lo que siente por mí. Me hace dudar sobre si me está usando como alguien en quien desquitar sus ganas y me siento culpable por entregarle mi cuerpo tan rápido, no se lo merecía, no aun. Soy una tonta.

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Caos fraternal
LosoweTraición es igual a venganza, es la frase que siempre está dentro de la mente de los personajes. La historia comienza cuando Daniel pierde a su novia en un trágico accidente. El día del funeral, Daniel se contagia de un raro virus que ocasiona que s...