Juegos confusos.

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N/A: Solo les quito un cachito de su tiempo, decirles que por las próximas dos semanas estaré muuuy ocupada, por lo que no estoy segura si podré actualizar cualquier otro fic este fin de semana, quizá Inconnu o gone por ser más cortos, pero No Te Enamores deberá esperar, creo (? Sin embargo para poder ser un poco justa con ustedes, me esforcé en traerles algún capítulo de algún fic, y elegí éste porque el cap previo fue corto y porque la idea ya la tenía en mente :) Gracias por la espera <3

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Light removió la manga de su chaqueta blanca y dejó al descubierto su reloj, pronto serían las 22h00 y en lugar de estar en casa, estaban en la calle, eso era suficiente para que el castaño comenzase a sudar nervioso. Los amigos de Elle habían llegado el día anterior, el pelinegro había ido por ellos al aeropuerto, lo primero que Mello hizo al llegar a casa de su amigo fue llamar a Light, prácticamente se la había pasado con ellos desde la tarde previa, ahora lo habían invitado a pasar la noche en la casa Lawliet, y el castaño emocionado había aceptado, pero definitivamente esta no era la pijamada para la cual había pedido permiso, en cambio hacían fila para entrar a un lugar al que jamás había asistido; un club nocturno.

—¿Estás seguro que funcionara?— Se aferró nervioso al brazo de Elle, sus manos sudaban más cada vez que avanzaban, le estaban temblando las piernas de solo ver a los dos guardias que estaban en la entrada.

—¡Haz que se calme Elle o todo se irá a la mierda! — Masculló Matt muy cerca del oído del pelinegro, quien asintió con rapidez.

Por supuesto que ninguno era mayor de edad, sin embargo no era nada que no hubiesen hecho antes, al menos en Inglaterra solían escabullirse de sus casas una noche cada mes, pero era la primera vez que lo hacía desde que llegó a Japón, Elle no sabia y tampoco se preguntaba cómo había hecho Matt para conseguir identificaciones falsas tan rápido, lo único que sabía es que terminarían en graves problemas si no resultaba, sobretodo él con los señores Yagami, quienes en estos momentos creían que su hijo debía estar durmiendo en su casa.

—Light-kun, te prometo que no pasara nada malo, tan solo no veas a los guardias a la cara, ¿está bien? — Su voz fue suave y llena de calma, aunque debía admitir que también estaba nervioso, comenzaba a pensar que la salida no había sido una buena idea, de hecho hubiese deseado quedarse en casa, ver una película y hablar un rato antes de dormir.

Light hizo como le fue dicho, tan solo sacó su billetera y entregó la identificación falsa sin alzar la cabeza, esperando que al menos así su rostro congestionado de nervios no quedase al descubierto. Uno de los guardias se retiró los lentes oscuros para ver mejor a los cinco muchachos, le lanzó una mirada de complicidad a su compañero y ambos sonrieron, ¿a quién querían engañar? Según uno de los ID, el de cabellos blancos tenía veintidós años, pero apenas y les llegaba a la altura del pecho, llevaba unos flojos vaqueros beige que no ayudaban a su baja estatura; el otro, un pelirrojo más alto, decía tener 24 años, pero su vestimenta no era la que se esperaría de alguien de esa edad, su camisa manga larga a rayas negras y rojas bajo un raro chaleco blanco sin mangas sonsacaron una risa a los encargados; el siguiente, un ojeroso pelinegro... su apariencia, aunque desaliñada debido a su desordenado cabello y holgada camisa, no parecía ser la de alguien de 28 años; como tampoco el rubio parecía de 25, al menos debían admitirle que era el único que se había vestido acorde a la ocasión, su vestimenta era la más atrevida, unos entallados pantalones de cuero negro junto a un chaleco sin manga del mismo material y unos botines del mismo color, dejaban claro que no era la primera vez que asistía a uno de esos lugares; pero definitivamente quien llamaba la atención de los guardias era el castaño, a quien no podían asegurar si tenía 26 años porque se mantenía cabizbajo, aferrado al brazo de quién supusieron que era su novio, casi temblando como un cachorrito, dejando en evidencia que era su primera vez, un hecho que hizo sonreír a los dos encargados... definitivamente la verdadera edad de los muchachos quedaba al descubierto si se les observaba detenidamente, pero adentro todo estaba oscuro, podrían confundirse fácilmente con el resto, además... las identificaciones lucían bastante reales.

Sin miedo a quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora