4.

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-Así que tuviste noche de acción hehe- dijo Tae subiendo y bajando sus cejas rítmicamente.

-Si, eso creo- contestó encogiendo sus hombros.

Jungkook había salido temprano como siempre al trabajo y casi como si su mejor amigo hubiera adivinado que se tiraría al suelo por el aburrimiento, éste le llamó y pidió que salieran un rato a almorzar. Nada mal para un Jimin con muchas cosas en la cabeza y poder despejarse.

-Deberías estar feliz, tú mismo dijiste que ya no tenían...nada de nada- sonrió divertido, casi susurrando lo último.

-Lo sé, pero...- suspiró.-...pero me sentí presionado, debo admitir que no lo disfruté como cuando éramos novios.

-Espera, espera...me estás diciendo que...- se acercó más a su.-¿Que fingiste tu orgasmo?

-¡Taehyung!- gritó provocando que algunas miradas se posicionaran en él. Avergonzado volvió su atención a su amigo.-No puedo creer que seas tan descarado.

-Lo normal, ahora, me estás dando a entender que no te gustó ¿Hay alguna razón en especial? ¿Si la tiene muy pequeña como dijiste?

-¡Tae!- le dio unos cuantos manotazos para nada fuertes pero que hicieron reír a carcajadas al contrario y llamando demasiado la atención.-Dejemos de hablar de esto quieres, no se porque te lo conté sabiendo que eres un maldito pervertido- Tae rodó sus ojos.

-Pero así me quieres ¿O no?- hizo un inevitable puchero con sus labios.
Los dos empezaron a reír al mismo tiempo, olvidándose de las miradas que tenían a su alrededor, el ambiente entre ellos siempre era divertida y tranquila.

[•••]

Jimin se dirigía a su departamento, se había olvidado por completo de la cena que tenía que preparar para su marido. Claro que había pedido ayuda desesperada a su mejor amigo y habría aceptado con gusto, de no ser por la llamada reciente que recibió de su madre, pidiéndole que le ayudará en ciertas tareas diarias con su padre.

Así que ahí de encontraba Jimin, caminando con cansancio hasta su departamento. Sólo de pensar en lo estresante que sería recibir personas externas a su hogar junto con su disque marido que no hacía más que ignorarlo desde que llegaba, se le quitaban las pocas ganas de mover un dedo.

Estaba cansado, así que pensó en hacer algo sencillo pero elegante.
Después de un rato de estar buscando en google recetas fáciles de hacer, se decidió por hacer una crema de elote, tal vez no sea tan fácil ni tan difícil de elaborar, además su madre era muy buena cocinera y debía heredar esos genes.

Comenzó a cocinar y a preparar todo, estaba demasiado concentrado haciendo la cena, pero el sonido del timbre lo hizo congelarse ¿habrían llegado tan temprano? Pensó.

Se apresuró a la puerta para cerciorarse quién estaba a lado de la puerta. Cuando ésta se abrió pudo ver a esa persona que en esos momentos menos se esperaba que tocara su puerta.

-Hola- una sonrisa se dejó ver en su iluminado rostro.

-¿Qué hace aquí señor Min?

Cómo olvidar el nombre de la persona más odiosa.

-Que carácter...¿Puedo pasar?

-Estoy algo ocupado, ¿qué necesita?- su cara mostraba total desagrado. Pero fue completamente ignorado ya que el mayor tomó el atrevimiento de pasar mirando a su alrededor.

-Woah, huele delicioso, ¿qué es?- expresó de manera casi exagerada.

-Nada que te importe, vete de aquí ¿quieres?

-Pensé que no cocinabas...tengo antojo quisiera probar un poco- dijo mordiéndose el labio inferior después de chocar miradas con el pequeño y éste al mismo tiempo observará como sus ojos estaban algo dilatados.

-No creo que tengas tanta suerte para probar mí comida- se dirigió hacia el mayor para tomarlo del brazo y sacarlo de una vez.

-No me refería a la comida y lo sabes- sonrió seductoramente a lo que el menor sólo rodó sus ojos.

-¿Sabes que? no tengo tiempo para tus bromitas, tengo una cena que hacer y tengo muy poco tiempo- decía el menor al mismo tiempo que empujaba a Yoongi fuera de su hogar.

-Espera...- se dio la vuelta quedando a escasos centímetros del menor.- Tal vez empezamos con el pie izquierdo, me agradas y quisiera que me dieras otra oportunidad para demostrarte que también puedo ser agradable ¿qué dices?

-Digo que te vayas ahora.

-Déjame ayudarte, así te demuestro que no soy lo que parezco.- convenció mientras se agarraba con fuerza del marco de la puerta esperando no ser empujado de nuevo.

-Me ayudarías mucho si te fueras de mi casa- Jimin empujó un poco más, ésta vez poniendo sus regordetas manos en el pecho contrario quitándolas de inmediato y bajando el rostro sin mostrar su sonrojo repentino.

Yoongi sonrió ante tal acción y entonces cambió la táctica.

-Está bien tu ganas, espero y no se te queme la comida-miró hacía la cocina dónde empezaba a salir ligero humo gris.

Jimin miró en la dirección donde veía Yoongi, y tenía razón empezaba a salir humo de la cocina, más específicamente de su olla, no supo cuánto tiempo se había tardado en abrirle la puerta y tratar de sacar a ese chico pálido que provocaba un caos en su vida, ¡Ahora todo estaba arruinado!

Jimin soltó un grito de angustia, adentrándose de nuevo a la cocina sin siquiera importarle ya que Yoongi estuviera adentro y fuera testigo de tan terrible desastre. No tuvo más remedio que aceptar su ayuda y juntos apagaron el fuego, después de unos minutos dónde parecía todo perdido decidieron empezar algo nuevo y rápido.

El mayor tenía una idea de que hacer para tan poco tiempo, así que sin más improvisaron como si hubieran ensayado hace mucho dónde y cómo moverse, la comunicación fue tan fluida que en pocos minutos estuvo lista la cena y un Jimin sonriente miró todo con ojos brillantes y orgullosos.

Yoongi por otro lado salió después de mantenerme todo en orden, de nuevo siendo empujado por el menor y claro que Yoongi se quejó por no recibir al menos una recompensa, pero no puedo quejarse cuando la puerta se cerró en sus narices.

El sonido de las llaves se escuchó desde la cocina y ya los platos y vasos estaban en la mesa gracias a que Yoongi ayudó a lavar y cocinar mientras que Jimin iba a arreglarse, no podía presentarse con manchas de comida quemada por toda su ropa.

-Por aquí señor, éste es mi departamento, es pequeño porque sólo vivimos mi marido y yo- se escuchó la voz de Jungkook entrando por la puerta.

-Vaya huele muy bien-dijo otra persona no mayor de cincuenta años, al parecer ese era el jefe de Jungkook.
Jimin se hizo presente en la sala donde se encontraban los jefes y su marido. Vestía un traje negro con una corbata que hacía juego con su saco y unos zapatos negros de charol.

Se sentía nervioso no iba a negarlo, aquellos hombres parecían bastante profesionales, sus movimientos, el caminar por su pequeño departamento al ser guiados por su esposo, las palabras, todo parecía fluir con simpleza que Jimin pareció totalmente cohibido, no quería siquiera pronunciar ninguna palabra porque estaba seguro que arruinaría todo. Se limitaba a sonreír cada que escuchaba su nombre en la conversación.

Todo parecía tenso, incluso pensó que los hombres vestidos de negro eran apáticos, pero su idea fue desechada cuando recibió halagos por su comida y sonrisas marcaron los rostros fríos de los hombres.

-Jimin siempre ha sido bueno para cocinar-halagó rodeando sus hombros con su brazo izquierdo.
Si, como no.

En ese momento pensó en Yoongi, todo había sido gracias a él aunque le costara admitirlo.

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EDITADO♡

Amantes [Y.M] EDITANDO 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora