7.

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Taehyung

Hace mucho tiempo mi padre había fundado una cafetería algo pequeña en un barrio muy transitado. Fue tomando fama y poco a poco se fue creando uno más elegante, así como también, el promocionar su nueva marca de café por todo el barrio de Seúl. Lo había logrado en tan poco tiempo que me tenía impresionado.
Sin embargo, los años no pasaban en balde.

Mi madre y mi padre cada día se les hacía más pesado atender la cafetería a pesar de yo ayudarlos constantemente, ellos decían que necesitaban contratar a más gente.

—Tae, hijo ¿te quedarás ayudarme a cerrar?—mi madre cargaba unas cajas en sus manos, tratando de subirla a un estante. Corrí sin duda a ayudarla.

—¿Dónde está papá?— pregunté mientras ponía la caja en su lugar.

—Parece que sigue haciendo entrevistas en su despacho, ya sabes cómo es de exigente cuando de la cafetería se habla.

—¿Debería recomendarle a Jimin? Parece muy aburrido en su casa.

—¿De que hablas? Debe estar muy ocupado con su esposo como para molestarlo de esa manera— rodé los ojos al pensar en cómo quizás se la estaba pasando encerrado en su habitación o haciendo ejercicio para evitar morir de aburrimiento.

—Se lo comentaré por si acaso.

—Deberías invitarlo un día a la casa, pasas mucho tiempo en la suya que parece que ya vives allá—dijo sobando su espalda.

—Y tu deberías ya no cargar cajas, papá es muy desconsiderado— ruedo mis ojos —. Pero está bien, le diré que venga a comer con nosotros— mamá asiente con una sonrisa.

Después de un par de clientes y acomodar las mesas nos dispusimos a cerrar, por suerte, papá llegó a tiempo para eso y una vez me despedí de ellos con un beso caminé rumbo a casa de mi mejor amigo. Claro que primero tenía que avisarle, pero un mensaje sería suficiente para eso.

Antes de que pudiera enviarlo y dar vuelta en una esquina, un cuerpo frente a mí chocó con fuerza haciéndome caer en seco en el pavimento.

—¡Maldición! ¡No, mi teléfono!— exclamé con dolor, mi teléfono había caído del lado de la pantalla.

¡Maldición otra vez! Si mi celular está roto, ese hombre está muerto.

—¿Estás bien?

Estaba a punto de levantarme y propinarle un buen golpe en su fea cara pero…mis ojos captaron los suyos y todo de repente se iluminó.
Sus ojos color avellana, su piel parecía brillar en el sol, ese cabello castaño claro que parecía lo más sedoso del mundo, como si fuera una nube esponjosa, su perfecta nariz perfilada parecía darle el toque perfecto a su bello rostro y…¡Oh por dios! ¡Esos labios! Estoy seguro que tenían una forma de corazón casi perfecta que por poco y me hace suspirar.

¿Dios, eres tú?

—Discúlpeme yo tuve la culpa, veía mi teléfono y no me di cuenta— me incliné en una reverencia después de pararme a como pude. Aún seguía en shock.

Lo vi agacharse y recoger algo pero no siquiera estaba prestando atención, no podía quitar los ojos de su rostro.

—Igual venía distraído, espero no haberte hecho daño— extendió su mano hacia mí mostrando mi celular—. Parece que no le pasó nada.
Su voz, esa voz tan perfecta y suave, calmada, armoniosa.

—Si, gracias— sonreí bobamente ¡y el me correspondió!

—No sé si sea muy apresurado pero— volvió a extender su mano—. Soy Hoseok.

—Tae— correspondí.

—¿Debería invitarte un café para disculparme?

—Lo aceptaría con gusto, pero voy de camino a ver a un amigo— miraba detenidamente cada rasgo facial. No podía evitarlo, parecía encantado.

—Será en otra ocasión entonces— volvió a sonreír, ese chico era todo sonrisas—. Éste es mi número, llámame cuando necesites un café y alguien con quién charlar un rato.

—Lo haré, tenlo por seguro.

Una mirada más y se alejó a paso lento mirando sobre su hombro de vez en cuando sin dejar de lado su bella y característica sonrisa.

Después de un rato volví a la realidad, tenía que contarle a Jimin no podía quedarme así, necesitaba gritar, emocionarme y que él se emocionará conmigo. Corrí a su departamento subí las escaleras de a dos en dos hasta llegar a su puerta, estaba emocionado y la adrenalina me rebasaba.

Una vez frente a su puerta toqué repetidas veces esperando una pronta respuesta pero parecía no llegar. Acerqué mi oreja a la puerta para escuchar algo, sin embargo, no hubo ruido alguno que me indicara presencia.

Tal vez salió, me dije mentalmente y aunque estaba algo decepcionado por no poder hablar con él una idea cruzó mi cabeza en cuanto vi la puerta vecina.

Corrí hacia ella y de igual manera la toqué con entusiasmo. Si Jimin había salido entonces lo esperaría con su agradable vecino, puede que aprovechara para hablarle de mi amigo y de esa manera influenciar en si relación para nada sana.

Sonreí ante mi idea alocada.

Tardó un rato en responder pero después de ese rato escuche por el otro lado de la puerta que alguien bajaba así como también una voz indicándome que se acercaba.

Al abrirla puse mi mejor sonrisa pero esta misma se borro y se transformo en una mueca de disgusto. El mayor se encontraba con un short negro y sin nada de la cintura para arriba, mostrando su poco casi nada marcado abdomen. Viéndolo bien era atractivo y muy pálido.

—Hola, no sé si me recuerdes, soy Taehyung el amigo de Jimin— sonreí sin moverme esperando su reacción pero sólo entrecerró los ojos debido al sueño. Quizás tratando de recordar quién era.

—¿Taehyung?—tardó un rato así pensativo hasta que reaccionó tallándose los ojos– Ah claro, ya te recuerdo— desordenó un poco su cabello después de un bostezo.

—¿Puedo pasar? Mi amigo no está así que…— si expresión cambio radicalmente.

–¿Pasar? No, no, no, lo siento no estoy en condiciones para recibir a gente.

—Oh vamos, no seas penoso. Todos hemos pasado por momentos así y yo soy alguien en quien puedes confiar— sonreí en grande para mostrarle confianza.

—No, yo de verdad no…

—No tienes nada que esconder estoy segu…

Empujé la puerta dejándome entrar sin su permiso al mismo tiempo en el que otra persona bajaba las escaleras.

–¿Yoongi quién es?

El silencio se instaló de pronto, los ojos de Jimin se abrieron a más no poder y yo estaba ahí sin entender nada.

¡Qué jodidos estaba pasando aquí!

Mi amigo, mi mejor amigo estaba en el departamento de su vecino, con una camisa negra holgada que obviamente no era de él y apenas unos bóxers tapaba sus cositas, su cabello parecía un desastre y no sólo eso me hizo querer gritar, aquella marca violeta para nada cubierta en su cuello era la última prueba que necesitan para confirmar mis sospechas. De nuevo ¡¿Qué pasaba aquí?!

—Tae…espera, te lo explicaré todo— cubrió como pudo su cuerpo con sus pequeñas manos.

—Claro que lo harás y en este mismo instante— demandé.

Era una jodida locura y Jimin estaba en problemas si es que de verdad pensaba que lo iba a dejar pasar. Todo estaba mal.
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EDITADO♡

Amantes [Y.M] EDITANDO 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora