26. Manipulación

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─Muchas gracias ─dijo despidiéndose del hombre, que tomaba el cheque y le respondía con un ademán antes de irse.

Después de ello recibió una llamada de su abogado.

─¿Todo bien? ─preguntó éste, refiriéndose al cambio de cerraduras, él le había recomendado al cerrajero.

─Sí, todo bien ─respondió ella─. Yunho ya no podrá entrar a la casa cuando le plazca.

─En caso de que lo intente, igual llame a la policía, uno nunca sabe de lo que pueda ser capaz un hombre despechado. Mucho más, cuando lleva todas las de perder en el divorcio.

─Bueno... tampoco creo que quiera agredirme, todo lo contrario, solo busca que le perdone.

─Igual es mejor ser precavidos, en mi trabajo he visto de todo.

─Lo seré, aunque conozco a Yunho de años y sé que no es del tipo agresivo. Además, aunque lleve las de perder como dice usted, recuerde que quiero un divorcio tranquilo, me voy con lo que es mío y él que se quede con lo suyo. Esta casa pienso ponerla a la venta, así ya no tendrá que seguir pagando la hipoteca.

─Es usted demasiado generosa ─dijo el abogado─, demasiado generosa.

─Yo solo quiero dejar todo atrás e irme con mi conciencia limpia.

─¿Aun piensa dejar el país?

─Sí, en mi trabajo me han dado la opción de trabajar en la sucursal de Canadá, me iré en cuanto salga el divorcio, por eso me urge que sea lo más rápido posible.

─Haré todo lo que está en mis manos ─finalizó el abogado.

BoA tomó su bolso y se dirigió hacia su trabajo, aunque al inicio le había costado regresar a la rutina diaria, prefería trabajar, distraerse, que quedarse en casa pensando o llorando por los rincones. 

Su madre le llamó cuando ya estaba en su oficina.

─¿Te estás alimentando bien? ─aquella era una de sus preocupaciones. Cuando BoA era adolescente, una pequeña pelea con Yunho podía quitarle el apetito por días.

─No te preocupes por eso, estoy comiendo bien, lo prometo.

─Eso espero ─dijo su madre, no convencida del todo─. Tu padre quiere que regreses a vivir con nosotros, le preocupa que estés sola en esa casa.

─Dile a papá que no se preocupe, me mudaré en cuanto consiga comprador.

─Entonces iré a quedarme contigo unos días .

─Está bien ma,  si eso te hace sentir mejor, ya verás que a pesar de todo estoy bien.

─Eso espero. Iré mañana después del mediodía, así prepararé la cena. De verdad me preocupa que no te estés alimentando.

─Dejaré la llave en el macetero. Pero de verdad, tú y papá pueden estar tranquilos, estoy cuidando mi salud.

Aquella tarde, luego de salir del trabajo BoA decidió ir por víveres. Si su madre veía las alacenas y el refrigerador como estaban ahora, terminaría pensando que no se estaba alimentando adecuadamente. Y no es que no lo estuviese haciendo, solo estaba comiendo fuera. Prefería aquello que comer sola, era en esos momentos cuando más extrañaba a Yunho. Entró a un supermercado sin imaginar que éste la observaba desde cierta distancia mientras hacía sus compras. Las estanterías de productos le proporcionaban el telón perfecto para pasar desapercibido.

Algo en ella le hacía ver más bonita, su tez lejos de estar pálida se notaba sonrosada y saludable. El vestido era precioso. Le encantaba el modo tan femenino en que se vestía para ir a trabajar.

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