35. Quitando obstáculos

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Cuando Yunho terminó de armar la cuna, no se detuvo allí, acomodó el resto de los muebles. Y aunque le tocó llamar a la tienda para cancelar la cuna que había comprado, fue a su auto y trajo el corralito y el moisés que BoA había rechazado. Ella se había encerrado en su recamara para tomar una siesta y aun no despertaba, por lo que aprovechó para dejar todo listo. También sacó los juguetes de las cajas y acomodó la basura en los recipientes afuera. Cuando terminó, tocó a la puerta de BoA varias veces; pero al no tener respuesta, giró el pomo y entró a la habitación. La vio recostada en la cama, profundamente dormida. Sabía que no era correcto entrar; pero lo hizo, se sentó en el borde, junto a ella y acarició su mejilla. Ella frunció la frente pero continuó dormida. Entonces aprovechó la situación y acercando su rostro al suyo le dio un beso. BoA despertó con la sensación de unos labios sobre los suyos; pero cuando abrió los ojos no vio a nadie, se levantó con rapidez y se dirigió hacia la habitación del bebé. Se quedó inmóvil al abrir la puerta, Yunho no solo había armado la cuna, sino que también acomodó el resto de los muebles, los juguetes, sacado la basura y dejado la habitación prácticamente lista. Y aunque las cosas no estaban donde ella había imaginado, se veía mucho mejor donde estaban. Se acercó al moisés, no podía negar que su ex marido tenía buen gusto. Luego se acercó al corralito, hasta había colocado algunos animalitos de felpa y otros juguetes dentro de él. Pero no iba a dejar que aquello le confundiese, estaban divorciados y así debían continuar las cosas. Él era un mentiroso infiel, debía mantener eso en su mente.

Jayden estuvo con los padres de Yunho apenas un par de días, él no la quería viviendo en casa de sus padres, no quería ni imaginar que pasaría si BoA se enteraba de ello. Aunque tampoco podía dejarla en la calle estando embarazada. Llamó a Yura, sabía que los padres habían dejado un fideicomiso con el que ella pagaba sus estudios; pero ahora que no estaba estudiando, lo justo es que su hermana le diera el dinero para que pudiera utilizarlo en su subsistencia.

─Lo siento ─dijo Yura firme─, pero no pienso soltar ni un solo centavo a menos que ella desista de la idea de tener ese bebé.

─No puedes obligarla a hacer algo que no quiere.

─Tú deberías ser el primero en estar de acuerdo conmigo, si yo sé bien que tanto Jayden como su hijo son una carga para ti.

─Quizás sea un desgraciado en muchos aspectos; pero no voy a obligar a Jayden a abortar, solo porque me es más conveniente, yo pienso hacerme cargo de mi hijo.

─Entonces hazlo, pero Jayden no verá ningún centavo del fideicomiso hasta que cumpla los veinticinco.

─¿De verdad estás pensando en el bienestar de tu hermana?

─¡Por supuesto que sí! ─exclamó ella levantando la voz─. Pero ella es demasiado tonta y se ha empecinado en tener a tu engendro.

─Tu sobrino, te recuerdo que es tu sobrino.

─Mientras no haya nacido no es nada, ni nadie.

─Creo que estoy perdiendo mi tiempo. Si las cosas van a ser así contigo, entonces mejor mantente alejada de Jayden.

Yura rio al otro lado de la línea.

─¿Ahora te crees su caballero de reluciente armadura? ─su tono era sarcástico─. ¡Por favor! si los dos sabemos que lo único que te interesaba de ella era el sexo. Maldito pervertido, ella tan solo era una adolescente cuando la sedujiste, realmente espero que pagues por todo el daño que le has hecho. De no ser por ti, ella estaría estudiando, siempre fue muy buena alumna, sobresaliente, incluso ganó una beca que cubría gran parte de sus estudios universitarios; pero todo lo perdió gracias a ti. Así que no vengas con tu discurso moralista. Y como dije antes, no soltaré un solo centavo a menos que se deshaga de tu engendro.

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