33. Desesperada

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Jayden se había quitado la ropa y puesto la bata que le diera la enfermera, cerró los ojos y juntó sus manos, comenzó a llorar desesperada, una vez más se llevó la mano a su abdomen, estaba perdiendo la figura que tanto le enorgullecía; pero no importaba, por una vez en su vida no se sentía sola. Pero no quería ser egoísta, no quería que su hijo pasara por lo que ella pasó al crecer sin sus padres.

La enfermera entró en ese momento.

─ No tienes por qué preocuparte, los abortos quirúrgicos son muy seguros, es muy poco probable que se presenten complicaciones.

Le hizo ponerse un gorro y la guio hasta a la habitación contigua, cuando Jayden entró se dio cuenta que era el quirófano. En medio había una camilla, donde el médico le indicó que se acostase. Habían dos enfermeras más con él, miró a su alrededor, aquel sitio era aterrador. Sobre todo la camilla, sus piernas debían descansar en unos soportes llamados estribos, que las mantendrían abiertas.

─Acuéstate sobre la camilla ─volvió a repetirle el médico.

Una de las enfermeras se le acercó para tranquilizarla, pero ella se alejó aterrada.

─¡No se me acerque!

─Jayden ─le habló el doctor Stone con voz calma─, tranquila, voy a administrarte un sedante para que te ayude a relajarte, todo estará bien, lo prometo.

─Yo... no quiero matar a mi bebé.

─Algunas mujeres dudan, pero luego que todo pasa, se dan cuenta que fue lo mejor.

Jayden miró todos los instrumentos, eran tan fríos y aterradores, no quería que nada de eso tocara a su hijo.

─¡No! ─dijo moviendo la cabeza─. ¡No quiero!

─Ya firmaste y el procedimiento está pagado.

─No me importa, ¡no quiero!

Jayden tomó una de las tijeras y los amenazó con esta.

─Si se me acercan no dudaré en clavarla en ustedes, todos son unos asesinos.

─Llama a su hermana ─ordenó Stone a una de las enfermeras─. Quizás ella pueda tranquilizarla.

Jayden logró salir del quirófano, en el pasillo su hermana quiso detenerle pero ella la empujó contra una de las enfermeras y salió corriendo fuera de la clínica.

─¡Jayden! ─gritó Yura desesperada─. ¡Detente, por favor!

Jayden corrió descalza por las calles, con la bata medio abierta en la parte de atrás y el cabello recogido debajo de un gorro; pero nada de eso le importaba, necesitaba poner a salvo a su hijo.

Yura salió detrás de ella, llamándola desesperadamente.

─¡Jayden! ─gritaba intentando alcanzarla─. ¡Jayden, regresa aquí!

Jayden miró hacia atrás poco antes de lanzarse a la calle, por lo que no se dio cuenta que venía un auto, cuando ya fue demasiado tarde.

El móvil de Yunho sonó en ese momento, él estaba despidiéndose de un cliente, cuando pudo revisar su teléfono sonrió como un adolescente, era ella, BoA, le había enviado un mensaje. Cuando lo abrió se encontró por primera vez con una imagen de su hija, se sentía tan bendecido con su existencia.

─Es hermosa ─le escribió emocionado─, gracias... gracias por este regalo.

BoA leyó su mensaje; pero no envió una respuesta.

Yunho pasó todo el día observando la imagen, incluso se la mostró a su secretaria y a un par de clientes que atendió esa tarde. En la imagen podía verse su rostro con claridad, sus ojos estaban cerrados, pero ella parecía que estaba por chuparse un dedo. Su otra mano, con sus deditos completos y bien formados estaba como recostada a su mejilla.

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