14. ¿Quieres ser mi amante?

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Jayden luchaba por salir de casa de su hermana, al tiempo que ella intentaba retenerla.

―Jayden ―gritaba Yura, interponiéndose en frente―. No vas a salir.

Pero Jayden no la escuchaba, forcejeó con Yura, hasta que logro liberarse de su agarre y salió en dirección a la casa de Yunho. Tenía llave así que no fue necesario tocar la puerta para entrar. Yura se quedó de pie en el umbral, moviendo la cabeza de un lado a otro, sintiéndose impotente ante la estupidez de Jayden. Podía verse reflejada en ella, tenía casi su misma edad cuando se metió con el primer hombre casado. Y al igual que Jayden, estaba cegada pensando que tendría una vida al lado de aquel hombre; pero eso jamás sucedió. Cuando dejó de ser una novedad, este la desechó y continuó con su matrimonio, como si ella jamás hubiera existido. Lo peor de todo es que continuaba sin aprender la lección.

Eso mismo le sucedería a Jayden si no la apartaba de Yunho.

Yunho se preparaba un emparedado, cuando escuchó que alguien abría la puerta. Se asomó desde la cocina, sorprendiéndose al ver a Jayden de regreso.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó intrigado.

Ella no dijo nada, corrió hasta su lado y se abrazó de él con todas sus fuerzas.

―Mi hermana quiere separarnos ―dijo llorando―. Pero no voy a permitir que eso suceda.

―Jayden... ¿no has pensado que quizás sea lo mejor?

―¿Lo mejor? ―ella meneó la cabeza de un lado a otro―. ¡No, no, claro que no!

―Eres muy joven Jayden, y yo... no puedo ofrecerte nada.

―¿Lo qué tenemos es nada?

Jayden se alejó algunos centímetros, y alzándose con la punta de los pies alcanzó los labios de Yunho, él dudó al inicio... era el momento propicio para terminar con ella y recuperar a su esposa; pero en lugar de eso, se inclinó para devolverle el beso. La verdad es que aquella niña seguía enloqueciéndole. Sintió sus manos soltándole el cinturón del pantalón, su cuerpo reaccionó de inmediato. Ella lo notó y pasó sus manos por encima de la ropa para sentir la tensión dentro de su pantalón. La ropa fue cayendo una a una y para cuando llegaron a uno de los sillones de la sala, ambos estaban desnudos. Yunho se sentó y ella lo montó, dejando escapar un profundo suspiro a medida que lo sentía dentro.

Yura estaba a punto de tocar la puerta de Yunho, cuando los gemidos de la pareja se colaron a través de la ventana abierta. Se asomó a esta y vio a Jayden moviéndose sobre Yunho. Llevó su mano a la boca para no gritar y se alejó de allí, asqueada.

―Yunho... te siento Yunho... te siento... te siento dentro... muy dentro...

Yura se tapó los oídos y corrió para alejarse lo más rápido posible.

―Yo también te siento ―exclamó Yunho con voz enronquecida―. Estás deliciosa.

Él se movía para ayudarla, sus piernas eran fuertes, firmes.

―Tú también lo estás... mi amor... tú también...

Ella cerró los ojos al sentir la lengua de Yunho sobre su aureola y dejó escapar un gemido cuando sintió la succión. Luego, él llevó ambas manos a sus pechos, masajeándolos mientras ella se movía como un jinete sobre un potro salvaje. Los gemidos fueron haciéndose más intensos a medida que se acercaba al orgasmo, podía sentirlo golpeando su interior y justo cuando llegaba a la cima, lo sintió viniéndose dentro, haciendo  el final aun más placentero.  

―Creo que soy adicta a ti   ―dijo con voz ronca, al tiempo que se dejaba caer sobre su pecho.   

De regreso en la cocina, volvieron a la conversación sobre Yura, mientras él continuaba preparando algunos emparedados.

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