41. ¿Dulce venganza?

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Yunho llegó al hospital bastante nervioso, su padre le había llamado explicándole la situación. Su madre ni siquiera podía hablar, parecía hallarse al borde del llanto. Estaban en la habitación de Jayden, y ella en la unidad de cuidados intensivos neonatal.

─¡Es terrible Yunho! ─Lyn se abrazó a él─. Es tan pequeño y tan hermoso ─continuó tratando de mantener la compostura─. No es justo que se vaya sin conocer a su padre, debes ir a verlo antes de que sea tarde. Ve con él Yunho, por favor.

─Debes ir ─secundó su padre─, el médico no da muchas esperanzas.

Yunho suspiró, se sentía tan culpable por todo lo que estaba ocurriendo. Había hecho infeliz a su esposa, a Jayden y ahora ese pequeño niño sería quien llevase la peor parte. Aunque era un problema latente en su vida, no quería que muriese. ¿Qué clase de hombre podría desearle la muerte a su propio hijo?

Se anunció por el portero eléctrico, debía ingresar a la UCIN por el sector de vestuario para padres, le pidieron que se quitase el reloj y el anillo que llevaba, tampoco podía ingresar con su móvil. Se lavó los brazos hasta los codos con jabón antiséptico. Luego le proporcionaron una bata que debía colocarse encima de la ropa, y un cubrebocas. Donde estaba su hijo era necesario que utilizase aquello, era un área más restringida.

Antes de entrar a la UCIN, una enfermera habló con él. Le explicó que al ser prematuro, no se vería como un bebé gestado durante nueve meses. Que era más pequeño y pesaba menos, que su piel era delgada, casi transparente, que estaría conectado a tubos y cables; pero que estos lejos de dañar al bebé monitoreaban su respiración, frecuencia cardíaca, presión arterial y temperatura, en todo momento.

Mientras se dirigía hacia donde estaba su hijo, las escenas vividas con Jayden vinieron a su mente, todas esas veces que tuvo sexo con ella sin preocuparse de nada. Había dejado la responsabilidad en manos de una adolescente. ¡Qué estúpido había sido!

Cuando finalmente llegó al área donde estaba su hijo, vio a Jayden en el fondo, llevaba una bata de hospital, estaba sentada y sobre su pecho descansaba un pequeño bulto, que como le dijera la enfermera, estaba lleno de tubos y cables. Sintió que la faltaba la respiración de momento, el impacto fue muy fuerte. Jayden levantó la mirada y sus ojos se encontraron, ella estaba a punto de llorar pero se contuvo. El cambio que la maternidad había provocado en ella era increíble. Era como si hubiera madurado de golpe, ya no era más aquella chiquilla inconsciente. Deseaba consolarla, pero una parte de él se resistía.

─Es la primera vez que lo tengo entre mis brazos ─dijo batallando para no llorar─. Y quizás sea la última.

Yunho se acercó y por primera vez vio el rostro de su hijo, recordó el día que escuchó sus latidos en la consulta, la emoción que sintió. Pero luego, cuando supo lo de su hija... desde ese momento debía reconocer que se había desconectado emocionalmente de él. Aun ahora que lo veía tan pequeñito, tan frágil, al borde de la muerte... no sabía que sentir.

─Acérquese ─le dijo una enfermera, a la que Jayden le había pedido que le tomara una fotografía. Allí contaban con una  cámara instantánea. 

─Por favor ─pidió Jayden a Yunho─. Quiero un recuerdo de los tres.

Él se acercó y posó junto a Jayden, parecían una familia. Ella se esforzó para no verse triste. Después, le pidió a Yunho que se acercase aun más, deseaba que su hijo sintiese su calor. Él lo hizo, era la petición de una madre que sufría. Se quedaron abrazados hasta que la enfermera les indicó que el pequeño debía regresar a la incubadora.

─No pierdan la fe ─les dijo la enfermera entregándoles la fotografía─, muchos bebés han pasado por cosas peores, luego renuevan fuerzas y siguen adelante. Tener un bebé prematuro tiene sus altas y bajas. Cada día es un pequeño logro.

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