34. Tan solo un error

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Una semana después

Era domingo, un domingo soleado y agradable. BoA se hallaba en la habitación de su bebé, se había levantado temprano con la idea de dejarla terminada ese mismo día. Después de todo, las paredes había sido pintadas, los muebles y accesorios ya estaban en casa. Solo era cuestión de ir armando los muebles, colgar cuadros y demás.

Se había recogido el cabello en dos trenzas, llevaba unos pantalones cortos y una blusita de maternidad, sin mangas. Era un atuendo fresco y cómodo, apropiado para trabajar.

Empezó con la cuna, en su opinión, terminar con esta le daría más estímulo para avanzar con el resto de los muebles. Aunque lo más fácil habría sido contratar a quien lo hiciera, deseaba hacerlo ella misma. Durante mucho tiempo había fantaseado con ello. Aunque en sus fantasías se suponía que Yunho armaría los muebles mientras ella se dedicaba a los detalles en la decoración. Pero ya no estaban casados, así que debía hacer esas cosas por sí misma. Sacó las piezas de la caja, y fue colocándolas una al lado de otra en el piso. Luego intentó meter la parte lateral, en las dos piezas frontales; pero no conseguía hacer que embonara. Si una entraba, la otra no y así. Volvió a leer las instrucciones, pero seguía sin entender en que rayos se había equivocado.

─No es que tu mamá sea una tonta ─dijo como hablando con su bebé─. Es solo que estas cosas solía hacerlas tu papá.

Pasó una hora más, para que finalmente lograra armar la cuna; pero esta se balanceaba como si en cualquier momento fuera a desarmarse.

─Jamás pensé que me costaría tanto ─dijo observando la cuna a cierta distancia─. Yunho hacía lucir estas cosas tan fáciles.

Esa misma mañana, Yunho había salido de compras, entró a una tienda por departamentos. Llegó a la tienda y en menos de diez minutos ya había comprado la cuna, el corralito y un moisés.

─Quisiera ver algunos juguetes ─le dijo a una vendedora, cuando pasaba por la sección de juguetes─. No sé, muñecas y esas cosas con las que juegan las niñas.

─¿Qué edad tiene su hija?

─Bueno, aún faltan algunos meses para que nazca.

─¡Oh! ─sonrió la vendedora─. Entonces es un poco pronto para comprarle ese tipo de cosas. Pero tenemos juguetes sensoriales, cajitas de música, móviles, sonajitas, campanitas de viento. Y una gran variedad de animalitos de felpa. Son juguetes mucho más apropiados para un recién nacido.

Yunho siguió a la vendedora, sus ojos resplandecían al ver aquellos juguetitos, imaginaba a su hija jugando con ellos, sonriendo, balbuceando. Cuando pensaba en ella, casi olvidaba que también iba a tener un hijo. En ocasiones se sentía culpable, porque sus sentimientos eran muy distintos. El embarazo de Jayden era un problema latente.

BoA terminaba de almorzar cuando oyó el motor de un auto estacionándose frente a su casa. Dejó los platos en el fregadero y se apresuró a asomarse a la ventana, estaba segura que se trataba de él, Yunho, su ex marido. Debía enfatizar ese hecho. Aunque él pensaba que no se daba cuenta, lo veía a menudo, estacionado al otro lado de la calle. Solo que esta vez no estaba al otro lado de la calle, sino que se dirigía hacia su puerta. Iba vestido con ropa casual, soltó una maldición al sentir que se le aceleraba el pulso. Se veía condenadamente sexy, le había crecido un poco el pelo, algunos mechones le caían ligeramente sobre la frente. Su ancha espalda y fuertes brazos, se hallaban enfundados en una chaqueta de cuero, dentro contrastaba un suéter blanco. Sus piernas se notaban más largas que nunca dentro de unos ajustados vaqueros.

A medida que avanzaba, Yunho sintió que las piernas le flaqueaban, viéndose de aquel modo, nadie pensaría que tuviera la habilidad para ganar casos importantes y echarse al jurado al bolsillo. BoA tardó un poco en abrir, aunque lo extrañaba no quería ponerse en evidencia y que él terminara pensando que tenía alguna oportunidad. Suspiró varias veces antes de abrir la puerta y se mostró casi indiferente e incluso un poco hostil.

Fantasías EróticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora