EPÍLOGO.

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"GROWING PAINS"

-Yo...-su voz hecha añicos tiembla, tratando de encontrar más palabras que decir. Pero no podía haber nada que no hubiera dicho ya. Aferrando una mano a la contraria, tecleo desesperado su móvil-. Yo te... he escrito una canción-solloza antes de lograr que una melodía salga de su móvil y con la voz rota canta-: "Nos he descubierto a nosotros mismos ya desapareciendo, así que duele... Duele tanto... Espero que no te estés lastimando tanto como yo, espero por esto todos los días, incontablemente. Espero que no recuerdes tanto como yo lo hago... Espero que seas mejor que yo... Cinco, cuatro, tres, dos, uno, creo que el tiempo ha terminado ya...Espero q ue no te estés lastimando tanto como yo... Espero por esto todos los días...-no puede continuar, la voz termina por rompérsele. Se echa a llorar, una vez más mientras mira ese rostro dormido y pacífico, mientras siente ese cuerpo al que aferra dejando la vida, dejándolo a él.

Cuanto tiempo había pasado desde que esos hermosos ojos se habían cerrado... Seis meses. El tiempo suficiente para que sus lágrimas se terminaran ¿no? Pero no era así, lamentablemente. Aun había millones de éstas por caer, pues cuando pensaba que había logrado controlarse, su masoquista memoria le obligaba a rememorar ese fatídico día y las lágrimas caían con fuerza, como cuchillas en su alma, en su corazón y en sus sentidos razonables. A veces, pensaba que se volvería loco o que ya lo estaba. No comía, apenas dormía. Se negaba a dejar el hospital, a soltar esa mano, a dejar de mirar el cuerpo sobre la camilla. Sentía que bastaba un segundo de descuido para que el cuerpo se desvaneciera de sus brazos. Y eso no podía aceptarlo. Seis meses suplicando le dieran un día más, una oportunidad más. Él confiaba en que esos bonitos ojos volverían a abrirse y a mirarlo. No importaba lo que dijeran los demás, ni la opinión del Doctor. Él confiaba, lo sentía.

Dejando su móvil a un lado, acaricio la pálida piel de ese rostro inexpresivo; recorriéndole los parpados cerrados, los labios resecos, sus mejillas pálidas. Quizá volviéndose loco, todo sería más fácil de sobrellevar.

La puerta abriéndose, lo saca de su ensimismamiento. La mira con terror, aferrándose más a la mano inerte. Mira a los dos hombres que entran y lo miran con lastima y dolor. Él comienza a negar, vuelve a dejar salir su llanto.

-Lo siento-le dice él a Hyukjae, acercándose unos pasos más para abrazarlo, alejarlo de ese cuerpo que ya no tiene esperanza. Para consolarlo.

Pero Hyukjae vuelve a negar con fuerza, se levanta de un salto y abraza el cuerpo reposado en la estrecha camilla. Grita, furioso:

-¡No!-mirando de él al Doctor suplicante.

Y antes de que el Doctor junto a su equipo de enfermeras pudiera volver a decirle que era hora de terminar con esto porque no había más esperanzas, más días porque simplemente había pasado demasiado tiempo para seguir esperando la reacción de alguien que parecía no querer volver. O de que él se acercara a Hyukjae para abrazarlo y llevárselo con él, para no ser testigo de cómo desconectaban ya un cuerpo sin vida, mucho antes de un suspiro, un sollozo o de exclamar por una oportunidad más... El monitor cardiaco resonó con fuerza en la habitación. Todos en la habitación, alarmados, miraron fijamente hacía la camilla. Hyukjae, sin alejarse demasiado, miro al cuerpo en sus brazos. Suplicándole en silencio que no lo dejara, que volviera a mirarlo, que no se fuera, que luchara una vez más por él.

AMOR DE TRES.  [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora