Vuelve... volvamos a ser amigos, volvamos a hablar de todos los días, todas las noches, vuelve a contarme tus cosas, vuelve a escucharme. Vuelve a aconsejarme, vuelve a hacerme sentir mejor. Vuelve a alegrarme el día. Vuelve...
Hyukjae sin medir sus actos, lleno de histeria, recordando la traición de Donghae, su dolor y llanto... sintiéndose usado nuevamente por un niño caprichoso y manipulador, cerro su mano derecha en un puño, la estiro y lo último que supo fue el intenso dolor que sentía en sus nudillos y del cuerpo de Donghae derrumbado en el piso...
A sus ojos el mundo pareció detenerse. La vista se le nublo y sus pies trastabillaron. ¿Qué había hecho? Su mirada aterrorizada sobre su mano latente, roja y dolorosa. En trance fue retrocediendo hasta que sintió sus piernas chocar con madera alta y dura en forma de un banco viejo. Sin inmutarse y sin poder apartar la vista de su mano él se dejó caer. Su trasero golpeándose contra la fría y vieja madera. Su cabeza agachada, su flequillo cubriendo la agonía de sus ojos. No podía escuchar nada, no podía asimilar lo que había hecho. No estaba en sí.
Inerte, atónito, frío como un hielo, Donghae limpio la sangre que brotaba de su boca con una salvaje sacudida del dorso de su mano y comenzó, sin poder tener las agallas de ponerse de píe, a retroceder lejos de Hyukjae. Incluso el dolor de su trasero por arrastrarse era nada comparado al que sentía su corazón. Hyukjae, su Hyukkie, su amor le había golpeado, eso nadie lo superaría y él no lo olvidaría. Su cuerpo se detuvo hasta que su espalda choco contra la pared detrás de él. Donghae cubrió su rostro con ambas manos, tratando de respirar profundamente para no explotar y cometer, nuevamente, otra locura de la que sabía terminaría arrepintiéndose. Una vez más se limpió la sangre de sus labios rotos y masajeo la zona adolorida. Lleno de temor, Incredulidad y sorpresa fue levantando la mirada para observar a su agresor, su amor, a su maldición y adoración. Hyukjae miraba su mano temblorosa y dolorosa mientras que su cabeza negaba repetidas veces.
Ninguno de los dos podía creer lo que había pasado. Su historia de amor ahora parecía convertirse en una historia de terror.
Hyukjae no podía aceptar que él había golpeado a su niño, a la persona que tanto cuidaba y protegía, no podía entender porque su mano, la misma que millones de veces acaricio la piel de Donghae, ahora era el filo que la cortaba y la culpable de que se manchara de tinte rojo. No había justificación para su acto, por mucho que Donghae estuviera jugando con él ¡Hyukjae no tenía derecho a pegarle! No a su Donghae. Y ahora ¿cómo le miraría a la cara? ¿Qué podía decirle? ¿Suplicar por su perdón? ¡Nada podía hacer! Se dio cuenta cuando detecto dolor y furia en sus emociones. Estaba lleno de confusión en este momento. Quería echarse a llorar y rogar que le devolviera el calor a sus brazos pero también quería levantarse, echarse a correr hasta alcanzarlo y golpearle hasta que Donghae se evaporara de sus manos mientras él le exigía una explicación del porque le había roto su corazón.
Ambos tenían una lucha interna.
Soltando un largo suspiro, Donghae tomo una decisión al reconocer que quizá esta era la última oportunidad para ellos. Podría ser la última ocasión que podría sincerarse y decirle lo mucho que lo extrañaba, le amaba y lo tanto que sufría sin él. Así que armándose de valor gracias al amor que aún quedaba en él por Hyukjae, termino con el cruel y tortuoso silencio tras el golpe. Echando la cabeza hacia atrás hasta recargarla en la pared y cerrando los ojos, él dijo en voz alta:
--Ni siquiera intentare devolverte el golpe y, mucho menos te reclamare porque yo sé que me lo merezco –frunció el ceño, no muy convencido de que esas fueran las palabras correctas más no teniendo otra opción continúo--. Entiendo que aun estés enojado conmigo...

ESTÁS LEYENDO
AMOR DE TRES. [EunHae]
RomanceVAMOS A ROMPER. Esas palabras que nadie quiere escuchar de la persona más amada. Palabras que dañan y terminan con todo lo hermoso que existió y pudo haber existido estando juntos. Escucharlas es como si te clavaran un puñal directo al corazón.