Quédate.

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Todas mis emociones estaban colapsadas. Tenía ganas de llorar, de correr a abrazar a la lagartija tonta, de matarlo, de pedirle explicaciones, de golpearlo nuevamente.
Necesitaba ponerle fin a esto.

-¿Piensas que puedes aparecerte así como si nada?- dije cruzando los brazos y el ceño completamente fruncido. -No puedes seguir haciendo eso Toffee, si te vas a ir vete ya y jamás vuelvas...
Toffee me miro con arrepentimiento por mis palabras y desvió la mirada algo dolido.
-Si te vas a quedar... quédate.
Nuevamente me miró y parecia meditarlo pero de inmediato una leve sonrisa y un gesto divertido se cruzaron por su rostro.

-Ese es el problema, no me quiero ir pero no me puedo quedar. Es algo complicado de decir...
Escuchamos un ruido no muy lejos de donde estabamos parados.
-Guardias reales- dijo Toffee gruñendo bajo y apretando los puños muy fuerte. La expresión de sus ojos me dio miedo. Jamás lo había visto así. Podía jurar que sus ojos brillaban más, como si fueran dos llamas de fuego de color amarillo arrasando con todo a su paso. Por fin lo veía como lo que es. Un monstruo.

Mi corazón se detuvo e instintivamente di un paso atrás. Se iban acercando cada vez más y no quería que él se fuera a pesar de eso, así que lo único que se me ocurrió fue sacar las tijeras dimensionales.
-Ven, sigueme. No deben vernos.- abrí el portal y sin dudarlo Toffee me siguió. Cuando el portal se cerró detrás de nosotros justo a tiempo antes de que llegaran los guardias, Toffee se quedó paralizado.
-Lo siento. Ya empieza a anochecer y si mi madre descubre que no estoy aquí se pondrá como loca, y no te preocupes estamos solos, Glossaryck debe de estar en la cocina o con mi padre.-
Estabamos en mi habitación. Toffee solo asintio despacio y yo me reí de su incomodidad.

-No te burles de mi Moon Butterfly. No es algo que vea todos los días.- de inmediato se ajustó el lazo rojo que traia en su cuello y su postura cambió a una más derecha. Yo lo miraba asombrada y maravillada. A veces parecía tan humano, de no ser por su larga cola de lagarto que se movía inquieta.

-Toffee... viviste conmigo. Te adueñaste de mi habitación. Eso no es tan diferente de aquí. ¿Desde cuando ya eres muy educado y reservado?
-"Esto" es el castillo Moon Butterfly. No estamos en una casita del bosque. Aunque la hayas hechizado para que se pareciera aquí, no es un castillo. Esto sí. Y no es cualquier castillo, es el castillo de los Butterfly. Nuestros mayores enemigos. El lugar está repleto de guardias y soldados, si se enteran de que estoy aquí, no dudaran en matarme...
-Deja de ser tan dramático Toffee. No te va a pasar nada porque nadie sabrá que estas aquí. Yo no soy tu enemiga...
-No soy dramático. Sólo soy cuidadoso.- su voz se volvió un poco suave. Hablaba con tal elegancia que me daba risa. ¿Un monstruo en ropa de noble y hablando con elegancia y cortesía en mi habitación? Ridículo. Me adorable a la vez. Me dediqué a darle una escaneada rápido. Me gustaba la forma en la que se paraba y se movía. Sus gestos y esa forma tan suya de demostrarme su irritación por mí. Tal como en los viejos tiempos.
Me molestaba que tratara de evadir nuestra conversación con sus tontos delirios de persecución. Yo no permitiría que le hicieran algo estando aquí. Me encontraba ansiosa por escuchar lo que tenía que decir y me senté en la cama moviendo mis piernas con impaciencia. Por Dios si no hablaba pronto iba a explotar.

- Y bien, ¿qué has decidido, Sir Toffee de Septarsis?- Dije en el tono más serio que mi voz ansiosa me permitia tratando de no reírme por el titulo que acababa de darle.
De nuevo se puso serio y empezó a caminar de un lado a otro de mi habitación. Constantemente se ponía una mano en la boca o la pasaba por su cabello con desesperación.
De repente se detuvo y me miró a los ojos.

(...)

Por mucho que quisiera sabía que me sería imposible alejarme de Moon. Habían más factores ajenos a nosotros mismos que me no me lo permitían. Tal vez ya sabía yo la respuesta indicada para tal caso, pero me aterraba un poco admitirlo en voz alta... y tal vez también en mi mente.
No quería arriesgarme hasta no saber que no saldría perdiendo. Por eso mismo fue que al final tomé una desición. Quería quedarme hasta poder estar seguro.

-No iré a ningún lado esta vez, Moon. Te lo prometo.
Decido quedarme.

Sus ojos se agrandaron e iluminaron como dos estrellas cuando le di mi respuesta. Se quedó en shock por un par de segundos. Sonrió. Acto seguido se levantó de su cama y se dirigió a mi.

Moon se alzaba en puntillas para alcanzarme. Sus manos se aferraban a mi cuello y sus labios descansaban sobre los míos. Eran tan suaves y cálidos. Con cuidado le devolví el beso, temiendo que ella reaccionara y me lanzara fuera de su habitación.
Ese instante me pareció eterno. Ni en mis más locos sueños imaginé esto.

(...)

-No iré a ningún lado esta vez, Moon. Te lo prometo.
Decido quedarme.-
Sus palabras me inundaron de felicidad en extremo. Sentí que un par de lagrimas intentaban salir de mis ojos pero me aguanté las ganas. Tontamente sonreí por lo ingenua que me sentía en aquel momento.
Sin pensarlo dos veces me levanté de la cama y me acerqué a Toffee. Tal vez el mismo impulso que me obligó a salvarlo aquella noche ahora mismo me gobernaba. Me puse de puntillas, lo tomé del cuello, cerré los ojos y...
lo besé.

Pude sentir lo tenso que se ponía pero después de un momento me respondió el beso. Si bien no era como yo hubiera querido, al menos no me rechazaba.
Por Dios estaba besando a un monstruo en mi propia habitación y no quería que terminara. Me tomó por sorpresa sentir sus grandes manos pasar por mi cintura y me aferré más a él. Solté un pequeño gemido y el beso empezó a cambiar de intensidad. Su lengua ahora pasaba por mi cuello y subía a mi mandibula y finalmente a mis orejas. Todo mi ser se estremecía y mi piel se erizaba, mia manos se aferraban con fuerza y se enterraban en la espesura de su obscuro cabello. Toffee notó esto y de golpe se separó de mi. Su respiración estaba entrecortada tanto como la mía y podía ver como su pecho subía y bajaba pesadamente al tratar de controlarse. Me asombré de ver la distancia que el habia avanzado cuando se separó de mí. No pude evitar sentirme tan pequeña y expuesta sin el calor de su piel ni sus brazos protegiendome. Sin querer crucé los brazos sobre mi pecho y miré al suelo.

-L-l-lo siento Moon. Yo...-No me miraba y eso me dolió un poco. Sutilmente se limpió la boca y se llevaba una mano a la frente y la pasaba con verdadera desesperación mientras recargaba su espalda contra la pared.
-No Toffee yo...

-Moon ¿hija sigues despierta?- mi madre estaba del otro lado de la puerta. Me había olvidado de ella y del mundo entero. Ella venía a verme como todas las noches para desearme buenas noches. Mal momento madre. Toffee se volvió a paralizar y vi de reojo que su respiración se hacía más pesada y apretaba los puños nuevamente. Miraba hacía la puerta con verdadero odio. Caminé hacía la puerta del baño para que mi voz se escuchara lejana y no entrara ala habitación.

-Eh... sí mamá estoy en la bañera. Me sentía un poco cansada y quise tomar un baño antes de dormir.
-Esta bien hija. Descansa buenas noches. Nos vemos por la mañana.
-Buenas noches mamá.

El silencio que siguió a eso fue asquerosamente incomodo. Yo ya no sabía donde meterme ni qué decir. Me avergonzaba mirar a los ojos a Toffee.
-Debería de irme...- Tomó mis tijeras dimensionales y abrió un portal. Al otro lado pude ver un campo. Me pregunté qué lugar sería eso. - Esto se volvió muy incomodo.- Su voz se volvio baja y grave. A estas alturas sabía que esto pasaba cuando él estaba molesto. Él se acercó al portal.
-Toffee...
-No me refiero a ti, Moon.
-¿Y te..?
-Por supuesto que sí.-
Antes de irse se acercó a mi y me dio un suave beso en la frente. Yo cerré los ojos y me embriagué de su fuerte colonia lo más que pude. Mis mejillas se pusieron rojas y las piernas me temblaban.

-Buenas noches Moon.
-Buenas noches Toffee.- dije segundos después de que él cruzara el portal.

Me quité la capa que traía para despues lanzarla al suelo y me metí a la cama bastante extasiada para poder dormir siquiera.
Mi corazón latía acelerado y yo no hacía otra cosa que pensar en Toffee.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora