Renacer

Segundas oportunidades

Sentí el peso del agua arrastrarme hasta las profundidades y como ésta inhundó mis pulmones impidiendome respirar.
Trataba de nadar a la superficie pero estaba bastante cansado.
Por más que trataba y trataba no tenía exito alguno. Así que sólo me abracé a mi destino y dejé que el agua me llevara hasta él.
...
El despertar fue más duro de lo normal. Estaba muy lastimado y cansado y me era imposible regenerarme. Me faltaba un brazo y de la otra mano un par de dedos, sin contar la cola y todas las otras demás heridas superficiales e internas.
Desperté con la sensación de estarme ahogando así que di una gran bocanada de aire. Bastante agradecido de que este llegara por fin a mis pulmones.

Estaba anocheciendo y de nuevo di gracias a esto porque de esta forma sería más fácil esconderme.
Seguía en el río al que me habían lanzado un par de kilometros adelante. Mi cuerpo se encontraba detenido por unas rocas en donde el agua ya no era ni tan honda  ni tan fuerte para que me siguiera arrastrando. Empecé a moverme suavemente para no despertar nuevamente el dolor en mi. Me acerqué a la orilla a rastras. Fue muy difícil el poder levantarme. Tanto el agua como la sangre en mis ojos me nublaban un poco la vista.

Sinceramente no sé como logré andar por el bosque en mi estado.
No tengo idea de cuantas horas anduve caminando por el, pero supongo que muchas porque cada vez se hacía más obscuro todo.
Hasta que la vi...

A lo lejos la luna llena alumbraba a una figura delgada. Estaba cubierta por una capa negra y de alguna forma podía alumbrar su camino.
Yo solo podía distinguir una sonrisa. La capa no me dejaba ver su rostro pero la curiosidad me invadio. ¿Que hacía esa figura en medio del bosque y a estas horas?

Ya no podía resistir más tiempo de pie. Sentía con cada paso como mi vida se iban esfumando de mi ser.
Me acerqué lo suficiente para que ella me viera y el sonido de mis pisadas la alertó. Se giró hacía mi y sin dudarlo corrió a mi ayuda.
Antes de que llegara a mi yo me desvanecí por un instante.
Mi cuerpo cayó con fuerza al suelo.
Había algo en mi que me insitía a ver a aquella presencia. Como si mi vida dependiera de ello. Necesitaba verla. Debía de.
-Quiero ver su rostro antes de morir- pensé
Junté todas las fuerzas que me quedaban y abri el único ojo que me permitía ver bien.
Me encontré con un par de ojos de color azul enmarcados en un delicado y suave rostro de porcelana, un mechon de cabello azul celeste caía de su frente.
-¿Un ángel?- cerré los ojos y con mi último aliento dejé que me tomara en sus brazos y me llevara a mi muerte.
Estoy listo trate de decir, pero mi boca no emitió ningún sonido.
Sentí como el pequeño ángel me cargó en su espalda y me... arrastró.
Trataba de darle las gracias por ser tan gentil y permitirme el descanso eterno, pero lo único que recuerdo fue el calor de sus suaves y delicadas manos.
Lo último que vino a mi mente fue el recuerdo de esos ojos azules. Después todo fue obscuridad y dolor.