Confesión.

517 44 6
                                    

-Qué ridículo eres.- Rasticore estaba deambulando en la sala con los brazos cruzados . Me había ayudado bastante al capturar a Moon y traerla de regreso.
-Esa niña se mete en problemas cada que está aquí y tú no haces otra cosa más que salir corriendo a salvarla. Llegará un día en que tú saldrás herido y ya no podrás hacer nada por protegerla y protegerte a ti. - suspiré pesadamente y cerré los ojos. Rasticore y yo habíamos crecido juntos, desde muy pequeños fuimos huerfanos y él al ser de los últimos Septarianos como yo, nos volvimos inseparables. Casi hermanos. Sabía que tenía razón pero lo que sentía por Moon nublaba mi juicio. No sabía que hacer.

-Yo te apoyo en lo que sea hermano, incluso si pienso que esto no esté bien. Pero tú sabrás lo que haces, espero que no te equivoques y espero que los que quedan no se enteren de esto y resulte muy mal...-
Más tarde, después de que Rasticore se fuera fui a visitar a Moon para saber si y se le había pasado el efecto de la Mewbertad. Me sorprendio encontrarla sentada en la cama abrazando sus piernas y con la mirada triste.

-¡Hey! ¿Estás bien?- dije sentandome a su lado y acariciando un poco su cabello. Ella sutilmente rechazó mi gesto.
-Tu amigo tiene razón Toffee. Siempre te meto en problemas. Nunca quiero darme cuenta de la situación. Incluso ahora al estar aquí contigo te estoy exponiendo a que te hagan daño, si alguien se entera...- Moon nos había escuchado.
-Nada va a pasar Moon.
-No puedes estar seguro de eso Toffee. No me puedes jurar que nada te pasará porque realmente no lo sabes. Es muy estúpido hacer ese tipo de promesas. No tienes comprada la vida...-

Moon tenía razón en eso. No podía prometerle que ambos estariamos a salvo de todo mal. Yo sabía desde un principio que las cosas no podrían terminar de buena manera por el simple hecho de nuestra naturaleza, pero ya había decidido que lo intentaría.
-Soy un septariano Moon, no pueden matarme, recuerda.
-Tal vez no, pero si te pueden lastimar lo suficiente. Ya te he visto en ese estado y no creo ser capaz de soportarlo otra vez. No quiero verte así.- Moon se acercó a mi y hundió su cabeza en mi pecho y me abrazó con fuerza. Tenía un extraño presentimiento pero traté de ignorarlo y le devolví el abrazo a Moon.
-Prometo que me cuidaré y tampoco dejaré que te hagan daño-le dije tomando su rostro en mis manos y obligandola a mirarme a los ojos, pequeñas lagrimas se amontonaban en los suyos y una débil sonrisa apareció en su rostro y sólo se limitó a sonreír.
Yo me acerqué a ella y la besé.

Fue un beso suave. No tenía intención de que llegara a más. Después de aquella plática me iría a pensar a otro lugar y la dejaría descansar. Pero no fue como esperaba.

Moon se aferró a mi y me beso con un poco más de fuerza. Sus manos empezaron a recorrer mi cuello. Pude sentir como poco a poco mi piel se erizaba con cada caricia y la respiración de ella se aceleraba al mismo tiempo.

-¿Estás segura..?- Moon puso un dedo en mis labios antes de que pudiera decir otra cosa y sonrió de forma juguetona.
-Toffee... siempre me quejo de que nunca me dices nada y por primera vez en mi vida deseo que guardes silencio y te dejes llevar.
-Como tu ordenes.- respondí en el mismo tono que ella habló.

(...)

Toffee me tomo de la nuca y me beso de forma agresiva pero extremadamente apasionada. Cada centímetro de mi piel se erizó y mi respiración se cortó. No esperaba que reaccionara así. Su lengua se encontraba con la mía y después se movia dentro de mi boca con insistencia.

Una de sus manos se metio bajo mi blusa y comenzó a acariciar suavemente mi espalda con la punta de sus garras. Había algo en esa acción que me hacía estremeser de pies a cabeza. Yo me alcé sobre mis rodillas para aferrarme a él. Hundí mis manos en su cabello y lo jalé con fuerza a mí para seguir besandolo. Me sorprendí al darme cuenta que mi cuerpo sabía muy bien como moverse. Me contoneaba ante él de una forma tan sexual que me hacía sentir un poco ridícula pero al mirar en los ojos dorados de Toffee el mismo deseo que yo tenía, ya nada me importó.

Ver el brillo que éstos transmitían me exitó tanto que aceleré el beso casi obligandolo a seguir mi ritmo.  Podía sentir su pecho subir y bajar tan rápido y su respiración acelerada haciendome cosquillas en los oídos.
Sus manos comenzaron a acariciarme con desesperación y de la nada pasó uno de sus brazos por mi cintura y su otra mano por mi cuello y me levantó de la cama. La presión que ejercía sobre mi para mantenerme pegada a él... me gustaba. Me encontraba tan exitada en ese momento que no supe en que momento comencé a desabotonar su camisa blanca. Toffee soltó una risiga traviesa en mi cuello y me recostó en la cama poniendose encima de mí.  Yo terminé por quitarle por fin la camisa y pude ver la perfección de su cuerpo. Irónicamente su piel de lagarto era suave, su espalda era ancha y sus músculos tan definidos, su abdomén tan marcado... mis mejillas se pusieron rojísimas.

Muy a pesar de que él me gustara desde hace tiempo, jamás imaginé en tenerlo de esa forma. Y ahora tenerlo sobre de mí y sabiendo que él me deseaba como yo lo deseaba a él, era tan... irreal.
Toffee se detuvo por un instante. Sabía que estaba dudando de si seguir o no.
Yo jamás me había sentido tan segura en algo y creo que mi mirada le transmitió aquella seguridad porque sonrió al mismo tiempo que yo y me ayudó a quitarme la ropa para después quitarse la suya.

Después de eso, él se recostó nuevamente sobre mi y nos quedamos desnudos mirandonos el uno al otro por unos minutos. A mí me ganó la risa después de un rato y él también se rió.
-Estás loca...
-Gracias.
-Pero eso me gusta de ti...Tú me gustas.- admito que me sorprendí un poco de escucharlo decir eso en voz alta. No respondí. Tal vez porque yo quería decir algo más pero lo encontré inadecuado o repentino.
Lo besé al mismo tiempo que Toffee se iba acomodando entre mis piernas. Todo mi cuerpo comenzó a temblar y él pudo sentirlo. Nos miramos nuevamente y yo asentí un poco nerviosa pero decidida.

Toffee me dio un suave beso y acarició mi mejilla, yo me distraje por un momento concentrandome en lo caliente que se ponía mi piel al roce de sus dedos cuando un dolor indescriptible me invadio. Dolía y a la vez no, era como si una mega descarga de electricidad me invadiera desde mi interior. Toffee comenzó a penetrarme muy despacio y yo aguantaba la respiración para no sentir dolor. Poco a poco empezó a aumentar la velocidad y yo me abracé a él con todas mis fuerzas. Su respiración agitada chocaba entre mi cuello y mi oído y mi espalda como consecuencia se arqueaba hacia él. Con insistencia acariciaba mis muslos o mis pechos. Sus manos eran grandes en comparación con las mías y podía sentirme prisionera cuando entrelazaba sus dedos con los míos. Pero eso me gustaba. Sentir que él tenía el control sobre mi esta noche y que era lo bastante fuerte para protegerme.

Por tercera vez la descarga de electricidad invadió todo mi cuerpo. El calor subió hasta mi cara y mis mejillas se tornaron rojas.
No fui consciente de lo que estaba haciendo realmente hasta que una hora después miraba a Toffee acostado a mi lado.
Me sentía tan irreal. Era como un sueño, pero se sentía tan bien. Yo aún me encontraba bastante exhaltada y más despierta que nunca. Besé el cuello de Toffee y me recosté sobre su pecho. Él me abrazó automáticamente y yo volví a sentirme a salvo,  hasta que mis pensamientos se amontonarón en mi mente atormentandome.

Acababa de acostarme con un monstruo...
Y me había gustado.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora