CAPITULO VEINTITRES

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Silencio, la habitación se encuentra en completo silencio, uno tan denso que es difícil si quiera respirar, frente a mi se encontraba mi "hermana" la que después de tantos años se había dignado a volver a dirigirme la mirada, sin tener la necesidad siquiera de intentar hablar poco a poco antes de encontrarnos en esta situación. Después de que nos dio la noticia de que Eli había despertado y de que me abrazara de esa manera tan fuera de lugar, me arrastro a esta cafetería, pidió dos capuchinos y el vendito suflé de chocolate que siempre comíamos juntas y que ahora me daba hasta asco si quiera ver, y más aun con la "bella compañía".

- ¿No vas a tomar ni siquiera un poco de tu café?

- La verdad es que dejo de gustarme hace algunos años – levante la mano para llamar al mesero – por favor me puedes cambiar la orden, no la he tocado, un té negro y un poco de galletas saladas de preferencia. – El joven solo me miro y asintió no de muy buena gana.

- No sabía que habías cambiado tus gustos tanto, recuerdo que odiabas el té negro por lo fuerte que era, y aún más lo salado, siempre querías chocolate y pan – me dijo sorprendida.

- Bueno, la vida me obligo a cambiar y no de la mejor manera. – el mesero trajo mi orden antes de que pudiera contestarme, tomé mi taza y bebí el contenido de golpe, necesitaba despertar de este sueño, no quería tener esta conversación. El joven al ver mi acción se retiró para regresar momentos después con una tetera llena del líquido semiamargo que un día odié y poco a poco comencé a consumir.

- Supongo que fue una buena elección, el dejar las cosas dulces, de haber seguido siendo Idol con tus amigas, seguramente Umi se sentiría muy feliz porque mantendrías tu peso, a mí me sorprendió mucho el verte tan delgada, parecías enferma, ahora te ver muy bien y me agrada tu cambio. – Me dijo intentando sonreír.

- ¿Vamos hablar de algo serio o seguirás dándome halagos por mi "dieta"? en gran parte comencé a comer así porque las cosas dulces son caras y yo no tenía dinero para consumirlas, pasé días, meses y hasta años muriéndome de hambre mientras intentaba como fuera posible seguir adelante.

- No te enfades.

- ¿Qué no me enfade Yukiho? Me abandonaste cuando me sentía la peor persona del mundo y con la ayuda de mis padres me hicieron sentir un bicho miserable, tan miserable que no era digna de nada, me trataron peor que un maldito asesino y ahora que pasa todo esto, me das una buena noticia, me abrazas, me arrastras hasta aquí y pretendes hablar conmigo como si nada ¿Tú de que vas? – le dije gritando lo último.

- Yo, no lo sé, ver a Eli al borde de la muerte y estar a la distancia y darme cuenta que fui una estúpida berrinchuda la cual te abandono cuando tu tenías toda la razón del mundo me hizo sentir...

- Basta, Yukiho no termines esa frase porque te odiare toda mi vida, me dejaron sola Yukiho, tú y las chicas, "mis amigas" pasaron un montón de cosas y hoy llegas a decirme como si nada que reflexionaste y ¿Qué sigue? ¿Me vas a pedir perdón? ¿Me vas a decir que comencemos de nuevo? Las chichas lo han intentado por meses, y aunque pudimos comenzar de nuevo la mayor parte del tiempo tengo miedo, tengo terror de volver a tener un mal entendido y sufrir más de lo que ya he sufrido. ¿Por qué no viniste a decirme todo esto cuando estuve a punto de suicidarme? ¿Por qué no dijiste nada, cuando mis padres me golpeaban entre los dos y tu observabas todo a la distancia? No, simplemente te diste la puta vuelta y permitiste que me lastimaran infinidad de ocasiones.

¿Qué te hizo reaccionar el accidente de Eli? ¿No será más bien que tu novio está destrozado y no quieres vivir con esa culpa, de no haber hecho nada cuando comenzaste a notar que las cosas estaban mal? Si eso te preocupa te libero de esa misma, porque te lo juro que no miento cuando te digo que para mí mi familia murió desde hace mucho tiempo, murió en aquella cena donde mi padre me golpeo por primera vez después de 17 años de vivir junto a él, cuando mi madre me juro que era una idiota por meterme en problemas de adultos y no dejarlos arreglar sus problemas, cuando te diste la vuelta mientras estaba echa bola en el suelo recibiendo las patadas de ambos al jurarles que yo no iba aceptar esa relación. Maldita sea Yukiho, hace menos de cuatro meses me juraste que no irías ni a mi entierro ¿Qué demonios piensas?

Love Live School Idol Project: Un aplauso para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora