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– ¡Mamá! – dije desde la puerta de mi casa. – ¡Nos vamos!

Primer día de instituto después de las vacaciones de verano. Mi nombre es Jennifer Turner y vivo con mis 4 hermanas y mis dos padres. Soy una chica normal. Bueno, para haceros sinceros y sinceras, no lo soy. Soy una vampira, toda mi familia lo es. Por todo lo demás  sí soy normal.

Delgada, pelo castaño y ondulado, piel blanca y suave, ojos verdes, labios rosados y carnosos y mido 1,75.

Mis hermanas, prácticamente, se parecen a mí, menos Laura y Thalía. Ellas dos son gemelas, son rubias, piel blanca y ojos grises.

Al llegar al instituto, todas las miradas se posaron en nosotras. Esto era algo incómodo pero, ya estábamos acostumbradas. Eramos “ las buenorras del Instituto” o eso decían. Desde que llegamos ha este pueblo y a este instituto, fuimos el tema de conversación durante unos largos meses.

Yo tenía el poder de leer la mente, mi hermana Laura, tenía el poder de dejarte ciega durante el tiempo que quisiera y dejarte desorientado. Mi hermana Thalía, bueno ella tenía el poder de ver el futuro, pero no cambiaba. Lo que ella decía, ocurría. Mi hermana Scarlett, tiene un poder llamado ESCUDO, se utiliza para bloquear y proteger a la gente que quisiera. Y por último y no menos importante mi hermana Jessica. Ella tenía el poder de controlar las mentes, era como un poder mental sobre cualquier ser humano, ya sea vampiro o humano.

Bueno, mis padres pues, se llamaban Joana y Jonathan y ellos no tenían poderes pero, sabes mucho sobre nuestra especie. Saben sobre las enfermedades en las que podríamos caer y más cosas.

Todas nos separamos para ir a nuestras respectivas aula y mi hermana y yo nos sentamos donde siempre, al final de la clase. Este año, los compañeros que nos habían tocado no eran del todo “malos” Mirando por la clase, vi que habían entrado dos nuevos alumnos. Mientras yo los miraba, mi hermana Laura, intentaba captar mi atención.

– ¿Qué te pasa? – me preguntó mientras yo apartaba la mirada de ellos y la miraba ella.

– ¿A mi? Nada. Solo estaba mirando los dos que han entrado nuevo. – a simple vista eran normales, dos chicos monos, poco habladores pero... Había algo que hacía despertar mi curiosidad.

– Los mirabas como si le fueras a clavar los dientes. – dijo ella ahora mirandolos. – Pero vamos, yo lo haría. ¡Están tela de buenos!

– ¡Laura! – dije mientras me reía. Mi hermana era de las típicas adolescentes que no le importaría acostarse con un musculitos, vamos que a mí tampoco, pero primero lo queria conocer ¿Sabéis?

El profesor Steven entro en el aula y nos dijo que él iba a ser el que nos iba a dar matemáticas, como siempre.

– ¡Pero si son las hermanas Turner! – dijo mientras todos nos miraban. Yo sonreí y mi hermana hizo el gesto de saludar con la mano. – ¡qué alegría de teneros como alumnas!

– Steven, ¿qué es lo que se le ha olvidado? Siempre que nos habla de esa manera, es porque quiere que le hagamos un favor.

– Qué bien me conoces chicas, pero esta vez lo que quiero es que una de ustedes dos os levantéis, y le expliques a la clase como son mis prácticas, mis exámenes... Todo.

Mi hermana no quería levantarse. Todo el mundo nos seguía mirando, así que tuve que levantarme y hacer lo que pidió Steven.

No me gustaba ser el centro de atención, pero... El destino iba en contra mía. Le expliqué a la clase como era y el maestro se puso al lado mío. – Chicos, si necesitáis alguna vez una profesora de matemáticas, ella es la indicada.

El timbre sonó haciendo que comenzará la siguiente clase.

Las clases se llevaron a cabo hasta que llegó la hora de irse. Salí con mi hermana Laura hasta el coche para esperar a Thalía y mientras lo hacía, escuché a dos personas de las cuales antes me había dignado a observar.

– Scott, ¿porque no le pedimos a las hermanas Turner que no ayuden? Se nos dan de pena las matemáticas y además, así podríamos conocerlas. Todo el mundo habla de ellas como si fueran diosas del Olimpo. – reí ante ese comentario. ¿Diosas del Olimpo? Eso era nuevo.

– Danny, ¿crees que en un día, nos van a ayudar? No nos conocen ni nosotros a ellas, no van a ofrecerse voluntarias.

– Venga, no seas tan negativo. Por probar. – dijo el tal Scott. Se le veía un chico seguro de si mismo. Me gusta su personalidad, sin embargo Danny es muy muy guapo. Podría decir, que puede que entre en mi lista de Crushes*.

– Sigue soñando Danny. Sería un milagro que se acercarán a nosotros. Me he enterado de que ellas, nunca se acercan a los chicos de aquí.

– Pues seremos los primeros. – dijo riéndose. Me giré para mirarlos. Los pille mirándonos, así que decidí saludarlos con la mano.
El tal Danny me respondió pero Scott, se quedó sin hacer nada. Se escuchaban sus latidos desde donde yo estaba y eso, que estábamos a unos 15 metros.





***


Crushes: en verdad supongo que sabréis lo que significa un Crush no? Bueno si no, no pasa nada, yo os lo explico. Un Crush es cómo un ídolo, (por así decirlo) y te encantaría estar todo el tiempo con él y más cosas. Es como el chico perfecto, súper educado y encima  (normalmente son Crush por esto) es porque técnicamente suelen siempre estar buenos.

Espero que os haya gustado el capítulo y que sigáis leyendo y si por cualquier cosa no os gusta o os aburre, me gustaría que me enviarais un mensaje dándome vuestra opinión.

Besos a todos y que tengan una buenas noches o unas buenos dias. (O buenas tardes) 😂😂

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora