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La semana estaba pasando rápida. Estábamos en el comedor del instituto y hablábamos sobre los alumnos que habían entrado nuevos. Los chicos ponían cualquier excusa para pasar por delante nuestra. ¿ Cuando dejaran de ser tan infantiles? Me contestó mejor yo misma a la pregunta : NUNCA.

Nosotras lo que hacíamos era saludar y algún que otro Hola.

Me levanté para llevar la bandeja y al llegar allí, me choque con un chico. Lo miré y vi que era el nuevo, el tal Scott.

– Perdóname, no te vi. – dijo mientras me sacudía el brazo de algo que se me había caído encima.

– No pasa nada, yo tampoco miré, perdón. – dije poniendo la bandeja en su sitio. – Me llamo Jenifer, Jenifer Turner. – dije mientras estiraba mi brazo y él me lo estrechaba.

– Yo me llamo Scott, Scott Williams. – se quedó mirando nuestras manos entrelazadas y yo le sonreí – Soy nuevo aquí.

– Lo sé. Se os nota a ti a tu hermano.

– ¿Tanto se nos nota que no somos de aquí?

– No es por eso, es que os vi recorriendo el mismo pasillo dos veces buscando algo.

– ¿Tú eras la que te estabas riendo por los pasillos? – dijo cruzando los brazos.

– No, no era yo, era mi hermana Laura. De todas maneras, no tenéis de que preocuparos, se de gente, que no sabe salir del cuarto de baño. Lo vuestro es normal. – sus ojos se abrieron como platos y empezó a reír.

– ¿Hay gente que no sabe salir del baño? Yo espero que no me pase. – los dos nos seguíamos riendo.

– Bueno, y si te pasa... – dije acercándome a su oído. – Yo iré a socorrerte.

– Entonces intentaré perderme en el todos los días. – dijo mientras se alejaba de mi.

Yo me fui con mis hermanas y al sentarme, se me quedaron mirando, esperando a que les contará el asunto, pero como somos vampiras, nobse que coño querían que les contase.

– ¿Así que si se pierde en el baño, irás a ayudarlo? – dijo mi hermana Thalía mientras se cruzaba de brazos y me miraba seria.

– No te pongas celosa hermana. Que yo recuerde, la que quiere estar con él eres tú, no yo. Solo te estoy haciendo el trabajo sucio, me estoy haciendo su amiga. No te preocupes, el no es el que me interesa. – me giré hacia atrás y vi donde estaban ellos dos sentados, en una mesa al final del pasillo, solos.

El timbre comenzó a sonar y todos entramos en clase.

(...)

– Profesor, no entiendo esto. – dijo un chico. Estábamos en clase de matemáticas y Steven nos había mandado dos ejercicios de ecuaciones. Nosotras siempre terminábamos rápido, ya que sabíamos hacerlos, y él siempre daba un cuarto de hora para hacer los ejercicios.

– Los que hayan terminado, que ayudan a los que no lo entienden. Hermanas Turner, no os libréis y ayudad. – mi hermana Laura se fue ayudar al chico que le gustaba, el capitán del equipo. Y yo... yo me quedé mirando a quién podría ayudar. Cuando fui a levantarme para ayudar a una de mis antiguas amigas, alguien me agarró de la muñeca. Me giré y vi que era Danny.

– ¿Quieres que te ayude Danny? – dije cruzandome de brazos y mirandolo atentamente. Este chico era de lo más interesante. Me encantaban sus ojos, eran una mezcla de misterio y un brillo de luz que hacía que mis sentidos se activarán.

– Sí, por favor. – dijo mientras me dirigía a su sitio donde nos esperaba Scott, el cual, nada más que llegue se puso nervioso.

– Hola Scott. Bueno, ¿qué es lo que no entendéis? – dije mientras me ponía de cuclillas y lo miraba a los dos.

– Esta es la que no entendemos. Hemos estado dándole vueltas y aún así no conseguimos dar con la respuesta. – dijo Dani entregándome su cuaderno. Cuando la vi, vi que era la que Steven puso para que falláramos, era una ecuación trampa.

– Pues es la más fácil de todas. Esta es una ecuación trampa. Es una parábola. Tenéis que ver si es negativa o es positiva, si va hacia arriba o si va hacia abajo. Después tenéis que utilizar esta fórmula. – dije señalando con el dedo la fórmula. – y tenéis que buscar el eje de simetría, el vértice...

– ¿Así de fácil? – dijeron los dos.

– Así de fácil. – dije sonriendoles.

Ellos dos se pusieron a hacer los ejercicios mientras yo miraba mi móvil por debajo del pupitre y leía un mensaje que me había mandado una de mis hermanas. Al parecer había tenido uno de esos ataques de nervios que nos pasaba cuando intentábamos matar a alguien.

Le dije se quedará en el cuarto de baño durante toda la hora así se tranquilizaría.

– Ya lo tengo. ¡Me da 0'5! – dijeron los dos a la vez. Yo asentí y ellos cantaron victoriosos, y a decir que era la mejor profesora.

– Solo tenéis que ver las cosas y así, os daréis cuenta de que en realidad las cosas son más fáciles de lo que creéis. Os lo dice una persona que ha odiado durante muchos, muchos años las matemáticas. – dije mientras los tres nos reíamos.

– Jenifer. – dijo Danny mientras me giraba a mirarlo. – Sé que es mucho pedir pero, ¿Nos podrías seguir ayudando con esto? Sé que sin tu ayuda no vamos a poder aprobar.

– Bueno, no me importa ayudaros. Si queréis, os doy mi  número de teléfono y así me llamáis para cualquier duda. – dije mientras apuntaba en el cuaderno de Danny mi teléfono.

Cuando termine de apuntarlo, me levanté y me dirigí hacia la puerta y allí, me gire para saludarlos de lejos.



***

Hola, holaaaaaaa. Me alegro de que os este gustado o........  eso parece. Os iba a preguntar algo... ¿Os gusta el título? Podéis comentar sugerencias o decir directamente que si os gusta. No os olvidéis (porfa plis) en dar likes. Es algo importante para mí, no solo para que tenga fama la novela, si no para saber si realmente es buena o no es buena, para saber si merezco seguir escribiendo o no.

Espero que me entendáis y que tengáis un buen día, tarde o noche. Os quiero 💕💕💕

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora