22

16 2 0
                                    

No sé cuándo vendrán a por mi. Llevaban todo el día, de un lado para otro preparando cosas para el juicio de hoy. ¡No sabía que esto fuera tan divertido! Mi primer y último juicio fue para una de mis compañeras que traicionó a la guardia por dejar escapar a uno de los vampiros más peligrosos del mundo, pero en realidad, después de varios años de investigación, descubrí que en realidad Nick mandó matar a aquella chica porque estaba enamorado de ella y al no corresponderle, hizo lo que hizo.

Mis últimos minutos de vida, y yo sentada sin hacer nada. Esto no es propio de una Turner. Me levanté como pude e intentar llegar a la puerta. Forcé con todas mis fuerzas los barrotes que había, pero estoy sin ninguna gota de sangre.

Si no muero por el juicio, moriré por no beber sangre de Hugo. Me quede de pie pensando en como pude enamorarme de el, de lo tonta que fui al hacerlo y en prometerle que sería su mujer.

– Turner, ya es la hora. – dijo el gigante detrás de la puerta. Abrió la puerta y me cogió como si fuera una pluma y me llevó por varios pasillos a través de puertas secretas que yo conocía de sobra.

Me llevó a una habitación toda llena de rojo y me tiro al suelo. Gemí y miré que era lo que estaba haciendo a mi alrededor. Estaba cerrando las puertas que conducían a otras habitaciones y las ventanas, para no escapar.

– ¿De que va esto? ¿Mis últimos minutos en una cama? – dije mientras el gigante sin sentimiento me volvía a coger para conducirme al baño.

– Vas a darte un largo baño, vas a curar tus heridas y vas a perfumarte como si nunca te hayamos echo nada. Sal radiante y afuera, encima de la cama, te dejare la ropa que te tienes que poner.

– Esto qué es, ¿Nuevas reglas? O qué viene alguien importante a presenciar el juicio y no queréis que sepa que me habéis estado maltratando, ya que eso va en contra de las normas. – el gigante me volvió a dejar caer al suelo, pero esta vez lo hizo más fuerte y grité al sentir como se me partía la pierna derecha.

Abandonó la habitación y yo como pude, abrí el grifo para el agua caliente. Es verdad que la necesitaba, pero esto tenía truco. ¿Quién viene?

Metí los dedos en el agua y vi que no tenía verbena, así que metí mi cuerpo. Grité de dolor cuando mi cuerpo lleno de heridas y llagas entraron en contacto con el agua. Se llenó rápidamente de sangre tanto seca, como la que recorría mis venas.

Me froté con la esponja, para enjabonar y limpiar todo rastro de sangre con uno de los geles preferidos de Thalía, coco con miel.

Una sonrisa se escapó de mis labios al recordar cómo se puso cuando le compré tres botes de cinco litros de este gel de baño, me estuvo haciendo el desayuno dos años enteros. La voy a echar tanto de menos...

Al salir de la ducha, me envolví en la toalla que me habían dado, y me asomé al espejo. Las heridas estaban cicatrizando pero no iba a tener buena imagen hasta pasado unos días.

Me lleve una toalla a la cabeza para no mojar el suelo, y todavía con la toalla reliada en el cuerpo, salí del baño para encontrarme con la ropa que usaba cuando trabajaba en este infierno.

¡Que irónico todo! Voy a morir con la misma ropa, que con la que pertenezco aquí ¡Yupi!

La ropa consistía en; unos pantalones vaqueros negros hasta los tobillos, unas botas negras de tacón alto, una camisa escotada roja, con bordados en el escote en color negro y para rematarlo, una chaqueta de cuero con el símbolo de la institución.

Voy para un funeral chicos... Anda, que irónico, voy a mi propio funeral.... Jaja chistaso 😂😂😂

Me puse la ropa, intentando no gritar cuando pasaba por las heridas y cuando terminé tanto de maquillarme, como de peinarme, vinieron a por mí.

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora