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– Siento mucho lo de mis padres. – dijo Scott mientras se ponía una camisa. Ah bueno se me había olvidado comentaros una cosa... ¡Los dos estaban SIN CAMISETA! y... Madre mía.

– No sé porque os trata de esa manera, no es justo.

Intentamos estudiar pero con el silencio tan incómodo y leer la mente de uno de los dos chicos... No mola.

– Creo que hoy no deberíamos de estudiar. ¿Qué otra cosa podemos hacer? – dije mientras los dos intentaban pesar en algo.

– Siento que hayas venido para nada. – dijo Danny. Los dos estaban demasiado dolidos por lo que les había dicho sus padres, me dolía verlos así. Me levanté y rodee sus cuellos con mis brazos y me los acerqué a mi.

– No pasa nada chicos, enserio. Me han dicho cosas peores, lo de vuestros padres no es novedad. – dije mientras me sentaba en el suelo y ellos se volvían para mirarme.

– ¿Peores? Pero si eres...

– Un cielo. – dijo Scott en su lugar. Yo sonreí y les cogí la manos a los dos.

– Podré ser un cielo pero, la mayoría de mis suegros no les agradaba cómo soy. – eso de tener como nuera a una vampira y que en un arrebato se te lanzará al cuello... Cómo que no.

– ¿Y como eres? – dijo Danny. Estaba interesando en saber cómo era, pero, había algo en el que me hacía sospechar. No podía leer su mente. La de Scott si pero la de el... ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué a él no?

– Con el tiempo lo averiguaréis, ¿No creéis?

– Muy cierto. – dijeron los dos a la vez.

(...)

Quise irme de la casa para que Danny y Scott no tuvieran ningún problema más con sus padres, pero ellos insistían en que me quedarán, que querían cenar conmigo y decirle a sus padres un par de cosas.

Esa tarde me ha echo reflexionar de, cuántas familias habrá en el mundo pasando por lo mismo...

– De todas nuestras generaciones, nunca antes habíamos escuchado el apellido Turner. – dijeron los padres de mis amigos. Por ahora no habían dicho nada de lo que puedan arrepentirse.

– Y nosotros nunca antes habíamos escuchado el suyo. – dije metiéndome el tenedor en la boca.

– Y cuantos años tenéis. Bueno mi hermana Scarlett es la mayor y tiene 20, mi hermana Laura y mi otra hermana tienen los 19, yo tengo los 18 y la menor tiene 17. – mentí. Lo que me hace falta ahora es que supieran que en realidad me hago pasar por una adolescente de 20 años...

– ¿Sois cinco? ¿Vaya tu madre no tenía para condones o que? – y aquí empieza la guerra.

– Mis padres querían tener 5 hijas, ¿Tiene algún problema con eso? – dije agarrando el tenedor con fuerza, tengo tantas ganas de clavárselo.

– No, ninguno. – dijo ella algo asustada y eso que no sabe lo que soy...

– Bueno, ¿crees que alguna de tus hermanas estaría interesada en alguno de mis hijos?

– Si lo están o no, eso lo dirá el tiempo. Acaban de llegar a la cuidad, apenas los conocemos. – Danny y Scott ya estaba perdiendo los nervios, estaban a punto de explotar. – Además, ¿Tanta prisa tenéis de que se echen novia? Eso es un gastar de dinero. – dije mientras Scott y Danny se reían. Demasiado me estaba burlándose ya de ellos.

– A nosotros el dinero nos sobra. – dijo el padre de mis amigos.

– Si tanto os sobra, ¿ Porque no arregláis la casa? Tenéis un mal gusto con la decoración. – y eso fue la gota que colmó el vaso. La madre de mis amigos empezó a gritarme mientras yo lo que hacía era limpiarme la boca de restos de comida y escuchaba atentamente lo que decía. Al terminar, la madre se quedó callada alucinada por mi comportamiento: tranquilo y sereno. – ¿Has terminado de gritarme? Es para decirle a ustedes dos que me la suda lo que me digáis, todo lo que es dicho es cierto. Ustedes sois unos pésimos padres que hacen la vida imposible a sus hijos y, esto (dije sacando una grabadora de mi bolsillo) comprobará que sois lo que os estoy llamando. Sois una vergüenza y padres como ustedes sois cánceres para hijos que no tiene culpa de nada. Scott y Danny, haced las maletas, os venís conmigo.

– ¿Cómo osas a mandar sobre nuestros hijos? – dijo el padre de Danny intentado abalanzarse sobre mi, pero en un abrir y cerrar de ojos, el padre acabó en el suelo y todo gracias a que Danny, que le había pegado un puñetazo a su padre. Después de eso, se acercó a su madre y esta corrió a la cocina y se encerró en ella.

Scott y Danny hicieron lo que les dije y les di a ellos las llaves del coche para que metiesen las cosas.

– Abre la puerta señora Willians. – dije golpeando la puerta de la cocina. Ella se negaba a contestar y estaba agotando mi paciencia. Tenía unas ganas de arrancar la puerta.

Y algo parecido hice. Cogí el mantel de la mesa tirando al suelo todos los platos y vasos y me la amarré en la mano, para así golpear el cristal y que este se rompiera.

Al hacerlo la madre de mis amigos empezó a gritar como loca y sus hijos, llegaron corriendo para saber qué pasaba.

– Ahora escucheme bien, vas a darnos todo el dinero que tenga en mano y, una vez al mes vendré yo personal mente para coger dinero para sus hijos, y si no cumple con el trato, mandaré la cinta a la policía y se le acabaron los balnearios y las joyas, iréis los dos a la cárcel, ¿Entendido?

La madre se limitó a llorar y a indicarnos donde guardaban el dinero, Danny y Scott estaba inertes, apenas se movían, y si lo hacían era porque yo los llamaba. Recogimos un total de 20.000 euros. Una buena calidad para mi plan.

– Chicos siento mucho haber tratado así a vuestros padres pero....

– ¿Que lo sientes? Has hecho lo que nosotros nunca hemos podido hacer. – dijo Danny con algunas lágrimas saltadas. En realidad no se sentían tan contentos como querían aparentar, ellos en realidad querían a sus padres, un padre es un padre por muchos errores que haya cometido contigo.

Los lleve a un edificio cerca de el instituto, donde se vendía un piso y para mejorarlo, el hombre era amigo mío, un humano que sabía de nuestra existencia. Nos vendió el piso y cuando se fue, Scott habló.

– Jennifer, va a sonar algo estúpido pero... No sabemos hacer de comer. – dijo mientras miraba al suelo.

– Para eso tengo una solución.

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora