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Días antes...

Recreo, la hora favorita de todo el mundo. Nos fuimos a la cafetería y mientras pedíamos para comer, Danny y Scott.

¿Cómo voy a mirar a Danny ahora? Después de lo del baño... Bueno, tu tranquila Jennifer, el no muerde.
Todo va a estar bien, tu te sientas, comes, lo miras, le sonríes y a tomar por culo. ¿No puede ser tan difícil? ¿No?

Cogí la comida con la bandeja y me senté a su lado, como siempre hacia. Scott me saludó y Danny no me miró. Respiré hondo y empecé a comer. Todos empezaron a tener conversaciones menos nosotros dos, solo de vez en cuando reíamos y decíamos cualquier cosas para después no hablar.

La campana sonó y todos llevamos las bandejas a sus respectivos lugares, con platos y vasos sin restos de comida para así, ser más fácil limpiarlos.

Salimos del comedor y nos dirigimos a clase. Me tocaba clase de biología y al ir a buscar mi mochila, alguien me cogió de la cadera y me atrajo al cuarto de baño. Como no podía utilizar la fuerza vampírica para defenderme, tuve que dejar que me arrastrara hacia dentro y esperar a ver quién era.

El baño estaba oscuro y no podía ver nada, y no es porque no pudiese ver en la oscuridad, es que algo o alguien tapaba mi campo de visión.

Intenté moverme, pero tenía un cuerpo presionando el mío. Me puse nerviosa por no saber quién era, así que decidí acercarme un poco a la persona y rápidamente, por su inconfundible colonia, supe que era el.

– Danny, ¿A qué juegas? – dije separandome de el e intentando salir del baño, ya que este no me pertenecía a mi.

– No te vayas Jenny. – dijo cerrándome la puerta en todas las narices. Me giré para mirarlo. Estaba algo molesta, ni me mira en la comida, ni me habla y ahora viene y hace esto. ¿Que se ha fumado?

Me crucé de brazos esperando su respuesta, pero el no hizo nada. No me gusta para nada que me hagan esperar, no soy una persona paciente para este tipo de cosas.

Me quite de la puerta y me senté en los lavabos esperando lo que sea que me quiera decir. Me toqueteé el pelo mirándome en el espejo y cuando me volví para mirarlo, estampó sus labios contra los míos.

No sabía que hacer, pero él seguía pegado a mis labios y no tenía intención de separarlos, y menos cuando estaba conduciendo sus manos hasta mi cintura. Le respondí al beso abriéndole mis labios y haciendo que nuestras lenguas se juntasen. ¡¡DIOS!! ¡¡COMO BESA!!

Segundos después, estaba despegada de los lavabos y estaba completamente pegada a su cuerpo, con las piernas rodeando su cintura, sintiendo todo su calor.

Ya no estábamos en los espejos, nos habíamos metido en unos de los pequeños compartimentos que tiene un bater.

– Quiero pedirte perdón por mi comportamiento de antes. – dijo Danny separando sus labios de los míos. No quería que lo hiciera.

– No pasa nada. Solo quiero saber...

– Jenny, creo que me estás empezando a gustar, pero no de una manera normal, creo que tengo obsesión contigo. – dijo mientras se apartaba de mi, aunque tampoco es que pudiese apartarse mucho, estábamos en un sitio demasiado estrecho. – Lo que quiero decir es, que te he imaginado de tantas formas a mi lado que ya no puedo estar un rato sin hablar o sin verte. Me estuve matando estos dos días atrás por saber que coño era lo que había echo, como para que no quisieras ni enviar ningún puñetero mensaje.

– Danny, no has echo nada de verdad. – dije colocando mis manos sobre sus mejillas, las cuales estaban calientes y temblaban ante mi tacto. – Lo que me pasaba es que, repentinamente y desgraciadamente, a llegado al pueblo una persona que pensé que no volvería a ver nunca más, y ahora que la he visto pues me siento algo cabreada y para colmo, lo tengo que ayudar.

Sus ojos estaban brillosos y eso solo significaba una cosa, y no lo iba a permitir porque si no, seríamos dos Madalena andantes.

– Danny, eres el único tío al que no le dejaría de hablar. Eres tan bueno conmigo, me has demostrado muchas cosas, lo valiente que eres, lo sincero, lo listo, lo cariñoso y muchas otras virtudes que tienes. Me encanta que estés conmigo, que seas parte de mi, hacia muchos años que no sentía algo así por alguien.

– Espera... Osea... Que tu...  Que tu y yo.....

Volví a besar sus labios en señal de respuesta, respuesta que aceptó sin reprochar. Había besado a Danny, y estaba súper feliz. Estar con el, conocerlo, y sentirlo cerca era lo que todas las mañanas me daba fuerzas por levantarme y enfrentarme a mis problemas.

***

Sentí agua helada sobre mi cuerpo. No podía moverme. Llevaba más de dos años atrapada allí abajo. Había sufrido todo tipo de torturas y ya no podía aguantar más. Mi cuerpo era como el de Jesús Cristo cuando estaba el la Cruz y hasta el está mejor que yo. Mi cuerpo estaba maguyado, mis heridas no terminaban de curar cuando ya volvían a abrirmelas. Corrientes de electricidad recorrían mi cuerpo mientras gritaba y agonizaba de dolor. No salían lágrimas, ya no quedaban.

Me duele no haber podido despedirme de mi familia, de Jack, de Scott y sobre todo me arrepiento de no haberle dicho a Danny que lo quería por última vez. Desearía poder llamarlo y decirle todo lo que siento por el, decirle que estoy bien y que intentase olvidarse de mi, que fuese feliz y que cuidase de todos por mi. Me volvieron a dejar sola, allí tirada semidesnudos, en aquel sitio húmedo y oscuro.

Echaba de menos el sol, caminar por la playa, cazar con mis hermanas. Toda mi vida había estado pasando por mi cabeza durante estos años.

Sabía que tarde o temprano mis hermanas vendrían a buscarme, pero espero que ese día, no sea el del juicio. Dónde van a matarme delante de todos los vampiros viejos y de los novatos, para explicarles que es lo que les pasa a los que desobedecen y a los que traicionan.

Mañana me vendrían para el gran juicio. El llamado juicio, Lágrimas de sangre.

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora