Reto la mona se viste de seda

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APOYO ENTRE AMIGAS

Marina subía cabizbaja las escaleras del Instituto. Había repetido con razón. Se lo había pasado todo el curso tonteando con Marcos y no había abierto un libro. Tan sólo había deseado que llegará la salida y ver si la había dejado un mensaje en el móvil. Esas escapadas a escondidas habían sido lo mejor. Y todo ¿para qué? Cuando por fin había un acercamiento entre ellos, algo sucedía que terminaban fastidiándolo alguno de los dos. Y al final por ser difícil y no ponerle las cosas fáciles había salido con la fresca de Vanesa. Qué odio la tenía.

Su mejor amiga la interceptó de camino a las nuevas aulas e interrumpió sus cavilaciones.

-¿Qué tal?
-Mal, ¿Tú qué crees? No me gusta repetir.
-Venga, ánimo, este año seguro que te va bien.
-Eso seguro, no pienso dejar que ningún chico me dirija la palabra. Total me han castigado sin móvil. Así que como no use el Tan Tan -se rio Mariana con ironía.
-Venga, por lo menos no tendrás que ver a Vanesa ni a Marcos.
-Sí, eso es lo mejor. No entiendo que la ve, es horrible como persona y desagradable a la cara. Siempre va muy arreglada y maquillada, pero abre la boca y la caga.
- Ya pero se deja tocar. ¿Qué quieres? Los chicos con catorce años sólo piensan en eso, tocar teta. Yo no pienso salir con ninguno hasta que no maduren un poco, ahora están idiotizados.

Marina miró a su amiga y sonrió. Era demasiado seria. Ella en cambio muy infantil y una enamoradiza. Eran el punto y la í pero Ana era su mejor amiga.

De repente una risotada escandalosa las hizo volverse a ambas. Vanesa iba corriendo entre risas por los pasillos con sus amigas, por no mirar hacia delante chocó contra otra alumna y se la cayó el donuts al suelo.

-Joder niña, mira por donde vas - la increpó con dureza-. Ya me has fastidiado el desayuno.

La profesora de historia que dio la casualidad también estaba por allí, salió en defensa de la muchacha.

-Vanesa, creo que deberías disculparte por lo menos con esta chica. Has sido tú la que ha cometido el error. Además la has manchado la camisa de chocolate.

-¿Yo? Venga ya.

-¿Me estás diciendo que miento? -Vanesa la miró con desprecio pero obedeció.

-Está bien niñata, perdón. ¿Así la vale? -Su pose descarada y llena de ínfulas no agradó a la profesora, aun así asintió con cara de pocos amigos y se retiró. Cuando se hubo un poco lejos de ella, Vanesa se volvió hacia sus amigas y exclamó-: Zorra, qué asco la tengo. Menos mal que yo tengo un poco de educación y no la digo lo que pienso yo de ella, pero esta tipeja me va a oír cuando acabe el "insti".

Marina y Ana se miraron y no pudieron menos que comentar.

-¿Educada? ¿Tú la has oído? Si abre la boca y parece una verdulera en el mercado -dijo Marina visiblemente irritada.

-¿Qué te puedes esperar de semejante choni? Por mucha ropa de marca que lleve, la clase no la acompaña. Desde luego "aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

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