CAPÍTULO 6. Fiesta.

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Abrí mi bolso y recordé que la hoja con las tres notas estaba allí, luego de tomarla, la dejé sobre mi escritorio y al salir de mi casa, caminé a la estación.

—Hola morocha —escucho detrás de mí.

En el Instituto Winston hay una gran variedad de grupos conformados por adolescentes, los cuales procuran no mezclarse entre sí. Hola Tom. 

Lo esquivo luego de pasar por su lado, ya era costumbre, le hacía siempre lo mismo.

—¿Por qué me esquivas todo el tiempo? —me pregunta tomándome el brazo y acercandome hacia a él.

Sentí su respiración, estábamos muy cerca y podía ver cada detalle de su rostro.
Sus ojos claros, las delicadas cejas y pestañas, pequeñas pecas en sus mejillas, sus labios brillando luego de relamerlos y su estrecha nariz.

—¿Por qué me buscas así? 

—Porque me ignoras y quiero averiguar la razón —dice rendido y pestañea lentamente.

Tomé su mano para quitarla de mi brazo y luego me separé, lo miré a los ojos y fruncí el ceño.

—¿Por qué creerías que no lo haría? Te conozco hace días y disculpa pero no soy como las demás que seguramente se tiran a tus pies, si me quieres obtener, consígueme.

Lo tomé por sorpresa y noté eso gracias a su rostro, estaba desorientado.

—Te conseguiré entonces —dijo convencido.

—Como digas.

—¿Vas a la fiesta hoy? —cambió de tema.

—Si, voy. 

—Yo también. 

—Ok.

***

Se acerca Molly.

—Aún no se que ponerme hoy, quiero impresionar a Austin. —Se pinta los labios y se mira en el reflejo del móvil.

—A las 20:00 hs estaré en tu casa y te ayudaré a elegir —le digo—. Ahora vuelvo, voy al baño.

Me acerqué a administración sin que nadie me vea y entregué la planilla, ya que uniría a la comedia musical.

—Buenos días alumnos. 

Ingresa el profesor de biología, siempre con su maletín color rosado, el cual daba algo de gracia.

—Buenos días profesor —respondemos todos.

Por más que su maletín no lo decía, era muy exigente y provocaba miedo.

Siento una mirada puesta en mi, fija.
Doy al vuelta y veo a Tom mirándome, me guineó el ojo y puse los mios en blanco.

—Basta ya —susurré.

—Cyrus ¿sucede algo?

—No profesor, lo siento.

Al contrario de Mary, a él si le tenía miedo y respeto.

Sin dar la vuelta le hice fuck you con mi dedo a Tom y escuché su risa.

***

Al salir de un buen baño de espuma, fui a mi habitación y me puse ropa cómoda, eran sólo las 16:30 hs.

Me acerqué con mi cuaderno a la ventana y me senté allí a escribir.

Mirando a la ventana,
Cuatro metros nos separan.
Me pregunto si me escuchas,
O si me imaginas.
Un día abriré mis cortinas.

A Cuatro MetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora