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Capítulo 1.
Mientras caminaba hacia la casa de los Collins, con un bolso en mi mano, rezaba para que mi madre no me avergüence frente a él y su familia. A pesar de ello, aún no llegaba el momento en el que algo generaría un cambio crucial en nuestras vidas.
-Hola, mucho gusto -dijo Thomas mientras extendía su mano para estrecharla, con una sonrisa en su rostro-, mi padre está por salir, está preparando la mesa.
-Descuida hijo, ya terminé -agregó su padre, abriendo la puerta y caminando hacia nosotros.
-¿Eloy? -Preguntó mi madre y yo entorné mi cabeza hacia ella, ¿A caso se conocían?
-¿Carol? -Respondió Eloy con otra pregunta, extrañado.
¿Mi madre y su padre? Cualquiera querría saber qué se escondería detrás de ese abrazo.
Un tiempo antes...
Estaba llegando tarde al Instituto ya que me había retrasado. En ese momento habría deseado no tardar tanto tiempo en peinar mi cabello, pero a la mañana es de suma necesidad arreglarse un poco para no parecer ,básicamente, un zombie.
Mi madre otra vez no estaba en casa, lo usual, pasaba sus días viajando y trabajando de aquí para alla, pero eso a ella le gustaba y la hacía feliz, así que yo podría soportarlo. Igualmente, creo que a veces lo hacía para olvidar el fallecimiento de mi padre, que causó un gran efecto en su vida, y también en la mía. Ambas vivíamos en Kansas City, estado de Misuri, una bonita ciudad ubicada en los Estados Unidos, llena de parques extraordinarios, avenidas, calles amplias, hoteles de lujo, paisajes bonitos, entre otros.
-Que tenga un bonito día señorita Edewand -dijo el chofer, mientras habría puerta del bus para que yo baje.
-Gracias Charles.
Di unos pasos apresurados por el parque delantero del instituto y afortunadamente aún no había sonado el timbre para ingresar al aula, por lo tanto, caminé hacia los casilleros y en el camino me crucé con Molly, mi amiga de hace muchos años.
-Hey, K ¿Llegas tarde?
-Si, un poco -dije haciendo una mueca.
Sonó el timbre y nos dirigímos hacia el aula con los libros en nuestras manos, mientras leía un mensaje de mi mamá deseándome suerte.
-¿Ya te lo envío? -Me pregunta Molly, sosteniendo su celular con una de sus manos.
-Si, ¿Y a ti?
-Si -responde, soltando un suspiro.
Su madre, al igual que la mia, viajaba mucho por el trabajo, por lo tanto, pasábamos ambas por la misma situación, incluso a veces nos enviaban los mismos mensajes.