CAPÍTULO 4. Admirador secreto.

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▶Molly Steivy

Camino hacia la ventana y veo que en la ventana de los vecinos alguien se mueve, detrás de las cortinas

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Camino hacia la ventana y veo que en la ventana de los vecinos alguien se mueve, detrás de las cortinas.

Hoy iba con pantalón y no con pollera porque las temperaturas eran algo bajas.

Me llega un mensaje al celular, por lo que decidí ver de quien se trataba.

Morocha, te espero en la parada del autobús.

¿Cómo tienes mi número? Me asustas.

Me sorprendió ver que era thomas, jamás me había pedido mi número de teléfono.

No te diré. Te espero x.

Aún no entendía como es que Thomas siempre tomaba el mismo autobús que yo y jamás lo había visto en mi vida.

Tomé mi bolso y abrí la puerta para luego caminar hacia allí, y a unos metros visualicé a Thomas, esperándome aparentemente.

—Buenos días  —dice acercándose.

—Buenos días.

—¿Hoy te sientas conmigo? —Me preguntó mientras subíamos al bus.

—No lo sé, quizás con Molly.

Caminé hasta las filas traseras y tomé asiento, apoyando el bolso sobre mis piernas.

—Te sientas siempre con ella —dice girando la cabeza.

—¿Y? Es mi compañera desde hace años.

—Pues si, quiero sentarme contigo —dice pasando un brazo sobre mis hombros y al cabo de un segundo me encargué de quitárselo.

—Cuanto lo hagas de nuevo te doy una bofetada.

—Vaya carácter. —Alza sus cejas.

Llegamos al instituto, bajamos ambos del autobús y caminamos por el parque delantero.

Había unas chicas que hablaban entre ellas y nos miraban, vaya saber que bobada estaban diciendo.

Por otro lado, estaban los chicos más grandes del instituto, apoyados sobre sus grandes motocicletas, fumando.

—Preciosa. —Escucho la voz de Chad.

Miro hacia la izquierda y venía camino hacia mi, por lo que me detuve y Thomas siguió su rumbo.

—Priciosi—dice burlándose, acomodando su chaqueta de cuero negra y colocando sus gafas de sol, lo que logró obtener la mirada del grupo de chicas nuevamente, quienes suspiraban.

—¿Qué haces con él? —Me pregunta Chad, ya a mi lado.

—No lo sé, solo viajamos en el mismo autobús.

—¿Debo preocuparme? —dice acercándose a mi rostro.

—No, no te preocupes.

Se acerca Molly para saludarme.

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