Luego de evadir a los guardias del reino de su padre, Wilfredo emprendió la huida hacia Leonyx en la búsqueda de Leonardo. Sin embargo, pensó que su padre podría ir a buscarlo a aquel reino, así que sacó el ave mecánica que llevaba en su mochila y escribió una carta que luego la envió hacia su príncipe amado.
-Estaré esperándote en casa de Tomás. No faltes, amado mío. Huí de mi castillo a pesar de la prohibición de mi padre sólo para estar contigo. Perdón si no he escrito mensajes y los he enviado cómo ahora pero buscaba la manera más inteligente de escapar de la torre que me tenía preso -Leía Leonardo tras recibir la carta- Tengo que encontrar la manera para estar contigo, Wilfredo.
Leonardo se emocionó tanto tras lo que leyó que enrolló rápidamente sus planos cómo pudo y recogió todos sus implementos para guardarlos uno a uno de manera organizada. Así, pudo encontrar uno que le sirvió bastante y poder escapar por la noche. Habiéndose cerciorado de que su padre no estuviera rondando por su habitación, el joven león abrió la ventana de su alcoba y se desplazó por las paredes de la misma luego de ponerse una especie de garras adhesivas a la superficie del castillo que él mismo había inventado e iba bajando poco a poco por ellas sin ser notado.
-Espérame pronto, mi príncipe adorado. Deseo encontrarme contigo después de una ausencia demasiado prolongada sin ti -Pensaba el príncipe león quién emprendió el camino hacia el bosque dónde vivía Tomás y seguramente Wilfredo lo esperaba.
De repente, alguien extraño se atravesó en el camino del príncipe. Aquel personaje, lo tomó de la mano y apegándose hacia el príncipe, le tapó la boca con la otra para inmovilizarlo al imponer su fuerza.
-Nos volvemos a ver, príncipe. Ja, ja, ja... -Reía desquiciadamente aquel tipo quién atemorizó al joven león.
-Mmm... ¡Mmmm...! -Murmuraba Leonardo quién no podía soltarse del agarre de aquel tipo y sentía que su cuerpo se dormía.
Leonardo pensaba en cómo sacudirse y evadirlo. Sudaba un poco y se sentía asustado porque podría tratarse de un ladrón que quería sus pertenencias. Sin embargo, por más que intentó e intentó, la fuerza de él fue superior tras irse quedando dormido y el cansancio le venció. Por otro lado, Wilfredo esperaba desesperado la llegada de su amado en casa de Tomás.
-Wilfredo, ya ha tardado demasiado en venir Leonardo -Decía Tomás comiendo un ramen- ¿Crees que algo le haya pasado?
-No lo sé, señor Tomás. No lo sé... Oh, lo olvidaba. Hace tiempo tengo sus libros que... -Decía Wilfredo sacando el par de libros extraídos con anterioridad.
-No te preocupes, aquellos libros eran anotaciones simples de los reales que tengo -Sonreía Tomás- Digamos que, fueron unas bases para mostrarles a ustedes que la paz y la armonía podían llegar a sus territorios pero que debían esforzarse por ella debido a que reconocieron un poco cómo pasaron las cosas en sus reinos antes.
-Tiene usted razón... Pero... Aunque logramos unir a Leonyx y a Lycax, nuestros padres están divididos sobre la relación que sostengo con Leonardo.
-¿La relación que sostienes con Leonardo? -Preguntó curiosamente el lobo blanco- ¿Es que son algo más que amigos acaso?
-Somos pareja, señor Tomás. Perdón si lo ofendo con eso... No quiero que...
-Claro que no lo haces, Wilfredo. No me ofende para nada porque también tuve una pareja de mi misma condición sexual.
-¿En serio? Wow, eso sí que no lo sabía -Dijo Wilfredo sorprendido pero sin dejar de estar preocupado.
Tomás tomó la mano de Wilfredo y lo guío hacia una habitación en la cuál tenía varias fotos de su pareja. Él pudo apreciar y ver a un lobo de color azul, expresión jovial y alegre además de apuesto en varias fotos cuando eran jóvenes.
-Señor Tomás, no sabía que ese lobo había sido su pareja.
-Sí, jeje. Lo fue hace mucho tiempo... -Suspiró el lobo blanco.
-¿Se siente bien? ¿Qué pasó con él? -Preguntaba Wilfredo.
-Aquiles arriesgó su vida para salvarme de unos piratas hace más de 20 años. Sacrificó su vida por mí ya que querían matarnos a los dos por unos tesoros que habíamos encontrado. Él prefirió morir a manos de ellos para salvarme... No pude hacer nada... No... -Lloraba Tomás al recordar eso.
-Perdóneme, yo no...
-Fueron esos piratas de la isla de Taurin quiénes lo asesinaron. ¿Ahora entiendes por qué ellos querían venir aquí?
-Espere un momento, ¿cómo sabe usted que ellos venían aquí?
-Porque los había visto rondando cuando salía a buscar información y novedades de Leonyx y Lycax para anotarlas en mis libros. Mucha gente me había comentado que había visto tipos raros por aquí pero no se atrevían a decir nada para que no los trataran como locos.
Wilfredo comenzó a preocuparse demasiado y salió despavorido en la búsqueda de Leonardo. Más atrás, lo seguía Tomás.
-¡Espera, Wilfredo! ¿A dónde vas?
-Tengo que buscar a Leonardo... Tengo el presentimiento de que algo le pasó... -Decía el lobo corriendo, agitándose y con lágrimas en sus ojos,
-Déjame acompañarte, puede ser peligroso que salgas así.
-Ya estoy acostumbrado a salir de noche, señor Tomás. Y más cuando antes me encontraba clandestinamente con mi novio -Decía Wilfredo sin dejar de correr.
Y así, Wilfredo y Tomás se pusieron en marcha para buscar a Leonardo. Ellos fueron a varios lugares donde presuntamente él podría estar pero no daban aún con su paradero. Además, y sin saberlo, el rey Horacio también lo estaba buscando.
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Conociendo a mi enemigo [Furry/Bara]
FantasiLeonardo es el hijo del rey Horacio III, perteneciente al linaje del reino de Leonyx y Wilfredo es el primogénito del rey Sebastián XI, perteneciente al linaje del reino de Lycax. Ambos conocen los alrededores de sus respectivos castillos pero ningu...