Cuando abro la puerta de la que iba a ser mi habitación durante todo un año, me encuentro con dos chicas hablando animádamente.Su conversación se ve interrumpida cuando entro; ambas se miran, y la morena es quien se levanta.
— Hola, yo soy Laura, ¿eres nueva?— de cerca me percato de sus ojos verdes claros y de sus adorables pecas.
—Eh, sí, yo soy Alexandra pero podéis llamarme Álex.—hablo en plural porque me parece lo más educado y adecuado que puedo hacer.
—Hola, yo soy Miranda.— se levanta pero me da la sensación de que lo hace más por quedar bien. Sus ojos color avellana pasan de los míos a la camiseta.—¿Qué haces con eso?—.
—Supongo que estar vestida.— contesto sin intención de vacilar. A su lado, Laura aguanta la risa.
—Bueno, no me parecería extraño si no fuera porque esa camiseta es la de mi novio.—se cruza de brazos y alza su ceja derecha.
— Pues cariño, siempre puedes preguntarle a él.— boom.
Sin más, Miranda abandona la habitación de un portazo que hace que salte del susto. Laura me mira.
—Vaya, el primer día y ya te estás metiendo en problemas.—sonríe. Ella en cambio parece distinta.—Si quieres te hablo un poco de todos los chicos del internado, con quién debes juntarte y con quién no.
¿Perdón? Puede que vaya de buenas y que no se haya expresado bien; yo soy quien debe elegir con quién juntarme y con quién no, no puedo dejar llevarme por lo que los demás me digan. Aun así, le contesto de buenas maneras ya que sé que va con la mejor intención del mundo.
— Gracias, pero ya si eso otro día.— respondo en un tono amable. Me dirijo a la maleta que he dejado sobre mi cama, y comienzo a buscar el pijama para ponérmelo.
—¿Qué haces?—me pregunta casi riendo cuando ve que saco el pijama de la maleta, y me ve con intenciones de ponérmelo.—Ah, cierto que no lo sabes. Hoy hay una fiesta, como todos los viernes.—me comienza a decir cuando se percata de mi perplejidad.
—¿Fiesta?¿Aquí?— duda antes de asentir.—¿Con todos los profesores incluyendo a la directora?
—Eh... A ver, es que la fiesta está en las afueras del internado, a unos veinte minutos andando.—me explica, pero sigo en mi sitio sin enterarme.— Los profesores también se van de "fiesta" a un Club Náutico que queda a una media hora pero en coche.
— ¿Y nos dejan solos aquí en el internado?— asiente.
—Los viernes y sábados, sí.—y comienza a explicarme varias cosas no muy importantes, pero luego da con las que sí.—Nos dejan hacer lo que queramos siempre y cuando no sea montar fiestas en el internado, ni salir de aquí.
— Justo lo que vamos a hacer.—digo y asiente divertida.
—Sí, pero volviendo a cierta hora no nos ocurre nada. Los profesores van a salir si no me equivoco dentro de exactamente...—mira el reloj.—Uy, diez segundos—me hace una señal con la mano para que me acerque a la ventana, y efectivamente, unos ocho coches y una furgoneta salen del internado.
La directora baja del coche último que acaba de salir y coloca la cadena de hierro con el candado. Desde aquí veo cómo se lleva algo pequeño dentro de su bolso; la llave.
— Pues genial, ¿no?— digo sarcástica—. Luego cogemos una horquilla de una habitación de alguna profesora y salimos sin problemas.
— Me encanta; eres sarcástica pero graciosa.—me dice.— Hay una especie de puerta vieja detrás del internado; parece ser que nadie se ha percatado, solo nosotros, ya que los matorrales la tapan bastante bien. De todos modos, ¿ves ese Mercedes negro que hay ahí aparcado?- asiento con la cabeza.— Es del hijo de la directora, Raúl.
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Maldita apuesta. PAUSADA
Teen FictionJuguemos; finge quererme, y yo te creeré. Te diré mi amor, mi vida, mi cielo, mi princesa, y tú, di que me amas. Juguemos a amarnos, y quién sabe, puede que a lo mejor entre una de esas tantas mentiras, nos salga una verdad. #5 Novela Juvenil |EDIT...