Álex
Siento que me entra frío y atraigo mi almohada hacia mí, abrazándola aún más fuerte.
Espera. Esto está duro.
Abro los ojos poco a poco y contemplo mi mano, apoyada en el pecho de Raúl. Me encuentro abrazada a él, y con esta entre los dos, estableciendo unos centímetros de distancia.
Menos mal que sigue durmiendo.
Quito poco a poco mi brazo que lo rodea, y me quedo mirándole sus perfectas facciones. Su tez morena, y sus labios carnosos me resultan bastante atractivos.
Noto su respiración entrecortada y yo cierro los ojos rápidamente cuando me percato de que se está despertando.
Me hago la dormida, y noto como sus dedos rugosos me acarician la cara delicadamente. Uno de ellos, se posa en mis labios y los repasa de la forma más suave posible.
— Siento ser tan gilipollas contigo, pero es que sacas lo mejor de mí y no quiero eso. — me quedo atónita, menos mal que se supone que no lo he escuchado ya que no sabría qué decir.
Porque está siendo sincero, ¿verdad?
Qué sentido tendría que me mintiera aún yo durmiendo, si la gracia está en que me lo diga cuando estoy despierta ya que es cuando lo oigo.
Cuando noto su respiración en mi cara, me doy cuenta de que lo tengo a milímetros. No puedo evitar abrir los ojos para encontrarme con sus ojos de sorpresa.
— Buenos días.— le digo, como si no hubiese escuchado nada. Se supone que estoy cabreada con él, pero después de lo que acabo de escuchar, solo quiero que me lo diga estando yo "despierta".
— Hola.— responde borde.
Está claro que no quiere que me entere, y que simplemente lo ha dicho mientras dormía para no seguir teniendo esa necesidad de contármelo. Pues eso es lo que no quiere que pase.
— Será mejor que nos pongamos manos a la obra, a ver si pudiéramos acabar hoy la maldita prueba.
— Y los ganadores de esta prueba son...Álex y Raúl.— el resto de compañeros estalla en ovaciones mientras que hay quienes se dedican a suspirar por su derrota.
2 semanas después...— Te juro que me encanta, Álex. Es súper guapo y cuando sonríe con sus amigos, se me caen las bragas al suelo— la miro y le doy un pequeño empujón en el hombro.— ¿Qué pasa?
— Nada— sacudo la cabeza y río. Me llevo un trozo de pizza a la boca y siento que la lengua me empieza a arder cuando rozo el queso fundido.
— ¡Cuidado! —me advierte Laura, pero ya es demasiado tarde y la fulmino con la mirada. — Más vale tarde que nunca, bonita.
Al terminar de cenar, nos disponemos a ir a nuestra habitación para, a continuación, comenzar a hacer trabajos atrasados. O al menos, yo.
Mi cabeza comienza a seguir un ritmo totalmente diferente, y me regaño por tener tan poca fuerza de voluntad últimamente para los estudios.
Bufo.
Desvío mi atención y la poso en Laura. Ella me sonríe maliciosamente.
Algo trama.
— Va a venir Trevor aquí — me dice cuando me cuestiono el por qué se está peinando y maquillando.
— ¡Ni hablar! Tengo que terminar Historia antes de acabar la semana. No me pienso mover de aquí.— repongo.
— Historia la que vamos a escribir él y yo— su cara mostraba la del emoji de enamorada. Suspiro.— Venga anda,te va a venir mejor ir a la zona de la biblioteca, para centrarte mejor. Tienes ordenador y libros a tu alrededor allí.
— Quiéreme.— me levanto derrotada y me dirijo al armario para sacar un conjunto cotidiano.
— ¡Eres la mejor! — se abalanza sobre mí y me besuquea la cara. — Pero date prisa que no tardará en venir.
De repente, la puerta se abre y aparecen Jordan y Raúl.
Grito, cubriéndome el cuerpo con una toalla que casualmente tenía en la silla de al lado.
— ¡Pero no sabéis llamar a la puerta, o qué! —me quejo. Mis mejillas comienzan a arder y veo cómo mientras uno se gira dándonos la espalda, el otro sonríe divertido. — Ni puta gracia — le suelto a Raúl.
— No sé qué te tapas si tampoco tienes nada que enseñar— una voz femenina aparece detrás de los dos chicos.
Miranda.
Laura se levanta de la cama y se dirige a Miranda. Esta sonríe victoriosa, y Raúl la coge del brazo para llevársela.
No sin antes mirarme, esta vez con una mirada dura.
— Será mejor que me vaya yo también— añade Jordan.— Lo siento, Álex. No volverá a pasar.
— Está bien.— le suelto lo menos borde posible.
Justo cuando me visto, cojo mis apuntes y salgo del cuarto, coincido con Trevor al doblar la esquina del pasillo.
Nuestras miradas se cruzan y noto que su rostro me resulta algo familiar.
Alto, ojos azules, sonrisa recta y pelo oscuro.Supongo que simplemente de tantas veces que me lo ha mencionado Laura.
Llego a la biblioteca y aunque al principio me cuesta centrarme, el resto de la noche consigo aprovecharla hasta el último momento.
Logro terminar los cuatro trabajos que tenía pendientes, y también comienzo a leer temas que se suponen que daremos a lo largo de la semana que viene.
— Las cuatro. — abro los ojos como platos. Menos mal que han quitado lo del toque de queda, porque si no, a saber qué sería de mí ahora.
Recojo todo lo usado; guardo los libros que he tomado prestados en sus respectivas lejas, apago el ordenador tras cerrar sesión, y finalmente, apilo mis apuntes y me dispongo a regresar a mi cuarto.
Al entrar, veo que mi cama está hecha una porquería. En ella yacen las prendas de mi mejor amiga y su príncipe azul.
Pongo los ojos en blanco y dejo todos mis folios en el escritorio que tengo al final de esta habitación.
Me pongo el pijama a oscuras, y decido qué hacer con respecto a dónde dormir.
La idea de que quizás hayan comenzado a enrrollarse sobre mi cama, me produce arcadas. Y a saber qué más.
Decido antes de acostarme, bajar a cepillarme los dientes. Cuando vuelvo a subir, me encuentro la puerta del cuarto de Raúl entornada. Frunzo el ceño extrañada, pues él siempre tiene la costumbre de cerrarla.
Paso de largo pero escucho un grito procedente de dentro. Cuando quiero darme cuenta, me hallo sentada en el borde de su cama tocándole la frente.
Está sudando.
Sus ojos se abren. Y me miran.
Temo que me comience a gritar, pero parece ocurrir lo contrario. Y me sorprende.
— No te vayas. —me suplica.— Quédate a dormir conmigo.
———
Capítulo 10 editado
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Maldita apuesta. PAUSADA
Teen FictionJuguemos; finge quererme, y yo te creeré. Te diré mi amor, mi vida, mi cielo, mi princesa, y tú, di que me amas. Juguemos a amarnos, y quién sabe, puede que a lo mejor entre una de esas tantas mentiras, nos salga una verdad. #5 Novela Juvenil |EDIT...