Aquí era en donde su vida habia cambiado para siempre, todo lo que habia logrado hasta ahora se había ido de la noche a la mañana, dejar su vida por completo para pagar una gran deuda, iba camino al castillo de nuevo, ella era persona de palabra, no sabía en que podía trabajar en el castillo, mucho de cocina no sabía, lavar y planchar muy poco, y ser un guardia muchos menos, que podría hacer, tendría que aprender.
Al llegar al castillo, uno de los guardias la llevo a una sala en donde había una gran mesa llena de platos vacíos, toda estaban perfectamente ordenados
- y que hago aqui... -susurró sion mirando la gran mesa
- ¿tu eres la chica nueva? -sion volteó y detrás de ella habia una anciana con un bastón y una gran sonrisa en el rostro
- así es señora, mi nombre es sion, el rey me envió a...
- ya se porque estas aqui, ahorrate las explicaciones mi niña -sonrió- ven, sigueme, te daré tu ropa de trabajo -la anciana comenzó a caminar saliendo de la gran habitación, sion solo podía observar sin siquiera decir nada- ah y por cierto mi nombre es Elizabeth , pero puedes llamarme señora liz
- oh claro que si.. señora liz
La anciana seguia caminado, el castillo parecía no tener fin, de solo pensar que tenía que recorrerlo todos los días ya le daba dolor de cabeza.
-señora liz, por casualidad... ¿usted sabe que voy a hacer aquí?
- el rey me dijo que te asignara un lugar y se perfectamente a donde debes ir
- eh... no estoy entendiéndole señora liz
- se que es difícil comenzar un trabajo así repentinamente y tan sólo eres una chica, recuerdo mis épocas de juventud, era hermoso... pero no me voy a desviar del tema, ¡oh!, mira, ya llegamos, toma, cámbiate y luego te llevaré a tu lugar de trabajo
La señora liz le dio un vestido a sion y la empujo en una pequeña habitación, no era tan bonita como las demás que había visto sólo tenía lo normal, sion miró el vestido, era azul con mangas largas y un delantal blanco, para ella era completamente horrible.
pues ahora estaba segura de lo que sería, la sirvienta del castillo, le gustaba leer muchos libros en donde algúnas sirvientas contaban sus historia de como era vivir en un castillo y servirle a la nobleza, pero nunca imaginó ser una de ellas.
- ¿¡ya estás lista!? -preguntó la señora liz mientras tocaba la puerta
- un segundo... ya voy
Se puso el vestido y se miró en el espejo que había en la habitación, no era ella misma, abrió la puerta y la señora liz entró en la habitación junto a ella.
- oh no, sion, no puede andar por el castillo con el cabello suelto, es muy hermoso pero a el rey no le gusta- tomó una de sus ligas y lo ató rapidamente- Vamos se nos hace tarde
- ¿tarde? ¿para que?
La tomó de la mano y la jaló fuera de la habitación, caminaba a pasos largos mientras tomaba su vestido, luego de unos minutos llegaron a su destino.
-aquí es
Claro que conocía esa puerta, ya habia estado ahí, solo esperaba que su trabajo no tuviera nada que ver con él.
- eres la sirvienta personal del príncipe, más tarde te daré su itinerario , levantalo todas las mañanas a las seis en punto, por favor tienes que tenerle mucha paciencia, se que en el fondo es un buen chico, debo irme - la señora liz se fue tan rápido que no dejó ni un rastro
La sirvienta del príncipe... su vida estaba cayendo de mal en peor, juró nunca volverle a hablar a ese bastardo y ahora era su sirvienta personal, sonrió frustradamente, Sion miró su reloj, 5:57, ya casi era hora de levantarlo, abrió la puerta suavemente intentado no hacer ruido y la cerró de la misma manera, caminó hacia la cama del príncipe y ahí estaba él, durmiendo plácidamente en su cama de casi 2 metros de ancho, miró su reloj denuevo, 5:58, tan sólo un minuto faltaba, se odiaba a si misma, su orgullo se estaba viniendo abajo, suspiró frustradamente y maldijo el dia que vino al castillo por primera vez, miró su reloj de nuevo 6:00 am, que rápido se pasaba el tiempo, tomó una de las 5 almohadas que habian en la cama y lo golpeó justo en la cara
- ¡despierta!
El príncipe se despertó de inmediato y pegó un brinco sentándose en la cama.
-¿¡que te pasa!?-gritó aún sin abrir los ojos.
- ya es hora de levantarse -hizo una pausa- príncipe- dijo entre dientes
-¡quien eres para levantarme de esa manera!
- soy... -aclaró la garganta - su sirvienta... personal
-un minuto... -el príncipe frotó sus ojos y los abrió mientras sacudia su pelo - pero mira a quién tenemos por aqui- sonrió
- no estoy aqui porque quisiera, ahora levántese , tiene que ir a desayunar
- estas hablando formalmente, eso es genial, ayer parecías no tener ni un poco de respeto por mi, por cierto, que mal besas
- ¡hey! ¡pervertido!
- ¿que pasa? ¿No habías besado nunca?-preguntó sarcásticamente
- No, y por eso lo odio aún mas
- oh vamos, no puede ser verdad, igual no me importa- río- no puedo creer que sigas diciedo que me odias, nadie puede odiar al hermoso príncipe del Reino braunfels- sonrió y puedo jurar que hasta uno de sus dientes brilló
- levantése ahora
- Llámame amo -río maliciosamente
- ¿estas loco Verdad? Ni en tus sueños
- ¿no lo harás? Puedo decirle a mi padre que te despida entonces
-no, está bien ... amo...
- Así me gusta, ahora ve y busca mi uniforme en la lavandería mientras me baño, trae mi desayuno aquí, hoy no quiero bajar y dile a mi padre que despida a la cocinera, no me gusta su comida
- como quiera... amo- respondió muy iritada
- ¡espera! No me has dicho tu nombre pequeña malcriada
- Mi nombre es sion
- sion.. No, no me gusta, te llamaré... Laura
- Laura... ¿enserio?....
- es broma, es broma - soltó una carcajada
- que gracioso....
- no tienes sentido del humor... ya, esta bien, puedes irte, no te tardes
- esta bien - sion se dió La vuelta
- ¡espera!
- ¡Y ahora que!
- mi nombre es jimin...
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príncipe narcisista
RomanceEn el universo en donde la oscuridad y los trastornos son aquello que atormenta el color y la esperanza de la mayoría de cuerdos es la que se encarga de juntar aquellos que no deben estar juntos. ¿Aquellos que solo se aman a si mismos merecen el am...