#Capítulo 17

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Albus estaba más asustado que  nunca. Aquella atmósfera no ayudaba mucho a aliviar su miedo. A veces, cuando estaba nervioso, leía un libro, pero con diez personas allí, no podía concentrarse. Observó a su hermano mayor, discutiendo con Hannah. No sabía cómo James se las arreglaba para discutir tanto. Había mantenido una bronca de veinte minutos con Lily acerca de la batalla.

- No vas a ir - había dicho él. 

- Haré lo que me de la gana - rebatió Lily, de brazos cruzados. Albus suspiró. Se parecían tanto a sus padres... James era un calco de su padre, con el mismo pelo revuelto, y la misma miopía. Usar gafas hacía que se parecieran aún más. Pero los genes Weasley eran fuertes, y ya hacía un par de años que James había superado la altura de Harry. Lily, sin embargo, era exactamente igual que su madre cuando era joven. O eso solía decir su tío Ron cuando la joven se enfadaba. 

Pero Albus no se parecía particularmente a ninguno de los dos. De acuerdo, era el único de los tres con ojos verdes, pero por lo demás, parecía adoptado. Sin embargo...

- Eres exacto a tu abuela, Albus - le había dicho Slughorne en su primer año. - Él se había extrañado. ¿A su abuela? A su parecer, no era para nada como Molly Weasley, pero entonces, el profesor de pociones continuó -. Lily Evans tenía tus ojos. 

Albus arrastró la mirada desde James y Hannah hasta la chimenea. Estaba apagada, pues aún no había oscurecido. Nadie había ocupado las habitaciones aquella noche. Tras la charla de McGonagall se habían ido quedando dormidos en los sofás y las alfombras. Llevaban allí desde que despertaron. Lily, Terry, Rose y Scorpius estaban sentados en círculo. Se sentó a su lado, entre Rose y Lily. 

- Pues yo creo que hubiéramos ganado la copa - rebatió Rose. Albus puso los ojos en blanco. Por mucho que su prima se quejase de James, ella era igual. Que si Quidditch esto, que si Quidditch lo otro. Recordó que Scorpius y Terry jugaban en Slytherin, y desechó todas sus esperanzas de unirse a la conversación. "Tampoco me parezco a mis padres en esto". 

- En absoluto - rió Terry, apoyado en el suelo sobre las palmas de sus manos. 

- Tiene razón, cariño - dijo Scorpius con una media sonrisa. Albus le miró alzando una ceja. ¿Cariño? ¿Cómo que cariño? Nunca había hecho muy buenas migas con el novio de Rose. Incluso James se llevaba mejor con Scorpius que él. Porque hablaban de Quidditch, claro. Tal vez todos sus problemas fueran en base al Quidditch.

Lily le dio un disimulado golpecito con el pie y señaló a una mesa con la cabeza. Lyss y Lorcan jugaban al ajedrez mágico mientras Frank miraba las piezas con una mueca de horror. Albus no le culpó. Seguramente estaba pensando que correría la misma suerte que aquel alfil. Sentada en la silla restante estaba Alice, limpiando la varita con un pequeño trapo, y la mirada perdida. 

- ¿Qué? - susurró Albus a su hermana. 

Ella volvió a señalarla, como si quisiera que el chico la entendiese sin hablar una sola palabra. Al ver que Al no la comprendía bufó.

- Ve a hablar con ella - dijo, volviendo a hacer aquel gesto. Albus tragó saliva.

- Eh... no. No creo... no es buena idea. 

- Claro que sí. Mírala, está triste y sola. ¡Es perfecto!

Albus empezaba a pensar que se había criado como una psicópata. 

- No está sola. 

- Claro, está con la patrulla de la diversión. Su hermano el soso, y los lunáticos. Quiero mucho a Lyss y a Lorcan, pero pobre chica. ¡Querrá suicidarse!

Albus suspiró, y volvió a mirar a Alice. Tal vez su hermana tuviera razón. Tal vez por eso él en tres meses sólo había hablado en la biblioteca con Alice, y Lily ya parecía amiga de Terry de toda la vida. Casi empujado por su hermana, se levantó y se alisó la ropa. Llevaba una camiseta de Teddy y unos vaqueros. Aquella camiseta había pasado por James antes de llegar a su armario cuando la espalda de su hermano se convirtió en la de un hombre cuando cumplió catorce años. Aunque ninguno de los dos sabía lo que era Teen Wolf. 

Te Odio, Rose WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora