2. Los asesinos seriales tienden a ser sinceros

3.2K 384 36
                                    

Gustavo nos condujo por un largo pasillo hasta que llegamos a una puerta diferente de las otras, ésta era de acero inoxidable y tenía varias barras de seguridad cubriéndola, además de un sensor de reconocimiento facial. El hombre se paró delante de la puerta y dejó su rostro delante del sensor por unos segundos.

-¿Tiene usted familia?- preguntó Patrick sabiendo que yo no iba a hacerlo. Pude ver el rostro de Gustavo titubear por el reflejo de la pantalla. La puerta se abrió con una serie de sonidos metálicos y futuristas.

-No- dijo, finalmente, entrando. Unas escaleras conducían hacia abajo- mi esposa e hija murieron a manos de El Vidente hace un año. Es una larga historia, pero te la contaré a su tiempo para que puedas entender porqué necesito tu ayuda.

Comenzamos a descender en silencio, quería decir que lo lamentaba, pero no lo hacía. No conocía a aquellas personas ni la relación que Gustavo tenía con ellas. Aunque por su reacción parecían ser cercanos. De todas maneras, sentía curiosidad acerca de El Vidente, ¿Un asesino de serie en potencia?

-Lo lamentamos, señor Legrán-dijo Patrick por los dos.

-Este Golden Claw no es igual que el resto de las personas que frecuentas- me dijo White. Tenía razón. En general las demás personas no tenían garras robóticas ni seudónimos estrafalarios.

Cuando llegamos al final de la escalera se alzó ante mi un laboratorio imponente. Decenas de científicos y profesionales revisaban muestras, recopilaban información en computadoras y caminaban de un lado al otro con frascos y otros elementos.

A medida que Gustavo caminaba por el lugar, todo el mundo se volteaba para saludarlo educadamente, solo que en vez de llamarlo por su nombre, le decían Golden Claw. También noté que me observaban como si fuera un nuevo elemento al cual investigar. Supongo que no mucha gente nueva aparece por allí.

Gustavo nos guió a un lugar apartado, que parecía ser su propia oficina. Era muy similar a la anterior, solo que ésta tenía algunas cosas extra, como una bata blanca que se puso.

-Señor Stoll...

-Dígame Sher- le pedí- no quiero que la gente sepa cómo me llamo.

-Bien, Sher...- se interrumpió y luego de reflexionar unos segundos, su rostro se iluminó- ¿Te pusieron ese apodo debido a Sherlock Holmes?

-Tardó bastante en darse cuenta- comentó White.

-Buena deducción, Watson - contesté con sarcasmo- Patrick, necesito otro chocolate.

Mi mayordomo sacó otro chocolate negro de los bolsillos de su traje y me lo entregó. Lo abrí, le di una morida y demostré lo que me venía carcomiendo el pensamiento desde que Gustavo lo había mencionado.

-El Vidente es algo así como su enemigo- supuse- el motivo por el cual usted se volvió un hombre con garras de oro y un apodo de superhéroe.

-Podría decirse, sí- accedió Gustavo- aunque las garras surgieron antes ya que mi hija las hizo, era muy buena en la robótica. El apodo me lo pusieron los Genéticos, todos ellos llevan nombres de superhéroes.

-¿Los superhéroes son reales?- dudó White. Me encogí de hombros, al parecer lo eran.

Podía ver claramente lo que este hombre traía entre manos. Lo veía en la cúpula de una gran organización, probablemente llamada Genéticos o algo así (veo que nadie en este ambiente es muy creativo para los nombres). Este hombre se encarga de buscarlos y reclutarlos para así poder enfrentar a diferentes adversidades. Hace poco El Vidente había matado a la familia del jefe y después de intentarlo durante un año Gustavo había llegado a la conclusión de que necesitaba la ayuda de alguien más inteligente, o alguien con un coeficiente intelectual que roza lo sobrenatural.

En este caso, yo.

Le di una morida a mi chocolate.

-Usted quiere convertirme en un superhéroe para su escuadrón de superhéroes...los Genéticos- deduje. Gustavo alzó una ceja de nuevo (al parecer era su superpoder) y miró a Patrick maravillado para luego mirarme a mi.

-Es increíble cómo no hace falta que te explique nada- contestó, su voz sonaba como si estuviera casi en un trance- ¿Haz notado que nunca preguntas nada?

-Supongo que es porque ya sé la respuesta a esas preguntas- contesté, sin darle importancia.

- Y porque detestas las preguntas retóricas- agregó White. Asentí.

-Acertaste en todo- contestó Gustavo- a lo largo de los años conocí a mucha gente como tú, solo que poseen diferentes habilidades: controlar las plantas, prenderse fuego, volar, controlar la niebla, curar simplemente con sus manos, hackear ordenadores gubernamentales y demás. Cada uno de ellos tiene un mal pasado, la mayor parte es huérfana por lo que viven en el centro de los Genetics, en la Patagonia.

-El sur del país, supongo que quieren privacidad ante los medios- contesté. Gustavo asintió.

-Los reporteros no están muy ansiosos por adentrarse en territorio salvaje y montañoso. Además de que un equipo de seguridad privada se ocupa de que no entren para que puedan estar lo más cómodos posibles.

-Y usted quiere que vaya a vivir allí para poner en práctica mis habilidades deductivas.

-Bueno, Sher, usted es muy joven, sus dos padres están vivos y tiene una buena estabilidad económica aquí- contestó Gustavo- además de que imagino que no le gusta mucho salir de su casa. Aunque la mejor opción sería que usted se trasladara a la Base en la Patagonia. Podríamos tratar de que funcione si usted se queda aquí, la decisión pasa por sus manos.

-Por su puesto que vas a quedarte aquí- contestó White, de mal humor.

Me quedé callado un momento. Quedarme sería lo más fácil, claramente. Pero a la vez, siempre había sido curioso. Algo no tan normal en los autistas como yo.

-Podría volver en cuanto quisiera, me imagino- Gustavo asintió. Miré a Patrick- y me gustaría que Patrick venga también.

Gustavo miró a mi mayordomo, sorprendido.

-Yo acompañaré al señor Sher a donde deba- contestó Patrick- además, sus padres estarían más tranquilos de esta forma.

-Bien- contesté- lo pensaré.

SherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora