-Desátenle las manos- dije, de pronto. Sebastian y Gustavo me miraron, confundidos.
-¿Porqué habríamos de hacer eso?- me preguntaron. Rodé los ojos, fastidiado y abrí la valija de Patrick sin su permiso para sacar una corbata.
-Porque me llamaron para resolver este caso y si quieren que funcione deberían hacerme caso, para variar- dije cubriendo los ojos de la chica con la corbata.
Sebastian se encogió de hombros y me hizo caso, la chica no se movió.
Acto seguido, puse mi boca a unos centímetros de su oído y grité con todas mis fuerzas.
La chica abrió la boca, y sin emitir sonido alguno, se tambaleó hacia un costado y cayó al suelo, para luego sujetarse el pecho con ambas manos.
-Lamento eso- dije tomándola de una mano y ayudándola a sentarse de nuevo- necesitaba comprobar algo.
-¿Si tenía miedo?- preguntó Gustavo, quien todavía no entendía a qué iba con todo esto- ¿Era necesario desatarla?
-Pues, obviamente- contesté terminándome el chocolate- así podrá comunicarse, ¿Cómo lo haría sino?
-¿Es muda?- preguntó Sebastian. Lo observé con sorpresa.
-Al principio pensaba que ya lo sabían, pero al ver que de veras esperaban a que les contesté llegue a la conclusión de qué tal vez no estaban enterados- dije- le di un susto para ver si gritaba y no lo hizo. La desaté para que pueda hablar con lenguaje de señas.
-Oh- susurró Gustavo.
-No sabemos los poderes de las personas que están con El Vidente- dijo Sebastian- se esfumaron antes de que siquiera pudiéramos conocerlos.
-Bueno, ya saben que ella es muda- dije- aunque todavía no sabemos su superpoder, lo cual sería interesante- me dirigí a la chica, cuyos ojos seguían vendados- Haz venido a ver quién te investigaba- dije.
La chica asintió, por algún motivo, lucía satisfecha.
-El Vidente se encuentra en las montañas- dije. Ella estiró su palma y la movió de abajo hacia arriba: mal.
-¿Qué dice?- preguntó Gustavo.
-Mal- dije- El Vidente se encuentra en esta ciudad.
La chica estiró su palma y se llevó la punta de los dedos a la boca.
-Bien- dije- Se encuentra más cerca de lo que creemos.
La chica sonrió burlonamente y repitió el mismo signo que antes.
-¿Está en este mismo edificio?- pregunté. La secuestrada asintió y se mordió el labio.
-Ha venido a buscarla- dijo Gustavo y comenzó a correr a la puerta. Sebastian la ató rápidamente a la silla y lo siguió. Antes de salir por la puerta, se dirigió a mi.
-Espéranos aquí- me dijo, sus ojos claros lucían preocupados- si algo sucede, grita.
No, yo pensaba enfrentarlo a puñetazos, seguramente gano.
-No ganarías- contestó White. Sebastian cerró la puerta y volví la vista hacia la chica. Le saqué la corbata y la miré con atención. Había mirado los suficientes programas de criminología para saber si alguien mentía y estaba segura de que ella había dicho la pura verdad.
Ahora tenía las manos atadas, por lo que no podía contestarme con lenguaje de signos. A pesar de todo no pensaba desatarla, no conocíamos sus poderes aún y no creo que yo o el anciano Patrick pudiéramos vencerla si era al menos un 1% buena en combate. Opte por acudir a las respuestas cortas.
-Ha venido a buscarte tu jefe.
Ella negó.
-Dijiste que El Vidente se encontraba aquí- dije. La chica sonrió de nuevo. Estaba comenzando a fastidiarme.
De pronto, ella dislocó sus hombros y dio vuelta sus brazos por encima de su cabeza apoyando sus brazos en su regazo. Estiró las manos y de sus botas sacó una navaja que en dos simples cortes la desató por completo.
Todo sucedió tan rápido que no llegue a moverme y, antes de que pudiera siquiera pestañear, corrió a la ventana, la abrió y se lanzó hacia afuera.
Estábamos en un octavo piso.
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Sher
Action¿Quién diría que la mente más brillante le pertenece al flacucho niño autista de 13 años que tiene un dragón mascota? ¿Quién diría que es un superhéroe? Sher, desde ya, te diría que eso es imposible. Primer libro Saga Genetics