4. El criminal maestro es mi compañero de habitacion

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El lugar constaba de un enorme edificio en el centro, unos veinticuatro edificios más del lado izquierdo y otros edificios de diferentes tamaños y proporciones del lado derecho. Alrededor había un gran parque para pasar tiempo al aire libre (qué horror) en el cual habían árboles de todo tipo, ríos (probablemente artificiales) y todo esto acompañado de una hermosa vista a las montañas que nos rodeaban.

En cuanto Patrick y yo atravesamos la puerta principal, un chico de no más de dieciocho años apareció ante nosotros.

-Sher, ¿Verdad?- preguntó. Era alto y delgado. También tenía pelo blanco y piel pálida. Sus ojos celestes podían ser comparados con el hielo y estaba vestido con una remera blanca, unos borcegos negros y un pantalón cargo negro. Si no fuera por los ojos y porque su cabello era más blanco que el mío, cualquiera podría haber pensado que era mi hermano mayor. Asentí.

-Gustavo te habló sobre mí. También sabrás que él es Patrick- adiviné señalando a mi mayordomo. El chico esbozó una pequeña sonrisa y asintió.

-Soy Sebastian- contestó- puedo controlar la niebla.

Interesante. Quise saber sobre sus poderes pero sabía que éste no era el momento. Probablemente Gustavo le había asignado una tarea.

-Verás, Gustavo me ha asignado una tarea- explicó. Lo sabía- Patrick será llevado con tus cosas a la habitación de tu escuadrón. Mientras tanto te daré un tour y te explicaré como funcionan las cosas por aquí.

Mientras comenzábamos a caminar, noté que Sebastian tenía un brazalete dorado en el antebrazo. En él se encontraba escrita la palabra "Veterano" y se encontraba acompañada del símbolo de un león.

Fue entonces cuando noté que todos a mi alrededor poseían brazaletes de distintos colores, algunos decían "Fuerza", otros "Cerebro" y demás.

-Interesante el mecanismo de los brazaletes- comenté mirando a mi alrededor- me imagino sirve mucho a la hora de batalla como modo de estrategia.

Sebastian asintió, no esbozaba la típica cara de sorpresa, lo cual hizo que me agradara un poco.

-Justo por aquello iba a empezar- comentó. Habíamos salido del edificio principal y me había guiado hacia el bloque de edificios de lado izquierdo- Los edificios están divididos por edades. Del 1 al 12 se encuentran los menores de veinticuatro años y del 13 al 24 se encuentran los mayores. Los únicos que pueden acceder a los edificios de categoría M ( por menor, claramente) son los Veteranos. De otra manera, siempre entrenan por separado.

-Eres joven para ser un veterano- comenté. Sebastian asintió.

-Llegué aquí siendo muy pequeño- explicó.

-Estoy segura de que la mayoría de las personas que están aquí llegaron de pequeños- dije- Si Gustavo te ha nombrado Veterano con la edad que tienes, debes ser muy bueno.

Sebastian sonrió. Vaya, había dicho algo amable aunque en realidad, solo estaba mirando el punto lógico de la situación.

-Supongo- dijo encogiéndose de hombros- como sea. Los grupos se establecen a medida que los aprendices llegan al establecimiento, es por ello que hoy te asignarán un grupo. Todos ellos fueron elegidos para formar parte de los Genetics en un momento relativamente cercano al tuyo. Es importante que todos comiencen su entrenamiento juntos para poder trabajar en equipo.

Justo en ese momento, un grupo de seis personas salieron por la puerta principal. Todos ellos llevaban brazaletes de distinto color. A pesar de que pertenecían al mismo escuadrón, tenían diferentes edades. Esto no era ningún impedimento para ser un buen equipo, supuse, por la forma que reían y bromeaban, debían haber formado un gran vínculo.

Al instante supe que las cosas no iban a salir tan bien para mi.

-Escuadrón 9- dije en cuanto vi la espalda de uno de ellos. Todos llevaban el uniforme general del lugar: un pantalón negro cargo, borcegos negros, una remera blanca y una chaqueta a juego con un número en la espalda. Sobre esta se encontraba el brazalete del color determinado.

Sebastian comenzó a caminar por la sexta hilera de edificios, habían tres construcciones ubicadas por cada hilera y el Veterano se detuvo en la última. En la puerta, se encontraba una placa que decía: Escuadrón 12.

-Tu nueva familia- dijo Sebastian. Quise objetar que no había perdido a mi familia anterior, pero no dije nada. El hecho de saber que tenía que socializar y aprender a trabajar en equipo con la gente de adentro me ponía nervioso.

El chico abrió la puerta con una llave plateada con el número 12 impreso en ella y ante nosotros apareció una pequeña sala. Tenía un televisor, dos sillones para tres personas, una pequeña mesita de café y una mesa con siete sillas. Habían tres puertas más y una escalera que llevaba a las habitaciones de arriba. La primera puerta daba a la cocina, la segunda daba al baño y la tercera a una habitación. Patrick se encontraba allí acomodando sus cosas, no había rastro de las mías por lo que supuse que las había dejado ya en mi habitación arriba. Tomándome por sorpresa, Sebastian silbó. Al instante pude oír el ruido de puertas abriéndose y pasos resonando por el piso de madera.

Dos chicas y dos chicos bajaron las escaleras y se pararon frente a mí y a Sebastian.

-Esperen un momento- pidió el chico y subió las escaleras salteando los escalones de dos en dos, como si lo hubiera hecho millones de veces. En tres segundos estuvo arriba y pudimos oír sus pasos por el suelo de madera y el sonido de su puerta. Mientras tanto Patrick salió de su habitación y esbozó una educada inclinación de cabeza hacia mis nuevos compañeros.

-Creía que solo los Veteranos podían convivir en los edificios de categoría M- comentó uno de los chicos, el más bajo. Físicamente era normal, ojos marrones y delgado aunque su cabello brillaba de un color azul eléctrico. Llevaba un piercing en el labio y tenía un tatuaje en el brazo. Se lo podía ver ya que le había arrancado las mangas a su remera.

-Es cierto- coincidió Patrick- pero Gustavo me dió permisos especiales para cuidar a Sher.

-Chocolate- pedí. Aunque me sentí un poco tonto (no estaba familiarizado con aquella sensación). Patrick me dió una barra de chocolate y comencé a comerla.

Sebastian bajó las escaleras con una valija cerrada y nos indicó que nos sentáramos en la mesa.

-Bien- dijo una vez que todos estuvimos sentados, él se había ubicado en la cabecera- les daré su brazalete y quiero que hagan una pequeña presentación sobre ustedes.

SherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora