Viernes. Primera semana de clases y ya tengo ganas de quedarme para siempre en casa.
Tenía Castellano a primera hora y me sentía bastante conforme, puesto que era una asignatura que se me daba bastante bien.
Una vez todos en nuestros lugares, la profesora saludo y dio inicio a la clase, presté atención y poco a poco la hora comenzó a avanzar.
. . .
Salimos de la clase con mis amigas y tomamos la mochila para dirigirnos al gimnasio, en donde tendríamos gimnasia, lo que para mí es recreo, ya que no puedo hacerla.
-¿El profe Landon todavía nos hará clases?-Pregunté con ansiedad, ya que detestaba a ese profesor, siempre estaba hablándome muy encima de mí, a pesar de que yo me alejara de él, este me seguía.
-No Lucy, renunció y hay otro profesor ahora.-Thomas me dijo mientras bebía jugo.
-Vale, que bien, ya pensaba que este año no me escapa de sus acosos- Todos nos echamos a reír.
Entre una y otra broma imitando al profesor Landon, el recreo finalizó y caminamos al gimnasio con lentitud, siempre éramos casi las últimas en llegar.
Mientras mis amigas se cambiaban, yo me quede en las galerías leyendo un poco, me encantaba leer y cada momento libre que tenía lo utilizaba para eso.
Sentí una mirada en mí y enseguida voltee, me topé unos ojos pardos, escondidos tras unos lentes RayBan, que miraban atentamente el libro que sostenía entre mis dedos. Una sonrisa luminosa reinaba en aquel rostro desconocido.
Cerré el libro, me pare y comencé a caminar hacia los vestidores, en donde se encontraban mis amigas, aunque fue energía perdida ya que estas ya estaban saliendo, me devolví a la galería junto con ellas y cuando el hombre desconocido supuso que estábamos todos, se presentó.
-Buenas tardes a todos, mi nombre es Derek Boone, pueden llamarme como quieran mientras no sea una falta de respeto, si ustedes me respetan yo también lo haré, y les aseguro que en mi clase se divertirán.-Dijo esto y sonrió en general.
Mire otra vez sus ojos, y este al darse cuenta, me miro y sonrió, solo que esta vez esa sonrisa era para mí.
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Mi profesor.
Romance-Dígame quien le gusta, para darle mi bendición.- me dijo, mirándome con aquellos ojos pardos. -Lo siento, pero usted lo encontrará muy mayor y no le gustará.- suspiré. -Todo lo contrario, la edad es sólo un número.- Dijo aquello, y una esperan...
