Capítulo 25: Blanco y negro.
Lo último que recuerdo es haberme despedido del oficial de policía.
Todo pasa muy rápido, en un par de segundos un disparo abrumador me ensordece y mi mente solo piensa en saber de dónde proviene.
Un hombre encapuchado, completamente vestido de negro, corre en dirección contraria a mí con un arma en la mano. ¿Un revolver?
El llanto de un bebe y el grito de una mujer me hacen mirar hacia la derecha. Es ahí donde, realmente tarde, conozco a donde fue a parar aquel disparo.
Mi hombro sangra descontroladamente y mi blusa anteriormente rosa palo, está llena de sangre.
No es la sangre en mi brazo la cual me hace sentir mal, es toda la sangre que se está yendo directamente a mi cabeza la cual me hace desmayar.
Y aunque han pasado solo días desde la última vez, todo vuelve a ser negro otra vez.
. . .
El movimiento de la camilla dentro de la ambulancia y la voz de los paramédicos en ella me hacen despertar sobre saltadamente.
-Calma, estarás bien, necesito que mantengas la calma linda.-Una mujer al parecer afroamericana y un joven de lentes me observan sentados al lado mío. Mi hombro duele como si la vida se le fuera en ello.
-¿Qué pasó?-Observo la ambulancia, una báscula, una máquina de electro shock y otros artilugios de medicina están en la pared a mi izquierda.
-Alguien te disparó. No sabemos quién ni porque, pero la policía está haciendo un registro del perímetro. No tardaran en encontrarlo.-El joven me sonríe.
-¿Cómo te llamas linda?
-Lucy... Lucy Sky.
-Me llamo Lorreine.-La mujer, Lorreine, me sonríe amablemente y esto hace que mi pulso se relaje un poco. Su amable sonrisa me relaja, me hace recordar a la sonrisa de mi madre.
-Josh-El joven sonríe tímidamente.
-¡Hemos llegado!-El chofer de la ambulancia grita y esto me hace volver a concentrarme en el dolor del hombro.
-Te bajaremos con cuidado, ¿Está bien? No tienes que preocuparte.-Lorreine me habla atentamente y yo solo asiento.
Llega un sinfín de paramédicos a bajar la camilla y rápidamente se dirigen conmigo a urgencias. Lorreine les da la mi nombre y edad, la localización del disparo y luego mueve su mano hacia mí en forma de despedida.
La veo alejarse y un miedo comienza a alojarse en mí. La confianza que me daba era suficiente para distraerme.
Cierro los ojos, la iluminación de la habitación donde me ingresan me ciega. Un doctor se presenta pero no lo escucho realmente, solo presto atención a la siguiente frase:
-Voy a retirar la bala de tu hombro, respira profundo.
Inhalo y exhalo profundamente tratando de tranquilizarme lo mayormente posible.
La bala es retirada de mi cuerpo con un poco de forcejeo, sé que el doctor no lo hace a propósito, pero no puedo soportar el dolor. Trato de ser fuerte, quiero saber quién me disparo, y por supuesto, saber si tiene relación con el asesinato de mi madre.
¿Por qué de pronto alguien quería eliminarnos de la faz de la tierra?
Cierro los ojos mientras el médico controla la hemorragia, me avisa que me pondrá anestesia y no opongo resistencia, eso es todo lo que quiero: no pensar en nada un rato.
. . .
Despierto en una habitación sola. A mi izquierda hay una ventana, y a la derecha una puerta. Todo es blanco. ¿Estoy en un hospital psiquiátrico?
Observo mi hombro y lo veo cubierto de vendas. Muevo levemente el brazo y me duele así que evito volver a hacerlo. También hay una silla al lado de la ventana. Me fijo en un pequeño mueble frente a mí, el cual tiene flores y una carta. No alcanzo a ver el nombre del remitente.
El sonido de la puerta abrirse me hace despegar la vista de la carta. Una mujer y un oficial de policía entran por ella. El hombre se me hace conocido, resulta ser que es el oficial McGregor.
-Hola hija, ¿te encuentras mejor?
-Hola, estoy bien, muchas gracias.-Le sonrío para tranquilizarlo.
-Miranda Smith, investigadora, lamento mucho lo que te ha pasado.-La investigadora se presenta y me sonríe fríamente.
-Es un placer conocerla, aunque hubiera preferido que no fuera así.-Hago un ademan mostrando mi hombro y McGregor y yo reímos.
-Sé que aun haz de estar conmocionada, pero debemos interrogarte... no hemos encontrado aún al sospechoso y tú eres la única, aparte de la Señora Hell, que ha visto al culpable.-la investigadora Smith me habla mientras mueve la silla de la ventana y la acerca a la camilla. Toma asiento y saca una libreta y lápiz. Esta vez el oficial McGregor habla:
-¿Qué es lo último que recuerdas?
Vuelvo a narrar lo ocurrido, tratando de dar la mayor cantidad de detalles que recuerdo.
-No es mucho lo que vi, la verdad todo paso muy rápido.
-No te preocupes, todo es válido. Si recuerdas algo más nos llamas ¿Entendido?-Ella se acerca y me entrega una tarjeta con su nombre.
-Entendido.-No me agrada su sonrisa... me parece falsa.
-También quería decirte algo, la institución no me lo permite pero aquí entre nos... espero que guarde el secreto señorita Smith.-McGregor mira a Smith y ella lo observa con los ojos muy abiertos. No está de acuerdo pero tampoco se queja.
-¿Qué sucede?
-Encontramos al culpable en el asesinato de tu madre, lo arrestamos e interrogamos, y dice que le han pagado por hacerlo...
-¿Saben quién le pago?-la curiosidad carcome mi mente.
-Aún no está confirmado, pero al parecer se trata de Garret Sky. ¿Lo conoces? No tengo información de él, la verdad no he revisado los archivos y...
Lo interrumpo, aunque pensaba que había dicho esto en mi mente, parece ser que no:
-Es mi padre.
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Mi profesor.
Romansa-Dígame quien le gusta, para darle mi bendición.- me dijo, mirándome con aquellos ojos pardos. -Lo siento, pero usted lo encontrará muy mayor y no le gustará.- suspiré. -Todo lo contrario, la edad es sólo un número.- Dijo aquello, y una esperan...