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Capítulo 23: La maldad llama a la puerta.

Siento unos brazos sujetarme firmemente, mis piernas están enredadas con otras piernas. Su respiración es tan tranquila que logra relajarme a mí también.

Entonces, recuerdo el día anterior.

Mi madre...

Mi cumpleaños...

Han venido todos mis amigos a la casa de Derek, nuestro profesor...

Derek y yo hemos hecho el amor...

Las preguntas me agobian. Siento un peso enorme en toda mi alma. Pero me doy 5 minutos para escapar de la realidad y recordar lo que ha pasado con Derek.

Jamás pensé que alguien podría hacerme sentir algo tan mágico, más que ser uno de manera física, sentí que fuimos uno en un plano espiritual. Es como si nuestras almas se hubieran conectado, dispuestas a permanecer juntas por el resto de sus vidas, amándose, complementándose, y cuidándose tanto como la vida se los permitiera y la muerte nos lo quitara.

Me giro y volteo a ver a Derek. Me abraza firmemente y su boca esta levemente encorvada, formando una pequeña sonrisa. Se ve más que hermoso durmiendo. Sus lentes no están, y su cabello le cae por la frente, totalmente despeinado, tal como a mí me encanta. Sus musculosos brazos están iluminados por un rayo de sol que se cuela por el balcón. Su pecho está libre de camisa. Puedo verlo perfectamente. Los lunares adoran su rostro. Noto una pequeña marca que he dejado en su cuello anoche.

Sonrío complacida. No pudo haber sido más perfecto.

Derek comienza a abrir los ojos perezosamente. Los entrecierra y vuelve a abrirlos, esta vez mirándome.

-Buenos días preciosa.-Su sonrisa ilumina aún más la habitación.

-Buenos días-le sonrío dulcemente y él se acerca para besarme.

-Detesto pelear contigo, ¿sabes?

-Sí, pero tú eres muy terco y a veces un tonto. No me gusta las cosas que dices cuando te enojas.

El me mira arrepentido.

-Lo siento... cuando me enojo no pienso con la cabeza fría, y digo cosas que la verdad no siento.

-Jamás dejaría que nuestro amor te quitara tu carrera...

Él se levanta un poco y se apoya en la cama con su codo. Con su mano libre acaricia mi rostro. Su tono de piel me encanta. Observo atentamente sus ojos, perdida.

-No quiero pensar más en eso. No quiero volver a pelear contigo, ni mucho menos perderte. Fueron unos días horribles. Me la pase en el gimnasio, jugando pool, en bares y en ningún lugar podías salir de mi mente.

-Entonces no vuelvas a desconfiar de mí ni de mis amigas. Ellas jamás le contaran a alguien.

-Está bien.- Él me sonríe y me da un beso.-Sobre lo de anoche...

-Fue perfecto, Derek.-Le sonrío y él me devuelve la sonrisa. Me abraza y me siento en el paraíso, pero no por mucho tiempo.

-¿Qué harás hoy?-Me mira en cuanto se aleja de mí.

Suelto un soplido mientras me acomodo mirando al techo.

-Tengo que ir a la estación... otra vez.

-¿Crees en que encuentren al culpable?-Derek voltea a mirarme y yo imito su acción.

-Ruego que sí, pero tengo miedo de saber quién fue.

-¿Por qué? Yo no dejaré que él te haga daño.

-No es por eso... temo que tenga relación con mi padre.

-¿Entonces él es Garret?-Lo miro sorprendida con su pregunta.

-¿Por qué sabes cómo se llama?

-Veras... el otro día vinieron a visitarme...

-¿Quién?-lo interrumpo y su respuesta me pone alerta.

-Dijeron que venían de parte de tu padre, Garret.

Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora